Recortes en financiación de NIH amenazan la investigación científica en EE.UU.

Recortes en financiación de NIH amenazan la investigación científica en EE.UU.

Recortes de financiación a los NIH generan alarmas en científicos de EE. UU., afectando investigaciones vitales en salud y poniendo en riesgo avances.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Salud 11.02.2025
El reciente anuncio sobre la reducción de financiación de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) ha generando una ola de preocupación entre científicos y académicos de instituciones de investigación en Estados Unidos. En específico, la Universidad Emory, reconocida por su excelencia en salud y medicina, se enfrenta a un recorte de 140 millones de dólares anuales. Este recorte representa no solo un golpe financiero, sino una amenaza directa a la continuidad de investigaciones vitales en áreas críticas como el cáncer, las vacunas y el VIH. El memorando enviado a los empleados de Emory detalla cómo estos cambios afectarán casi cada unidad académica, con repercusiones inmediatas y a largo plazo en la investigación científica y los ensayos clínicos. La administración del presidente Donald Trump ha implementado medidas que limitan severamente los costos que las instituciones pueden cargar al gobierno, lo que agudiza la crisis presupuestaria en la que se encuentran muchas universidades. Los recortes de financiación no son un problema aislado. En efecto, 22 estados han decidido demandar al Gobierno de Trump por lo que consideran un intento ilegal de reducir la financiación de becas para la investigación. Este ambiente de incertidumbre está creando una atmósfera de temor entre los científicos, quienes temen por sus trabajos y por la viabilidad de sus proyectos. La situación se complica aún más con la imposibilidad de contratar nuevos investigadores o de llevar a cabo estudios cruciales que podrían tener un impacto significativo en la salud pública. Katie Edwards, directora del Laboratorio de Investigación sobre Violencia Interpersonal en la Universidad de Michigan, enfatiza lo grave de la situación. Su equipo trabaja en un estudio que busca prevenir la violencia sexual entre jóvenes desfavorecidos, y los recientes recortes han puesto en jaque la continuidad de su labor. La situación es tan crítica que cualquier interrupción podría tener consecuencias fatales para los jóvenes en riesgo que participan en su investigación. Otro aspecto alarmante de esta política es su potencial para afectar la investigación a nivel global. Investigadores en Sudáfrica que trabajan en un estudio para desarrollar anillos vaginales para prevenir el VIH se han visto obligados a interrumpir su trabajo abruptamente, poniendo en riesgo la confianza de los participantes y los años de progreso alcanzado. Los efectos de estas restricciones se hacen sentir también en la administración pública. Los científicos que trabajan para agencias federales han comenzado a recibir mensajes que les sugieren renunciar a sus posiciones, promoviendo la idea de que deben trasladarse a empleos en el sector privado. Esta dinámica no solo fomenta un ambiente de inseguridad laboral, sino que también plantea preguntas sobre la independencia de la ciencia y cómo será financiada en el futuro. La preocupación sobre la politización de la ciencia es palpable. Investigadores atribuyen la necesidad de demostrar lealtad hacia la administración actual para asegurar financiamiento, lo que podría comprometer la integridad de la investigación. Esta situación se ve agravada por la destitución de miembros de juntas científicas que asesoran a la Agencia de Protección Ambiental, dejando importantes proyectos relacionados con la contaminación del aire en un estado de limbo. A medida que la administración Trump continúa implementando sus políticas, varios científicos advierten sobre el peligro de que se prioriticen los intereses políticos sobre el avance científico. La necesidad de una ciencia imparcial y basada en evidencia se vuelve cada vez más crítica en este panorama, donde la investigación podría ser sacrificada en favor de agendas políticas. La comunidad científica, que tradicionalmente se ha mantenido al margen de la política, ahora se siente obligada a alzar la voz y defender la independencia de su trabajo. La financiación federal representa aproximadamente el 40% de la investigación básica en Estados Unidos, y su reducción podría tener consecuencias devastadoras no solo para las universidades, sino también para el progreso científico en áreas que afectan la vida y el bienestar de millones de estadounidenses. La situación actual refleja una tensión creciente entre la política y la ciencia, donde las decisiones tomadas en los corredores del poder podrían tener repercusiones de largo alcance en la salud pública y el avance científico. Los investigadores están en un punto crítico y deben unirse para defender no solo su trabajo, sino también el futuro de la ciencia en el país, en un momento en que el bienestar de la sociedad depende de ello.
Ver todo Lo último en El mundo