Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En un movimiento audaz que subraya el compromiso de la administración Biden con la salud pública, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) está buscando la aprobación de la Casa Blanca para reducir significativamente los niveles de nicotina en los cigarrillos. Esta propuesta tan esperada, que tiene como objetivo hacer que fumar sea menos adictivo y alentar a más personas a dejarlo, ha sido presentada a la Oficina de Administración y Presupuesto solo unos días antes de que la administración haga la transición al presidente electo Donald Trump. La propuesta se origina en años de defensa por parte de expertos en salud, con el exdirector de tabaco de la FDA, Mitch Zeller, destacando su potencial para salvar innumerables vidas. "Dicho esto, es solo una regla propuesta, y obviamente estamos en los últimos días y semanas de una administración saliente", advirtió Zeller, sugiriendo que, si bien la ambición es encomiable, el momento plantea interrogantes sobre su implementación. Si se aprueba, la regla requeriría que las compañías tabacaleras reduzcan los niveles de nicotina en los cigarrillos tradicionales hasta un punto en el que se vuelvan menos atractivos para los fumadores. El Dr. Robert Califf, el actual comisionado de la FDA, anunció por primera vez esta intención en junio de 2022, subrayando el objetivo de la agencia de reducir aún más las tasas de tabaquismo y mitigar la crisis de salud asociada con el uso de tabaco. Fumar cigarrillos es responsable de aproximadamente 480,000 muertes prematuras cada año en los Estados Unidos, lo que hace que esta propuesta sea potencialmente transformadora en la lucha contra las enfermedades relacionadas con el tabaquismo. Sin embargo, el futuro de la propuesta está nublado por la incertidumbre. Con la administración entrante de Trump, que tiene fuertes vínculos con la industria tabacalera, la probabilidad de avanzar en tales regulaciones puede disminuir. Reynolds American, un actor importante en el negocio del tabaco, ha contribuido significativamente a la campaña de Trump y ha estado históricamente en contra de medidas regulatorias estrictas. Si bien Trump supuestamente no apoya el tabaquismo, existen preocupaciones sobre cómo su administración abordará la regulación del tabaco, particularmente con Robert F. Kennedy Jr. como probable líder de la FDA, quien ha criticado las subvenciones al tabaco que favorecen a los agricultores de tabaco sobre aquellos que cultivan frutas y verduras. La regla propuesta ha suscitado una amplia retroalimentación pública, recibiendo más de 7,700 comentarios, muchos de los cuales abogan por un movimiento hacia la reducción de los niveles de nicotina como medio para combatir el tabaquismo y la adicción juvenil. Erika Sward de la Asociación Americana del Pulmón enfatizó que la nicotina es un factor clave que atrae a los jóvenes a los productos de tabaco. "Es la nicotina la que los atrae y los hace adictos en esta lucha de toda la vida con los intentos de dejarlo y con las enfermedades causadas por el tabaco", declaró Sward. Las principales compañías tabacaleras han expresado sus objeciones a la propuesta, argumentando que reducir la nicotina en los cigarrillos equivaldría a una prohibición de facto del producto. Abogan por estrategias de reducción de daños que se centran en la transición de los fumadores a los cigarrillos electrónicos, que se perciben como menos riesgosos. En comunicaciones anteriores a la FDA, Reynolds American ha afirmado que tales regulaciones contradicen las intenciones del Congreso de permitir la venta de productos de tabaco a adultos. El esfuerzo de la FDA por regular los niveles de nicotina marca un momento pivotal en la política de control del tabaco. Si la propuesta recibe las aprobaciones necesarias y sobrevive al panorama político de la administración entrante, podría representar una de las iniciativas de salud pública más impactantes en la historia de la regulación del tabaco en EE. UU. Sin embargo, con el poderoso lobby del tabaco preparado para desafiar cualquier medida que amenace su rentabilidad, el camino por delante sigue estando lleno de desafíos.