Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Mientras el mundo celebraba colectivamente los triunfos de los atletas durante los Juegos Olímpicos de París 2024, una sombra se cernía sobre las festividades desde la emisora oficial de Canadá, Radio-Canada. La red enfrentó una fuerte reacción negativa tras incluir a Ozempic, un controvertido medicamento para la diabetes que se ha vuelto sinónimo de pérdida de peso, entre sus patrocinadores oficiales. Este anuncio de patrocinio fue recibido con críticas generalizadas, especialmente porque se produjo en un momento en que el orgullo nacional estaba en su punto más alto, tras la destacada actuación de Canadá en los Juegos. Los atletas canadienses, incluyendo a la sensación de la natación Summer McIntosh y la estrella del atletismo Andre De Grasse, trajeron a casa impresionantes 27 medallas de los Juegos Olímpicos, consolidando la posición del país como una fuerza competitiva en el ámbito deportivo internacional. Los Juegos Paralímpicos siguieron de cerca, donde Canadá nuevamente demostró su destreza con 29 medallas adicionales, reiterando el compromiso de la nación con el deporte y la excelencia atlética. Sin embargo, estos logros notables fueron algo opacados por la asociación de un medio financiado por el estado con un producto farmacéutico como Ozempic, un medicamento que está siendo cada vez más examinado por su seguridad y sus implicaciones éticas. Críticos, incluyendo al prominente comentarista de Quebec Mario Dumont, han expresado su preocupación por las implicaciones de vincular un evento deportivo importante con un medicamento notorio por su uso controvertido como solución para la pérdida de peso. Dumont articuló su incomodidad en una columna de julio, cuestionando la idoneidad de promover un producto que se ha convertido en un emblema de la cultura de la pérdida de peso moderna, particularmente uno que ha levantado cejas debido a sus efectos secundarios. Sus comentarios destacaron un sentimiento predominante de que tales patrocinios podrían difuminar las líneas entre la promoción de la salud y los intereses comerciales, especialmente en un momento en que los atletas y sus hazañas deberían ser el punto focal. Ozempic, producido por Novo Nordisk, ha ganado popularidad desde su aprobación para el tratamiento de la diabetes en Canadá y ha estado bajo un mayor escrutinio desde su respaldo para la pérdida de peso en 2023 bajo el nombre de Wegovy. Sin embargo, la creciente fama del medicamento ha llevado a escasez y a un mercado en expansión impulsado por influencers que promocionan sus beneficios, planteando cuestiones éticas sobre la mercantilización de las soluciones de salud. Con informes de escasez que persisten hasta principios de 2024, la demanda de Ozempic ha crecido hasta el punto de generar preocupación sobre la accesibilidad para aquellos que lo requieren por razones de salud legítimas. La comunidad médica está cada vez más preocupada por las ramificaciones asociadas con el uso de Ozempic y Wegovy, especialmente a la luz de estudios recientes que vinculan estos medicamentos para la pérdida de peso con trastornos gastrointestinales severos, incluyendo pancreatitis y otras condiciones debilitantes. Investigaciones de la Universidad de Columbia Británica revelaron conexiones alarmantes entre estos medicamentos y serios riesgos para la salud, mientras que un estudio separado de Harvard indicó posibles discapacidades visuales severas y permanentes. A medida que surgen estos hallazgos, la ética de promover estos medicamentos en el contexto de un evento atlético celebrado a nivel mundial se vuelve más urgente. A medida que cae el telón sobre las celebraciones olímpicas de este año, la interacción entre la salud, el patrocinio y los logros deportivos plantea preguntas críticas para los reguladores, las emisoras y el público en general. El eco de los logros de los atletas puede desvanecerse pronto, pero el discurso en torno a Ozempic y sus implicaciones para la salud pública y la ética del marketing probablemente persistirá, instando a una reexaminación de cómo asociamos los productos de salud con celebraciones monumentales del logro humano.