Demencia: un grave problema de salud pública que afecta a millones en México

Demencia: un grave problema de salud pública que afecta a millones en México

La demencia es un grave problema en México, con millones sin diagnosticar. Urge mejorar atención y diagnóstico ante el creciente número de casos.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Salud 13.01.2025

La demencia se presenta como un mal oculto que afecta a millones de mexicanos, convirtiéndose en un grave problema de salud pública. Según el especialista en Neurología y Medicina Interna, Jorge Bernal Zamora, por cada caso diagnosticado de demencia, hay entre 25 y 30 casos no detectados, lo que sugiere que en el país podría haber entre 32.5 millones y 39 millones de personas con algún tipo de demencia. Este panorama alarmante pone de manifiesto la necesidad urgente de mejorar los diagnósticos y la atención a esta condición que, a menudo, se pasa por alto. En la actualidad, se estima que hay alrededor de un millón 300 mil pacientes con Alzheimer en México, siendo esta la forma más común de demencia. Sin embargo, el diagnóstico de Alzheimer, que representa aproximadamente el 70% de todos los casos de demencia, no es del todo preciso, y se requiere realizar más estudios para tener una idea más clara de la situación. A medida que la población envejece, las proyecciones indican que para el año 2050, el país podría enfrentar entre 3.5 y 3.8 millones de casos de Alzheimer, sin contar otros tipos de demencias. La falta de registros y estudios sobre la salud mental de la población es una de las principales barreras para abordar este problema. La dificultad para diagnosticar la demencia se complica aún más por la variabilidad en las definiciones y conceptos de la enfermedad entre los especialistas. Esto ha llevado a una subestimación del problema, dejando a muchos pacientes sin la atención que necesitan. La atención a estos pacientes no solo es necesaria, sino que es urgente. Según Bernal, la falta de recursos y capacidades del sistema de salud para manejar una crisis demencial podría resultar en un colapso de los servicios. La realidad es que si la Secretaría de Salud se viera obligada a atender a esta población de manera adecuada, podría poner en peligro el funcionamiento del sistema de salud en su conjunto. Uno de los aspectos más preocupantes de la demencia, y en particular del Alzheimer, es que a menudo los síntomas se desarrollan durante años sin que el paciente o su familia se den cuenta. La anosognosia, un fenómeno en el que el paciente no reconoce que tiene la enfermedad, complica aún más el diagnóstico. Muchas veces, la primera manifestación de la enfermedad es el olvido de objetos y fechas, lo que puede confundirse con el envejecimiento normal. El deterioro cognitivo asociado a las demencias es devastador. Los síntomas van desde olvidos simples hasta alteraciones complejas en el juicio y el razonamiento. Esto no solo afecta al paciente, sino que también transforma la dinámica familiar y social, pues el enfermo comienza a despersonalizarse y a perder su identidad. En este contexto, es vital contar con un enfoque holístico que contemple no solo el tratamiento médico, sino también el apoyo emocional y social. Entre los factores de riesgo identificados para desarrollar demencia se encuentran la edad, problemas de salud como la obesidad y la diabetes, así como factores ambientales y sociales. Uno de los tipos de demencia menos conocidos, el síndrome de Hakim-Adams, puede ser tratado efectivamente si se detecta a tiempo, lo que resalta la importancia de una atención diagnóstica oportuna y de calidad. El tratamiento de demencias, en particular el Alzheimer, es un proceso costoso y difícil. Actualmente, los medicamentos disponibles solo logran ralentizar el deterioro cognitivo durante un periodo limitado. Algunas familias se ven obligadas a gastar grandes sumas de dinero en tratamientos que no siempre garantizan mejoras significativas en la calidad de vida del paciente. A pesar de la promesa de investigaciones que buscan nuevos tratamientos, los costos son prohibitivos y el sistema de salud pública carece de los recursos necesarios para implementar pruebas diagnósticas adecuadas. Esto deja a muchas personas sin acceso a cuidados y aumenta el riesgo de que la demencia avance sin control. Finalmente, es fundamental alertar a la población sobre las falsas promesas de curas milagrosas para la demencia. La comunidad médica coincide en que hasta la fecha no existen tratamientos que curen la enfermedad, y la prevención y el ejercicio físico se presentan como las mejores alternativas para enlentecer su avance. La concienciación sobre la demencia y el fomento de diagnósticos precisos son pasos cruciales para enfrentar este reto de salud pública que afecta a millones de mexicanos.

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