Entendiendo las luchas diarias de vivir con enfermedad inflamatoria intestinal (EII)

Entendiendo las luchas diarias de vivir con enfermedad inflamatoria intestinal (EII)

Vivir con enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es un desafío complejo que afecta la salud física y mental, requiriendo ajustes en el estilo de vida y apoyo.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Salud 15.12.2024

Vivir con enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es más que un simple problema físico; es un desafío multifacético que afecta profundamente la vida diaria y el bienestar general de las personas. Como una condición crónica que afecta el tracto gastrointestinal, la EII abarca dos variantes principales: la colitis ulcerosa, que se limita al intestino grueso, y la enfermedad de Crohn, que puede impactar cualquier parte del sistema digestivo, desde la boca hasta el ano. Aunque se han logrado avances en el tratamiento y la comprensión de la EII, muchos pacientes continúan enfrentando luchas profundas que requieren modificaciones significativas en su estilo de vida. Uno de los desafíos más inmediatos y tangibles que enfrentan las personas con EII es el espectro de síntomas físicos. El dolor abdominal persistente, la diarrea angustiante— a veces con sangre— y una abrumadora necesidad de usar el baño pueden interrumpir severamente las actividades diarias e infundir ansiedad. Estos síntomas a menudo conducen a una reducción de la calidad de vida y pueden requerir el uso regular de analgésicos, lo que puede resultar en dependencia. Además, la inflamación crónica y la malabsorción de nutrientes debido a la enfermedad pueden resultar en una fatiga debilitante y deficiencias nutricionales, lo que exige una cuidadosa gestión dietética y, a veces, incluso nutrición intravenosa. El costo psicológico de la EII no puede ser pasado por alto. Muchos pacientes lidian con problemas de salud mental, incluyendo ansiedad y depresión, exacerbados por la naturaleza impredecible de la condición. El miedo a los brotes y la incertidumbre sobre el futuro pueden llevar a un aumento del estrés, impactando tanto la salud mental como el manejo general de la enfermedad. Además, el estigma social que rodea a la EII— a menudo considerada una enfermedad invisible— puede fomentar sentimientos de aislamiento, llevando a un deterioro en las relaciones con familiares y amigos que pueden tener dificultades para comprender los desafíos que enfrentan sus seres queridos. Vivir con EII a menudo requiere adaptaciones significativas en el estilo de vida. Las restricciones dietéticas pueden ser socialmente aislantes, particularmente durante reuniones o comidas con amigos y familiares. La condición también puede afectar la vida laboral, con individuos que enfrentan dificultades para mantener la concentración, gestionar días perdidos y requerir arreglos laborales flexibles. Viajar presenta desafíos únicos; las preocupaciones sobre el acceso a baños y el estrés de manejar la medicación y la dieta lejos de casa pueden disuadir a las personas de viajar por completo. Navegar por el sistema de salud es otro obstáculo que las personas con EII deben superar. La necesidad de visitas frecuentes al médico, regímenes de medicamentos complejos y efectos secundarios potenciales pueden volverse abrumadores. En países como India, donde una parte significativa de la atención médica es proporcionada por el sector privado, la carga financiera del tratamiento puede ser una carga severa para los presupuestos familiares, agravada por la cobertura de seguro limitada. A pesar de estos desafíos, construir una red de apoyo y educarse sobre la enfermedad puede empoderar a las personas para manejar mejor su condición. El apoyo de familiares, amigos y grupos de pares juega un papel crítico en proporcionar consuelo emocional. Muchos pacientes descubren que estrategias de autocuidado, como yoga, meditación y actividad física regular, pueden ayudar a reducir el estrés y mejorar la salud mental en general. La importancia del diagnóstico y tratamiento temprano no puede ser subestimada. Los retrasos en la remisión a gastroenterólogos pueden agravar las complicaciones, lo que hace crucial que tanto el público como los profesionales médicos estén educados sobre las señales y síntomas de la EII. Con los avances en la medicina moderna y el cuidado de seguimiento regular, muchas personas con EII pueden llevar vidas productivas, gestionando efectivamente su condición mientras minimizan su impacto en sus rutinas diarias. A medida que continuamos creando conciencia sobre la enfermedad inflamatoria intestinal, es imperativo fomentar un entorno de apoyo donde aquellos afectados puedan buscar ayuda sin miedo al estigma y puedan acceder a la atención médica que necesitan para prosperar.

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