Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Un informe reciente de la Comisión de Psiquiatría de The Lancet ha dado la voz de alarma sobre una tendencia preocupante: un aumento significativo de problemas de salud mental entre los jóvenes, atribuido a una confluencia de desafíos sociales. Los expertos señalan el empleo inseguro, la crisis climática y la influencia generalizada de las redes sociales no reguladas como contribuyentes clave a este alarmante deterioro. Los hallazgos subrayan la urgente necesidad de tomar medidas para abordar las causas fundamentales de la mala salud mental y mejorar las opciones de tratamiento para los jóvenes. Dirigido por el profesor Patrick McGorry del Centro de Excelencia Orygen en Salud Mental Juvenil de Australia, el informe enfatiza que la mala salud mental representa ahora al menos el 45% de la carga de enfermedad total entre individuos de 10 a 24 años. A pesar de esto, solo se destina un 2% de los presupuestos de salud global a los servicios de salud mental. El profesor McGorry expresó su grave preocupación, afirmando: "Si el rápido deterioro en la salud estuviera ocurriendo en cualquier otra área de salud, como la diabetes o el cáncer, habría acciones dramáticas por parte de los gobiernos". El informe destaca una desigualdad preocupante: incluso en naciones ricas, menos de la mitad de las necesidades de salud mental de los jóvenes se satisfacen. Esta situación se agrava por una ambivalencia social hacia los problemas de la juventud, según McGorry, quien argumenta que el modelo económico neoliberal predominante ha priorizado el individualismo sobre el bienestar comunitario, fragmentando aún más los lazos sociales y erosionando los servicios públicos. La generación actual de jóvenes enfrenta desafíos sin precedentes, explica McGorry. Muchos están lidiando con inseguridades financieras, como el aumento del costo de la vivienda, donde el precio medio de las casas a menudo supera con creces el salario anual promedio. A estos problemas se suma el ámbito no regulado de las redes sociales, que se ha relacionado con el aumento del aislamiento y un declive en el bienestar mental. "Hay tantas cosas dañinas que están sucediendo en las plataformas de las que los titanes tecnológicos son responsables, y ellos son completamente una ley para sí mismos", dijo. Las voces de los jóvenes reflejan estas preocupaciones. Una asesora de Orygen de 23 años, que se identificó solo como Li, compartió su experiencia personal con el lado oscuro de Internet, habiendo encontrado contenido adulto dañino a una edad temprana. “Sentí que Internet era un lugar al que podía escapar o conectar con otras personas, pero en cambio, fui expuesta a cosas realmente no reguladas y muy malas”, lamentó, destacando una brecha generacional en la comprensión. El informe encuentra que los problemas de salud mental no son solo una preocupación para los países de altos ingresos; las consecuencias son aún más severas en las naciones de ingresos bajos y medios, donde la necesidad de servicios de salud mental a menudo no se satisface. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estas áreas pueden experimentar una necesidad insatisfecha de casi el 100% en la atención de salud mental. La portavoz de la OMS, Carla Drysdale, enfatizó que los países de todos los niveles de ingresos pueden tomar medidas para mejorar los servicios de salud mental para los jóvenes, abogando por el desarrollo de una fuerza laboral no especializada para proporcionar atención de salud mental comunitaria. A medida que las tasas de suicidio entre los jóvenes continúan aumentando—siendo esta la principal causa de muerte para aquellos de 15 a 44 años en Australia, de 15 a 19 en Nueva Zelanda y de 15 a 39 en India—la urgencia de actuar crece. El Dr. Paul Denborough, psiquiatra infantil y juvenil no involucrado en el informe de la comisión, describió los hallazgos como "exactos", argumentando que la desigualdad social y la marginación son fuerzas destructivas que impactan el bienestar de los jóvenes. El Dr. Denborough insiste en la importancia de abordar los múltiples factores estresantes que enfrentan los jóvenes, abogando por soluciones que apunten a las causas sistémicas de su angustia. "Si la sociedad no está aplicando esa perspectiva de equidad intergeneracional sobre lo que están haciendo y no aborda las causas, entonces solo estás poniendo un curita al problema", advirtió. La creciente evidencia subraya un momento crítico en la política de salud pública, exigiendo una reevaluación de prioridades para combatir la crisis de salud mental entre los jóvenes. El llamado a la acción es claro: un reconocimiento colectivo de los desafíos que enfrenta la juventud actual y un compromiso para forjar un entorno más seguro y solidario para su crecimiento y bienestar.