Las muertes relacionadas con el calor se disparan: un estudio revela una tendencia alarmante en medio de temperaturas récord.

A medida que una sofocante ola de calor envuelve gran parte del centro y este de los Estados Unidos esta semana, un nuevo y preocupante estudio revela una tendencia alarmante: las muertes relacionadas con el calor en el país se han más que duplicado en las últimas dos décadas. Los hallazgos llegan en un momento en que 2023 ha sido marcado como el año más cálido registrado, con al menos 2,325 muertes relacionadas con el calor reportadas hasta ahora. Desde 1999, el total ha alcanzado más de 21,518 vidas, según una investigación publicada en el Journal of the American Medical Association (JAMA). El estudio, liderado por el Dr. Jeffrey Howard, profesor asociado de salud pública en la Universidad de Texas en San Antonio, indica un asombroso aumento del 117 por ciento en las muertes relacionadas con el calor en los últimos 24 años. Este aumento es particularmente pronunciado desde 2016, señalando una posible crisis alimentada por el cambio climático y el aumento de las temperaturas. Como señaló Howard, "es muy probable que sigamos enfrentando este tipo de problemas de calor extremo... no es algo que vaya a desaparecer". El calor está emergiendo como el tipo de clima extremo más mortal en los Estados Unidos, superando a huracanes, inundaciones y otros desastres naturales. La región del suroeste soporta una carga significativa, con casi la mitad de todas las muertes relacionadas con el calor ocurriendo en estados como Arizona, California, Nevada y Texas. El Dr. Howard destacó que, si bien este detalle no se incluyó en el estudio, resalta las disparidades geográficas en la vulnerabilidad al calor. La ola de calor anticipada esta semana marca el fin de un breve respiro de las altas temperaturas, trayendo un aumento de clima inusualmente cálido en las regiones del Alto Medio Oeste y el Atlántico Medio. Con el calor extremo combinado con la humedad, algunas áreas podrían experimentar temperaturas "sensación térmica" que se disparan hasta los 115 grados Fahrenheit (aproximadamente 46 grados Celsius). Hasta el martes, más de 19 millones de estadounidenses se encontraban bajo advertencias de calor excesivo, lo que genera alarma entre los funcionarios de salud y las comunidades. El estudio de JAMA utilizó datos disponibles públicamente de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) para analizar la preocupante tendencia. Mientras que estudios anteriores se habían centrado en datos más antiguos hasta 2018, el trabajo de Howard subraya el creciente costo del calor extremo en años más recientes. Sin embargo, rastrear las muertes relacionadas con el calor presenta sus propios desafíos, ya que el CDC se basa en certificados de defunción de autoridades locales, careciendo de criterios consistentes para determinar el papel del calor en estas muertes. Esto deja el número real de fatalidades potencialmente más alto de lo reportado, con investigaciones anteriores sugiriendo un promedio de alrededor de 10,000 muertes anuales por calor extremo entre 1997 y 2006. El Dr. Howard enfatizó la necesidad de más investigaciones para desentrañar las complejidades detrás de los números. Comprender hasta qué punto el aumento de las temperaturas frente a la mejora en la recolección de datos contribuye al aumento de las muertes relacionadas con el calor es crucial. Las implicaciones globales del calor son alarmantes, con el año pasado viendo un total de 47,000 muertes relacionadas con el calor en Europa. Afortunadamente, medidas proactivas como el aumento del acceso al aire acondicionado y campañas de concienciación pública han mitigado algunas de las posibles fatalidades. A la luz de estos hallazgos, el estudio aboga por que las autoridades en áreas de alto riesgo amplíen el acceso a la hidratación, establezcan más centros de enfriamiento e inviertan significativamente en infraestructura de aire acondicionado. A medida que el calor extremo se convierte en una realidad creciente, las comunidades de todo el país deben priorizar urgentemente estrategias de salud pública para salvaguardar a las poblaciones vulnerables y combatir los peligrosos efectos del cambio climático.