Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Cuando se trata de cuidados al final de la vida, una orden de "no resucitar" (D.N.R., por sus siglas en inglés) se presenta como una herramienta crucial para las personas que buscan afirmar sus preferencias médicas. Esta directiva instruye a los profesionales de la salud a no realizar resucitación cardiopulmonar (RCP) ni otros métodos de resucitación asociados si el corazón de un paciente se detiene. Si bien la intención detrás de una D.N.R. es asegurar que se respeten los deseos de uno, hay factores esenciales a considerar para aumentar la probabilidad de que estos deseos sean honrados. Una orden de D.N.R. prohíbe no solo la RCP, sino también una serie de intervenciones como descargas eléctricas, intubación, ventilación y ciertos medicamentos. Sin embargo, a pesar de su claridad, estudios indican que el personal médico puede, en ocasiones, ignorar estas órdenes. Algunos proveedores de atención médica pueden malinterpretar una D.N.R. como una directiva general en contra de todas las formas de tratamiento médico, lo que puede llevar a malentendidos sobre los deseos de un paciente en cuanto a cuidados más allá de la resucitación. Entender la razón detrás de una D.N.R. es particularmente vital para aquellos que consideran esta opción. Muchas personas, especialmente adultos mayores con condiciones de salud graves, eligen renunciar a la resucitación debido a los posibles daños asociados con la RCP. Según Mathew Pauley, un bioeticista del sistema Kaiser Permanente, los riesgos de la RCP pueden superar significativamente sus beneficios potenciales, especialmente en casos donde la probabilidad de supervivencia es baja. El costo físico de los esfuerzos de resucitación puede incluir huesos rotos, pulmones perforados e incluso quemaduras, sin mencionar la posibilidad de deterioros cognitivos permanentes debido a la privación de oxígeno. La investigación ha revelado que muchos pacientes con D.N.R. citan su calidad de vida actual como una razón principal para su decisión. Muchos de estos individuos expresan su deseo de evitar sufrimientos adicionales o de librar a sus familias de las cargas emocionales y financieras que podrían surgir de intervenciones médicas agresivas. Además, a menudo hay un profundo deseo de permitir una muerte natural cuando llegue el momento, alineándose con valores personales sobre la dignidad en el morir. Para asegurar que una orden de D.N.R. sea respetada, la comunicación abierta con los proveedores de salud es crucial. Participar en conversaciones con su médico sobre sus prioridades de atención médica, lógica y expectativas puede ayudar a sentar las bases para tomar decisiones informadas. El Dr. Max Vergo, especialista en cuidados paliativos de Dartmouth Health, enfatiza la importancia de iniciar este diálogo con un clínico que esté familiarizado con su estado de salud. También se aconseja a los pacientes que documenten sus deseos de manera clara y, si es posible, seleccionen un formulario específico de D.N.R. proporcionado por su sistema de salud. Medicare cubre los costos de la planificación anticipada de la atención, lo que significa que discutir estas preferencias durante los chequeos anuales no solo se fomenta, sino que también está respaldado financieramente. En última instancia, una orden de D.N.R. puede servir como un instrumento empoderador para las personas que navegan por las complejidades de los cuidados al final de la vida. Al tomar medidas proactivas para comunicar y documentar sus deseos, los pacientes pueden aumentar la probabilidad de que sus intenciones sean honradas, asegurando que su dignidad y valores permanezcan en el centro de sus decisiones de atención médica.