Trump y su promesa de deportaciones masivas: un riesgo para la economía agrícola

Trump y su promesa de deportaciones masivas: un riesgo para la economía agrícola

El expresidente ha prometido deportaciones masivas si es reelegido. Los expertos afirman que eso no solo desgarraría comunidades y familias, sino que destruiría la mano de obra agrícola de la nación

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política 15.10.2024

A medida que Donald Trump se lanza en su segunda campaña presidencial, su promesa de llevar a cabo la mayor deportación de inmigrantes indocumentados en la historia de Estados Unidos resuena con fuerza, generando no solo miedo en las comunidades inmigrantes, sino también preocupaciones sobre el impacto económico que esta política podría tener en el sistema alimentario del país. Los expertos advierten que sus planes de deportaciones masivas podrían desestabilizar una industria que ya enfrenta numerosos desafíos, desde el cambio climático hasta la inflación.


Las deportaciones masivas, según señalan economistas y defensores de los agricultores, no solo afectarán a los individuos directamente involucrados, sino que también perturbarán la cadena de suministro de alimentos que depende en gran medida de la mano de obra inmigrante. Este fenómeno es particularmente preocupante en un momento en que la industria agrícola ya está luchando para satisfacer la demanda debido a condiciones climáticas extremas y a la falta de trabajadores.


La importancia de la mano de obra inmigrante es innegable. Cientos de miles de inmigrantes, muchos de ellos de México, están empleados legalmente en el sector agrícola a través de visados temporales, mientras que un número significativo de indocumentados ocupa posiciones críticas en la cadena de distribución de alimentos. Se estima que, durante la pandemia, alrededor de cinco millones de esos trabajadores indocumentados fueron considerados esenciales, lo que pone de manifiesto su papel vital en el funcionamiento de la economía estadounidense.


La idea de una deportación masiva plantea interrogantes inquietantes sobre quién se encargará de los trabajos que estos inmigrantes realizan, que van desde la cosecha de productos hasta el trabajo en restaurantes. Muchos de estos empleos son rechazados por ciudadanos nativos debido a las duras condiciones laborales y los bajos salarios. La escasez de mano de obra en el sector agrícola es un hecho que se ha agravado en los últimos años, y los agricultores ya advierten que cualquier intento de forzar una salida masiva de inmigrantes podría paralizar sus operaciones.


La propuesta de Trump se encuentra en un contexto más amplio de debates sobre el sistema de inmigración estadounidense, que ha estado estancado durante décadas. A pesar de que hay soluciones bipartidistas sobre la mesa, la retórica polarizada y las posturas extremas dificultan la creación de políticas efectivas. La falta de acción sobre la reforma migratoria ha llevado a muchos a temer que la ausencia de un enfoque equilibrado solo aumentará la tensión y la incertidumbre en torno a la mano de obra inmigrante.


El impacto de la deportación masiva no solo se limitaría a la economía; también afectaría profundamente a las familias inmigrantes, muchas de las cuales viven en estatus mixto. La separación de familias se convertiría en una tragedia diaria si se llevaran a cabo redadas masivas, generando un clima de miedo y desconfianza en las comunidades. Esto no solo plantea cuestiones éticas, sino que también podría tener repercusiones sociales duraderas.


Además, las implicaciones fiscales de un éxodo masivo de trabajadores indocumentados no deben ser ignoradas. La mayoría de estos inmigrantes contribuyen a la economía a través de impuestos, y su salida significaría una pérdida significativa de ingresos fiscales para los gobiernos locales y estatales. Esto podría provocar un efecto dominó que afectaría a servicios públicos y programas sociales, exacerbando aún más la crisis económica.


Los críticos de la política de Trump también advierten que la historia muestra que la deportación masiva no ha beneficiado a la economía en el pasado. Experiencias anteriores con medidas de restricción de inmigrantes no han resultado en aumentos salariales para los trabajadores nativos, sino que han llevado a la creación de vacíos laborales que, eventualmente, afectan la productividad y el crecimiento del sector.


Por otro lado, las promesas de Trump sobre cómo sus políticas podrían beneficiar a los trabajadores estadounidenses han sido cuestionadas por analistas que señalan que la abolición de programas de trabajo temporal en el pasado no resultó en mejoras salariales para los nativos. La experiencia ha demostrado que, en lugar de crear oportunidades, tales medidas tienden a desestabilizar el mercado laboral.


A medida que se acercan las elecciones, la retórica en torno a la inmigración seguirá evolucionando. Sin embargo, el foco debería estar en desarrollar un enfoque comprensivo que reconozca el valor de los trabajadores inmigrantes en todos los niveles de la economía. Ignorar su contribución y optar por un enfoque de mano dura podría tener consecuencias devastadoras que se sentirían en las mesas de cena de los estadounidenses, afectando el acceso a alimentos y aumentando los costos.


Por último, el debate sobre la inmigración debe ir más allá de la política y centrarse en la humanidad de las historias detrás de cada individuo. Detrás de cada estadística hay familias que luchan por sobrevivir y contribuir a la sociedad. La amenaza de deportaciones masivas en un clima de incertidumbre solo añade más presión a un sistema ya frágil que necesita soluciones compasivas y efectivas, más que miedo y división.

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