Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Los alarmantes hallazgos de un reciente estudio de la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (E.P.A.) sobre los "químicos eternos", o sustancias per- y polifluoroalquiladas (PFAS), están proyectando una sombra sobre las prácticas regulatorias canadienses. Expertos en Canadá expresan su preocupación de que las medidas existentes pueden no proteger adecuadamente la salud pública y el medio ambiente ante el aumento de la contaminación por PFAS. El informe de la E.P.A., publicado el martes, reveló que el lodo de alcantarillado—comúnmente reutilizado como fertilizante—contenía PFAS en concentraciones que superaban los umbrales regulatorios por varios órdenes de magnitud. Si bien el estudio estadounidense identificó riesgos asociados con los biosólidos que se desechan en vertederos, se incineran o se aplican a tierras agrícolas, también señaló que estos biosólidos contaminados aún no han infiltrado el suministro alimentario general. No obstante, los riesgos para la salud derivados de la exposición a los PFAS se han convertido en un problema urgente. En respuesta a la creciente preocupación, los reguladores canadienses también han comenzado a abordar el problema de los PFAS. Canadá prohibió la producción de PFOS y PFOA, dos de los "químicos eternos" más notorios, en 2002 y 2012, respectivamente. Sin embargo, expertos como Peter Ross de la Fundación Raincoast Conservation argumentan que el panorama regulatorio sigue siendo inadecuado para abordar las aproximadamente 15,000 sustancias PFAS que aún están en el mercado. Ross señala que, aunque se han promulgado algunas medidas, persisten importantes vacíos en la monitorización de los biosólidos, particularmente en lo que respecta a contaminantes como los PFAS. La Agencia Canadiense de Inspección de Alimentos (CFIA) ha avanzado al implementar estándares provisionales para los PFAS en biosólidos, que entraron en vigor en octubre de 2024. Estos estándares prohíben la importación y venta de biosólidos municipales que contengan niveles de PFOS superiores a 50 partes por mil millones. Sin embargo, los críticos sostienen que los procedimientos de prueba son insuficientes, ya que actualmente se centran únicamente en metales pesados y patógenos, descuidando otras sustancias dañinas, incluidos los PFAS, pesticidas y dioxinas. Un estudio reciente dirigido por la científica federal Sarah Gewurtz examinó la concentración de varios "químicos eternos" en plantas de aguas residuales canadienses. Si bien algunos niveles de PFAS mostraron una disminución, la presencia de PFOS se mantuvo obstinadamente alta, particularmente en sitios contaminados como aeropuertos. Además, se encontró que los nuevos reemplazos de PFAS se estaban acumulando en las aguas residuales, lo que genera alarma entre los defensores del medio ambiente. Metro Vancouver ha estado vendiendo biosólidos como fertilizante bajo la marca Nutrifor durante las últimas tres décadas, una práctica que ha atraído un mayor escrutinio. Aunque Metro Vancouver afirma que sus biosólidos se prueban regularmente y se encuentran por debajo de las pautas de salud para los PFAS, los detractores argumentan que cualquier riesgo es demasiado alto, especialmente en lo que respecta a tierras agrícolas. El filósofo Philippe Lucas, fundador de Biosolid Free BC, expresó su preocupación sobre el uso de biosólidos en la agricultura, un sentimiento que llevó a una exitosa campaña en contra de su aplicación en tierras agrícolas en Victoria. Con el gobierno provincial ahora promoviendo activamente el uso de biosólidos, Lucas describe la situación como hipócrita. “Es preocupante que la provincia esté demandando a los fabricantes de PFAS por contaminación mientras simultáneamente respalda el uso de biosólidos contaminados”, comentó. Al algunas jurisdicciones han comenzado a regular la aplicación de PFAS en tierras agrícolas. Maine lidera la carga en EE. UU. con una prohibición sobre el uso de biosólidos en granjas, mientras que varios países europeos están presionando por restricciones estrictas sobre los PFAS. En Canadá, la provincia de Columbia Británica también ha iniciado una demanda colectiva contra los fabricantes de PFAS, destacando la urgente necesidad de un enfoque integral para gestionar y mitigar los riesgos que plantean estos químicos dañinos. A medida que el espectro de la contaminación por PFAS se cierne, tanto expertos como ciudadanos están pidiendo regulaciones más robustas y protocolos de prueba para proteger tanto la salud pública como el medio ambiente de la amenaza omnipresente de los "químicos eternos".