
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




En medio de un clima cargado de tensiones e indignación, Israel conmemoró el Día de los Caídos con un discurso por parte del jefe del Shin Bet, el servicio de inteligencia interior israelí, Ronen Bar, que reconoció la responsabilidad de su organización en el ataque perpetrado por Hamás el pasado 7 de octubre. Ante la presencia de líderes políticos y familiares de las víctimas, Bar expresó su pesar y anunció una investigación interna para esclarecer lo ocurrido durante la masacre que dejó un saldo trágico de alrededor de 1.200 muertos.
Sin embargo, la intervención del primer ministro Benjamin Netanyahu en el evento se vio empañada por la protesta de parte del público, que se levantó y abandonó el lugar al inicio de su discurso. A pesar de las críticas y la presión, Netanyahu no ha asumido públicamente responsabilidades por el ataque, enfocando su discurso en la ofensiva militar y la determinación de lograr el retorno de los rehenes en manos de Hamás.
Mientras Netanyahu hacía hincapié en la respuesta militar, el presidente Isaac Herzog dedicó su intervención a solidarizarse con las familias de los secuestrados. Manifestando que la herida no sanará hasta que todos los rehenes regresen, Herzog reflejó el sentir de una población que clama por la libertad de aquellos que siguen cautivos en Gaza, un conflicto que ha desencadenado protestas en las calles y una creciente presión sobre el Gobierno israelí.
El retorno de los secuestrados por Hamás se ha convertido en una demanda urgente y recurrente en la sociedad israelí, que exige acciones concretas por parte de las autoridades para asegurar la liberación de los prisioneros. Las manifestaciones multitudinarias del sábado en las calles evidencian la frustración y el descontento de una población que busca respuestas y soluciones a un conflicto que parece lejos de encontrar una resolución pacífica.
Incluso en el acto celebrado en el cementerio militar de Ashdod, el ministro de Seguridad Nacional, Ben Gvir, no escapó de la indignación de algunos asistentes que lo abuchearon, exigiendo su salida al grito de "Fuera de aquí, criminal". Este clima de confrontación y reproche hacia las autoridades se suma a la presión sobre el Gobierno para rendir cuentas y encontrar una salida a la crisis desencadenada por el ataque de Hamás.
En este contexto tenso y polarizado, el Jefe del Estado Mayor del Ejército, Herzi Halevi, fue uno de los pocos líderes que asumió la responsabilidad por el fracaso de las Fuerzas de Defensa de Israel en proteger a los civiles durante el trágico suceso del 7 de octubre. Sus disculpas contrastan con la reticencia de otros líderes políticos a asumir responsabilidades, generando un clima de desconfianza y malestar en una sociedad que reclama transparencia y justicia ante tan dolorosos acontecimientos.
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