Crisis de violencia de género agobia a mujeres y niñas migrantes en México

Crisis de violencia de género agobia a mujeres y niñas migrantes en México

La violencia de género y sexual contra mujeres migrantes en México es alarmante, afectando su seguridad y dignidad en la travesía y tras cruzar la frontera.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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La situación de las niñas y mujeres migrantes en México se ha convertido en un tema alarmante en el contexto de la crisis migratoria que enfrenta el país. Según un reciente informe del Consejo Danés para Refugiados (DRC), estas mujeres son blanco de diversas formas de violencia sexual y de género, tanto durante su travesía hacia México como una vez que logran cruzar la frontera. Esta investigación, financiada por la Agencia de Ayuda Humanitaria de la Unión Europea (ECHO) y el Departamento de Estado de Estados Unidos, revela la magnitud de un problema que ha permanecido en gran medida invisibilizado. El estudio se basa en entrevistas realizadas a 248 personas migrantes en lugares como Tapachula, Reynosa y Matamoros, entre julio y septiembre de este año. Los datos son alarmantes: un 19.6% de los encuestados identificaron la violencia de género como uno de los principales motivos para abandonar su país de origen. Si se considera solo a las mujeres, esta cifra se eleva a un 23.9%. Estos números confirman lo que ya muchos actores humanitarios habían señalado: la violencia de género es un motor importante del desplazamiento hacia México. Las testimonios recopilados en Tapachula son particularmente escalofriantes. Muchas mujeres que viajan solas han reportado haber sido objeto de maltrato y robo por parte de las autoridades fronterizas, así como tocamientos inapropiados por parte de la policía mexicana. Estos incidentes no solo reflejan la precariedad de la situación migratoria, sino también la desprotección a la que se enfrentan las mujeres en un contexto de impunidad y corrupción. La investigación también destaca que la violencia no cesa una vez que las personas han cruzado la frontera. Un 43.8% de los encuestados afirmó que algún miembro de su hogar había experimentado violencia durante su estancia en México, y un 14.3% reportó que estas experiencias incluían violencia sexual y de género. Los perpetradores de estos abusos varían, pero las autoridades y personas no conocidas son los principales responsables, seguidos por conocidos, incluidos familiares y miembros de organizaciones criminales. El impacto de estas experiencias es devastador. Algunas mujeres contaron que, al no poder pagar el rescate exigido por sus captores, sufrieron abusos sexuales. Esta dinámica de violencia se ve exacerbada por factores como la falta de empleo formal, condiciones de alojamiento inadecuadas y la carencia de servicios de asistencia que podrían proporcionar un alivio a sus penurias. El miedo constante y el estrés son compañeros permanentes en su vida diaria. Un dato llamativo del informe es que el 68.5% de los encuestados identificaron la violencia de género como un riesgo presente en su vida. Esta alarmante cifra pone de relieve la normalización de la violencia en la experiencia migrante y la necesidad urgente de que se implementen medidas efectivas para proteger a estas poblaciones vulnerables. Además, el informe subraya que la violencia sexual y de género no puede ser vista de manera aislada. Este fenómeno surge en contextos donde el desequilibrio de poder es evidente, dando lugar a otras amenazas como la extorsión por parte de las autoridades y la trata de personas con fines de explotación sexual. La magnitud del problema requiere de un enfoque integral que aborde las causas subyacentes de la migración, así como las condiciones inseguras que enfrentan en su trayecto. Por otro lado, los datos oficiales revelan que más de 200 mil personas en situación migratoria irregular fueron procesadas en México durante julio y agosto, indicando un aumento en los flujos migratorios. Sin embargo, en contraste, las autoridades estadounidenses reportaron una disminución significativa en las llegadas irregulares, lo que sugiere que las políticas migratorias están influyendo en el patrón de desplazamiento. Este fenómeno pone de manifiesto la complejidad de la crisis migratoria actual y la necesidad de que tanto México como Estados Unidos adopten enfoques que prioricen la protección de los derechos humanos de los migrantes. Las políticas deben ser revisadas y adaptadas para garantizar que las personas en movimiento no solo tengan la oportunidad de llegar a su destino, sino que también encuentren un entorno seguro y libre de violencia. El camino hacia una solución duradera implica la colaboración entre gobiernos, organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil, así como la implementación de medidas que garanticen la seguridad y dignidad de las niñas y mujeres migrantes. La violencia de género y sexual no solo es un problema de las mujeres, sino un problema social que afecta a toda la comunidad y que debe ser abordado de manera urgente y efectiva.

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