Valiente sobreviviente revela una década de abuso en un impactante juicio contra su esposo separado.

Valiente sobreviviente revela una década de abuso en un impactante juicio contra su esposo separado.

Gisèle Pelicot, de 71 años, testifica en contra de su esposo separado por drogarla y violarla durante casi una década, destacando los problemas de abuso doméstico.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Salud 06.09.2024

En un angustiante juicio que ha capturado la atención de Francia, Gisèle Pelicot, una mujer de 71 años, testificó valientemente contra su esposo separado, Dominique Pelicot, quien es acusado de drogarla y violarla durante casi una década. La sala del tribunal en Avignon estaba llena de una mezcla de curiosidad e incredulidad mientras la Sra. Pelicot relataba los perturbadores detalles de su vida, una vida que creía construida sobre el amor y la confianza. El testimonio comenzó con el recuerdo de la Sra. Pelicot sobre su largo matrimonio, donde su amor floreció en la adolescencia y prosperó a través de los desafíos de la vida. Criaron a tres hijos y dieron la bienvenida a siete nietos, encarnando lo que muchos considerarían una envidiable vida familiar. Sin embargo, la fachada de normalidad se desmoronó a finales de 2020 cuando la policía reveló la aterradora realidad: su esposo la había estado drogando y permitiendo que otros hombres entraran en su hogar para asaltarla mientras ella estaba incapacitada. Eligiendo que su testimonio fuera escuchado públicamente, la Sra. Pelicot enfatizó la importancia de su historia para otras mujeres que puedan encontrarse en situaciones similares. "Ninguna mujer debería sufrir por ser drogada y victimizada," afirmó con resolución, destacando la necesidad de enfrentar directamente tales crímenes atroces. El juicio, que se espera que dure cuatro meses debido a la gran cantidad de hombres acusados —que van desde bomberos hasta soldados— ha enviado ondas de choque a lo largo de la nación. Muchos de estos hombres están en relaciones estables, complicando aún más la narrativa y desafiando las percepciones sociales de confianza y traición. El Sr. Pelicot, quien ha confesado numerosos cargos, incluyendo violación agravada, se encuentra aislado en un recinto de vidrio mientras enfrenta las consecuencias de sus acciones. El relato de la Sra. Pelicot sobre su matrimonio y la decepción de su esposo estuvo marcado por momentos escalofriantes, incluyendo sus experiencias de pérdida de memoria y apagones inexplicables que inicialmente atribuyó a problemas médicos. Estos vacíos en su memoria, más tarde aprendió, eran el resultado de un sistemático envenenamiento por parte de su esposo, quien había manipulado su confianza durante mucho tiempo. Su despertar llegó solo después de que el Sr. Pelicot fuera detenido por intentar grabar debajo de las faldas de mujeres en un supermercado, un incidente que desveló la oscura verdad de su relación. La sala del tribunal se enteró de que previamente había sido multado por un delito similar, una señal de advertencia que la Sra. Pelicot —atrapada en una red de engaños— no pudo reconocer en ese momento. Con un comportamiento sereno, detalló el impactante descubrimiento de la extensa colección de videos y fotografías de su esposo, evidencia del abuso que había padecido. Estas revelaciones la empujaron a confrontar la dolorosa realidad de su vida, obligándola a reunir fuerzas de una manera que nunca pensó posible. La cronología de su vida, una vez llena de amor y familia, se había convertido en una "cámara de tortura," como describió su dormitorio durante los asaltos. A pesar del abrumador dolor y trauma, la Sra. Pelicot ha mostrado una notable resiliencia. Tras las revelaciones de la policía, experimentó pensamientos suicidas, pero encontró consuelo en el apoyo de sus hijos y amigos. Describió su camino hacia la sanación como un proceso lento, marcado por la necesidad de reconstruir su vida. Ahora divorciada, planea recuperar su identidad tomando de nuevo su apellido de soltera después del juicio. Al enfrentarse valientemente a su esposo en el tribunal, la Sra. Pelicot expresó su determinación de reconstruir su vida, a pesar de reconocer las ruinas emocionales que dejó la traición de él. "No sé cómo sobreviví," afirmó, encarnando el espíritu de una sobreviviente decidida a hacer escuchar su voz. Este juicio sirve no solo como una plataforma para la historia de la Sra. Pelicot, sino como un recordatorio contundente de los problemas generalizados que rodean el consentimiento, la confianza y las cicatrices a menudo ocultas del abuso doméstico. El resultado puede tener profundas implicaciones sobre cómo la sociedad ve y aborda estos temas críticos en el futuro.

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