Tensiones entre China y tibetanos por la reencarnación del Dalái Lama en disputa

Tensiones entre China y tibetanos por la reencarnación del Dalái Lama en disputa

La comunidad tibetana en el exilio rechazó la injerencia y respaldó el proceso tradicional, que consiste en la búsqueda espiritual de un niño candidato que es sometido a pruebas para certificar su identidad

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

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El reciente anuncio del régimen chino sobre la necesidad de que la reencarnación del Dalái Lama sea aprobada por el gobierno central ha reavivado tensiones que han estado latentes durante décadas. Este martes, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Mao Ning, afirmó que el proceso de elección de la próxima reencarnación del Dalái Lama debería llevarse a cabo mediante un sorteo en una urna de oro, un método que se remonta a la dinastía Qing en el siglo XVIII. Esta declaración se produce en un contexto de creciente preocupación por el futuro del budismo tibetano y su liderazgo espiritual.


El actual Dalái Lama, Tenzin Gyatso, quien se encuentra en el exilio en India desde 1959, confirmó que la institución del Dalái Lama continuará, disipando así los temores de muchos tibetanos sobre un futuro sin una figura central en su cultura. En un videomensaje durante la 15ª Conferencia Religiosa Tibetana, el líder espiritual declaró que la responsabilidad de identificar a su sucesor recaerá exclusivamente en el Gaden Phodrang Trust, su oficina en India. Esta decisión se ha recibido con alivio entre los tibetanos en el exilio, quienes temen que el régimen chino intente designar un sucesor paralelo para consolidar su control sobre el Tíbet.


Desde el punto de vista chino, la postura oficial sostiene que cualquier reencarnación de figuras budistas prominentes debe realizarse bajo la supervisión del Estado, lo que ha suscitado críticas y condenas por parte de la comunidad budista. Mao Ning argumentó que el budismo tibetano tiene características chinas y que su adaptación a las realidades políticas y sociales del país es esencial para su supervivencia. Sin embargo, las declaraciones del régimen parecen más bien un intento de controlar un proceso espiritual que históricamente ha sido libre y autónomo.


Durante la misma jornada, la cúpula del budismo tibetano en Dharamshala rechazó enérgicamente la injerencia de China en el proceso sucesorio, expresando su firme oposición al uso político del proceso de reencarnación. Mediante una resolución unánime, respaldaron el plan del Dalái Lama y reafirmaron su compromiso con la lucha por la autonomía tibetana y la preservación de su identidad cultural. Estas reacciones ponen de manifiesto la resistencia de la comunidad tibetana frente a los intentos de Beijing de influir en su espiritualidad.


El ritual tradicional para elegir al Dalái Lama implica un proceso complejo que comienza tras la muerte del líder espiritual, donde se busca un niño que será sometido a pruebas para certificar su identidad. Este proceso, validado históricamente por el panchen lama, ha sido desafiado por el régimen chino que, en 1995, designó a su propio panchen lama y detuvo al elegido por el Dalái Lama, un acto que ha sido condenado internacionalmente como una violación de derechos humanos.


La historia del Dalái Lama y su linaje es profundamente significativa para la comunidad tibetana, ya que han integrado funciones religiosas con el liderazgo político del Tíbet desde el siglo XV. Tenzin Gyatso, el actual Dalái Lama, fue identificado a los dos años como la reencarnación de su predecesor y asumió su papel oficial a los cinco. Su liderazgo ha sido clave en tiempos de crisis, especialmente tras la represión militar china en 1950 y el levantamiento tibetano de 1959.


Desde su exilio en India, el Dalái Lama ha utilizado su plataforma para abogar por la paz, la no violencia y el diálogo intercultural. En 1989, recibió el Premio Nobel de la Paz, un reconocimiento a su compromiso con la justicia y la defensa de los derechos humanos. Aunque en 2011 renunció a su mandato político, sigue siendo una figura central en la lucha por la identidad cultural tibetana y un símbolo de resistencia ante la represión.


Las declaraciones recientes del Dalái Lama y la respuesta de la comunidad tibetana en el exilio indican que la lucha por la continuidad del linaje y la libertad religiosa en el Tíbet sigue siendo un tema candente. A medida que se aproxima el 90º cumpleaños del Dalái Lama, los tibetanos y sus simpatizantes están decididos a mantener viva la llama de sus tradiciones y su lucha por el reconocimiento y la dignidad.


El futuro del Dalái Lama y de la reencarnación de su linaje no solo es una cuestión de fe, sino también un símbolo de resistencia cultural frente a los intentos de control por parte del régimen chino. La historia reciente demuestra que, a pesar de los esfuerzos por parte de Beijing para imponer su autoridad, la comunidad tibetana mantiene su compromiso de preservar su identidad y su espiritualidad. En esta lucha, el legado del Dalái Lama continúa siendo un pilar fundamental, no solo para los tibetanos, sino también para todos aquellos que valoran la diversidad cultural y la libertad de creencias.

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