Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La crisis actual en el sistema de cuidado de ancianos de Australia, particularmente en el cuidado a domicilio, plantea preocupaciones apremiantes sobre la capacidad del gobierno para satisfacer las necesidades de sus ciudadanos más vulnerables. A medida que individuos como Patrick Evans y su esposa, Inda, navegan por un sistema complicado, la dura realidad de las listas de espera y el apoyo inadecuado se pone de manifiesto. Patrick, un sobreviviente de cáncer de 76 años, ha enfrentado una serie de desafíos de salud derivados de tratamientos anteriores. La lucha de la pareja comenzó en serio después de que Patrick sufriera de neumonía severa, lo que llevó a una evaluación en febrero de 2023. Inicialmente colocado en un hogar de cuidado residencial debido a sus necesidades médicas, la pareja solicitó una reevaluación en abril para obtener apoyo de cuidado a domicilio, una opción que creían que mejoraría tanto la calidad de vida de Patrick como aliviaría algunas de las cargas sobre su cuidadora, Inda. Sin embargo, lo que siguió fue una frustrante espera de seis meses para una reevaluación, culminando en una decisión en septiembre que otorgó a Patrick un paquete de cuidado de nivel cuatro, valorado en $59,000. Este paquete cubriría artículos esenciales como una cama especializada y fisioterapia, cruciales para manejar su condición de salud. Sin embargo, casi un año después, la financiación sigue siendo esquiva, dejando a la pareja en una situación precaria donde el estrés de la incertidumbre agrava sus desafíos existentes. Inda relató su experiencia con la plataforma My Aged Care, que indicaba que el tiempo máximo de espera para los paquetes de cuidado era de seis a nueve meses. Cuando ese plazo se agotó, los parámetros cambiaron, sugiriendo ahora una espera de hasta doce meses. “Es exasperante”, expresó, destacando la desconexión entre los plazos oficiales y la realidad vivida por quienes están en necesidad. Las implicaciones más amplias de este juego de espera son significativas. El cuidado de ancianos, particularmente el cuidado a domicilio, no solo mejora la calidad de vida de los individuos, sino que también representa una solución más rentable para los contribuyentes en comparación con el cuidado residencial. A pesar de las claras ventajas, las ineficiencias del sistema actual han resultado en un asombroso número de 68,109 personas esperando paquetes de cuidado a domicilio, con un preocupante número de aquellos que necesitan niveles más altos de atención soportando esperas que superan los diez meses, un aumento drástico de solo uno a tres meses en 2022. Los desafíos no terminan con la espera de financiación. El gobierno no divulga públicamente el tiempo que toma realizar las evaluaciones iniciales, aunque las estimaciones sugieren un tiempo de espera promedio de 17 a 38 días. En algunas regiones, se ha informado que a los posibles clientes se les ha dicho que llamen más tarde, colocándolos efectivamente en espera indefinida. Sarah Newman, la gerente general del programa de cuidado a domicilio de BaptistCare, articula la urgencia de la situación. Ella enfatiza los efectos perjudiciales de las demoras, señalando que sin apoyo oportuno, los individuos a menudo experimentan un rápido deterioro de salud, lo que resulta en costos a largo plazo más altos para el sistema. “Si ignoras a las personas en un momento en el que realmente necesitan alguna de esa intervención temprana, y dejas que continúen deteriorándose, entonces estarás enfrentando un costo más alto al final del día”, comentó. La comisión real sobre el cuidado de ancianos, que concluyó hace tres años, reconoció estos problemas críticos y recomendó que se implementara una nueva ley de cuidado de ancianos para julio de 2022. Sin embargo, las repetidas demoras han dejado a muchos sintiéndose frustrados y no escuchados, con la legislación propuesta ahora retrasada hasta 2025. Se están realizando esfuerzos dentro del gobierno para abordar estos problemas sistémicos. Las recientes discusiones entre el Laborismo federal y la Coalición sugieren un posible avance en las reformas, con promesas de mejorar el apoyo al cuidado a domicilio en el centro de la próxima legislación. Un portavoz del ministro de cuidado de ancianos transmitió el compromiso del gobierno de asegurar que los australianos mayores puedan mantener su independencia en casa el mayor tiempo posible. Sin embargo, para familias como los Evans, el peso de la espera sigue siendo pesado. Inda compartió sus propias luchas con el constante estrés del cuidado, que a su vez afecta el bienestar de Patrick. La falta de opciones de respiro agrava la situación, obligándola a contemplar el mismo cuidado institucional que espera evitar. A medida que continúan las discusiones sobre la reforma, es crucial que el gobierno priorice las voces de aquellos directamente afectados por el sistema de cuidado de ancianos. Por ahora, los Evans y muchos otros esperan el apoyo que necesitan para mejorar sus vidas y preservar su dignidad durante un capítulo vulnerable de la vida.