Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
María Branyas Morera, quien falleció esta semana a la edad de 117 años, atribuyó su notable longevidad a las relaciones positivas, enfatizando la importancia de rodearse de personas solidarias y que eleven el ánimo. Sus perspectivas resonan con un creciente cúmulo de investigaciones que sugieren que las relaciones tóxicas pueden contribuir a una variedad de problemas de salud, e incluso podrían acortar la vida. Las personas tóxicas a menudo se caracterizan por rasgos como el narcisismo, el egoísmo y una inclinación a la crítica. Aunque estas personas pueden encontrarse en diversos entornos—lugares de trabajo, círculos sociales e incluso familias—reconocer su presencia en nuestras vidas es el primer paso para mitigar su impacto negativo. Para muchos, este reconocimiento puede sentirse como navegar por un campo minado. Después de todo, la dinámica tóxica puede ser sutil; a menudo se introduce en las relaciones bajo la apariencia de camaradería o crítica constructiva. La ciencia detrás de los efectos de las relaciones tóxicas es reveladora. Estudios indican que el "estrés interpersonal" derivado de tales relaciones puede llevar a graves consecuencias para la salud mental, incluyendo depresión y ansiedad, así como a problemas físicos como la hipertensión y la obesidad. El estrés inducido por estas interacciones tóxicas puede activar la respuesta transcripcional conservada del cerebro ante la adversidad (CTRA), resultando en inflamación crónica que desestabiliza tanto la salud mental como la física con el tiempo. Entonces, ¿cómo pueden las personas protegerse de estas influencias perjudiciales? Los expertos sugieren que establecer límites firmes es esencial. Esto puede significar alterar la forma en que uno reacciona ante individuos tóxicos—afirmándose y negándose a participar en su negatividad. Sin embargo, en casos donde las interacciones no pueden evitarse, cortar lazos por completo puede ser una solución más saludable. Este curso de acción, aunque desafiante, puede llevar en última instancia a una vida más plena y libre de estrés. Sin embargo, para aquellos que encuentran difícil identificar a las personas tóxicas en sus vidas, surge una verdad contundente: si no sabes quién es la persona tóxica, puede ser útil reflexionar sobre uno mismo. ¿Se están distanciando tus amigos? ¿Las relaciones se sienten más agotadoras que edificantes? Estas preguntas pueden ayudar a iluminar si es momento de reevaluar el propio comportamiento y su impacto en los demás. Al final, aunque la dieta y el ejercicio son indudablemente importantes para la salud en general, la calidad de las relaciones puede ser la piedra angular de una vida larga y satisfactoria. El legado de María Branyas Morera sirve como un recordatorio conmovedor de que cultivar conexiones positivas y distanciarse de la toxicidad puede ser fundamental para fomentar tanto el bienestar mental como físico. Abrazar estos principios podría ayudarnos a todos a vivir vidas más saludables y felices.