Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
A medida que el mundo emerge de las sombras de la pandemia de COVID-19, los expertos en salud están lanzando alarmas sobre una serie de enfermedades que podrían amenazar la salud global en los próximos años. Entre las más preocupantes se encuentra la enigmática "Enfermedad X", un término utilizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para describir posibles nuevas enfermedades infecciosas que aún no han sido identificadas. El Dr. Michael Head, investigador principal en Salud Global en la Universidad de Southampton, enfatiza que el mundo no está adecuadamente preparado para un brote repentino de tales enfermedades, que podría reflejar la respuesta global—o la falta de ella—experimentada durante la crisis de COVID-19. Informes recientes indican que la Enfermedad X no es solo una preocupación teórica; ha surgido recientemente como una realidad mortal en la República Democrática del Congo (RDC), donde una enfermedad infecciosa no diagnosticada ya ha resultado en la muerte de al menos 31 individuos, principalmente niños. Entre finales de octubre y principios de diciembre de 2023, se registraron más de 400 casos de esta enfermedad, mostrando síntomas como fiebre, dolores de cabeza y tos severa. Los expertos advierten que la intersección de nuevos patógenos y los desafíos de salud pública existentes podría llevar a brotes catastróficos. La lista de enfermedades que los profesionales de la salud están monitoreando de cerca no solo incluye la Enfermedad X, sino también enemigos familiares como el sarampión, el cólera, la gripe aviar y el virus de COVID-19, que sigue evolucionando. El sarampión sigue siendo una preocupación particularmente alarmante, habiendo cobrado más de 107,000 vidas a nivel global en 2023, principalmente entre niños no vacunados. La disminución de las tasas de vacunación en los últimos años ha llevado a un resurgimiento de la enfermedad, que puede propagarse rápidamente en comunidades con baja cobertura de inmunización. El Dr. Head señala que los esfuerzos de vacunación aumentados podrían erradicar efectivamente el sarampión, como se hizo con la viruela, pero los sistemas de salud pública deben priorizar esta necesidad urgente. Mientras tanto, se anticipa que el cólera, una enfermedad a menudo vinculada a la mala calidad del agua y la falta de saneamiento, aumentará en 2025 debido a la migración forzada relacionada con el cambio climático. Aunque los casos de cólera son raros en Europa, la OMS advierte que la amenaza global sigue siendo alta, con decenas de miles de muertes anuales. Los síntomas incluyen diarrea severa y deshidratación, que pueden ser fatales sin un tratamiento rápido. Además de estas amenazas, se espera que las enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue y el chikungunya, aumenten, particularmente en el sur de Europa, a medida que el cambio climático empuje a los mosquitos a nuevas regiones. El dengue, conocido por causar síntomas similares a los de la gripe y dolor articular severo, ha sido reportado en números crecientes en el sur de Europa. El chikungunya, con su dolor articular debilitante, también podría ganar terreno si las tendencias actuales continúan. Los expertos también son cautelosos ante la persistente presencia del COVID-19, que no ha desaparecido, sino que continúa mutando, lo que lleva a la aparición de nuevas variantes. La reciente identificación de la variante XEC en el Reino Unido, que mostró una mayor transmisibilidad, subraya la necesidad continua de vigilancia y vacunación, incluso cuando la población se siente fatigada por el prolongado impacto de la pandemia. La resistencia a los antimicrobianos representa otra amenaza significativa, ya que las bacterias se vuelven cada vez más resistentes a los antibióticos comunes. Este problema creciente no solo complica el tratamiento de las infecciones, sino que aumenta las apuestas para la salud pública, particularmente en comunidades vulnerables. Otras enfermedades como la tos ferina y la sarna también están en el radar, ya que los brotes han aumentado en el Reino Unido y requieren atención inmediata de salud pública. La tos ferina, especialmente peligrosa para los lactantes, ha visto un aumento notable en los casos, lo que ha llevado a los funcionarios de salud a enfatizar la importancia de la vacunación durante el embarazo. La sarna, aunque no es potencialmente mortal, ha visto un preocupante aumento en los casos, lo que indica el potencial de implicaciones más amplias para la salud pública en entornos institucionales. A medida que las autoridades de salud se preparan para los desafíos venideros, enfatizan que invertir en infraestructura de salud pública, programas de vacunación e investigación sobre enfermedades emergentes es crucial. Las lecciones aprendidas de la pandemia de COVID-19 no deben ser olvidadas, ya que la amenaza de la Enfermedad X y otras enfermedades infecciosas se cierne sobre el horizonte. La comunidad global debe permanecer vigilante y proactiva para salvaguardar contra la próxima posible crisis de salud.