Recortes en la ayuda exterior de EE. UU.: Se avecina una crisis de salud global mientras millones enfrentan consecuencias graves.

Recortes en la ayuda exterior de EE. UU.: Se avecina una crisis de salud global mientras millones enfrentan consecuencias graves.

Los recortes en la ayuda exterior de la administración Trump amenazan la salud global, dejando a millones sin recursos cruciales y provocando un cambio de la ayuda hacia China.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Salud 16.03.2025

En un cambio sorprendente en la política exterior de EE. UU., la administración Trump ha reducido drásticamente la ayuda exterior estadounidense, un movimiento con graves implicaciones para la salud global y los esfuerzos humanitarios. Esta reducción drástica amenaza el bienestar de millones en todo el mundo, particularmente en regiones que dependen en gran medida de la asistencia estadounidense para la atención médica y la seguridad alimentaria. La decisión de reformar la ayuda exterior comenzó cuando la administración Trump congeló todos los gastos de ayuda exterior de EE. UU. por un período de 90 días, un movimiento que fue rápidamente seguido por una reducción significativa en la financiación una vez que la administración se trasladó al Departamento de Gobierno de Elon Musk (DOGE). Esta agitación ya ha llevado al cierre de clínicas de salud en Afganistán y Burundi, dejando recursos críticos como tanques de oxígeno, medicamentos para el VIH y tratamientos para la malaria varados en puertos o instalaciones de almacenamiento. Los expertos advierten que incluso una breve interrupción en la ayuda puede deshacer años de progreso en salud pública. Las estadísticas pintan un panorama sombrío. Con una reducción estimada de al menos 54 mil millones de dólares en contratos de ayuda exterior, aproximadamente 60,000 trabajadores humanitarios, incluidos más de 2,000 empleados de USAID, han perdido sus empleos. Las repercusiones van más allá del empleo; las iniciativas esenciales de salud global destinadas a combatir la desnutrición, la mortalidad materna y enfermedades infecciosas como el VIH y la malaria ahora están estancadas o drásticamente disminuidas. El Secretario de Estado Marco Rubio reveló recientemente que el 83% de los programas de USAID han sido cancelados, con los proyectos restantes significativamente limitados, dejando a muchas comunidades sin el apoyo necesario. Uno de los programas más afectados es el Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del SIDA (PEPFAR), que ha sido fundamental en salvar millones de vidas. Aunque PEPFAR en sí no ha sido completamente desmantelado, los recortes significativos han resultado en que 20.6 millones de personas, incluidos 600,000 niños, pierdan acceso al tratamiento del VIH anteriormente financiado por EE. UU. Los expertos predicen que sin un tratamiento adecuado, la carga del VIH podría aumentar seis veces en los próximos cuatro años. A medida que los Estados Unidos se alejan de su papel como líder humanitario global, otras naciones—más notablemente China—están avanzando para llenar el vacío. Informes desde Nepal hasta Colombia indican que funcionarios chinos están extendiendo ofertas de ayuda, particularmente en agricultura y atención médica, mientras buscan capitalizar las lagunas dejadas por los recortes de financiación de EE. UU. La reciente respuesta humanitaria de China en Madagascar tras inundaciones devastadoras ejemplifica este cambio en el panorama de la ayuda global. Los efectos a largo plazo de estos recortes son difíciles de cuantificar completamente, pero las consecuencias inmediatas son contundentes. Ya se estima que 3.8 millones de mujeres han perdido el acceso a anticonceptivos a nivel global. En Nigeria, 25,000 niños gravemente desnutridos no recibirán ayuda alimentaria para abril. El impacto en el control de enfermedades infecciosas es igualmente alarmante; los programas que logran controlar las poblaciones de mosquitos y prevenir brotes de enfermedades como el dengue y la malaria están en peligro, lo que podría llevar a un aumento de casos en un futuro cercano. A medida que pasa el tiempo, la esperanza de la restauración de estos programas vitales se desvanece. La urgencia por un apoyo bipartidista a la ayuda exterior es mayor que nunca, sin embargo, el clima político actual hace que tal colaboración parezca cada vez más improbable. Las acciones tomadas por la administración Trump no son solo cambios administrativos; representan un cambio fundamental en el compromiso de los Estados Unidos con la salud global y el apoyo humanitario, con consecuencias que resonarán durante años. El mundo ahora enfrenta una realidad desalentadora: las vidas y futuros de millones están en un delicado equilibrio, con la esperanza de que algún día la marea pueda volver a favor de un apoyo renovado para un mundo más justo y saludable.

Ver todo Lo último en El mundo