La estrategia de Trump con Ucrania empuja a la UE a 'rearmarse' de urgencia para ser un actor clave en el fin de la guerra

La estrategia de Trump con Ucrania empuja a la UE a 'rearmarse' de urgencia para ser un actor clave en el fin de la guerra

Macron convoca a los líderes de los 27 en París este lunes y los ministros de Exteriores se ven en Munich.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política 16.02.2025

La situación en Ucrania y la postura de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump han llevado a la Unión Europea (UE) a una posición de reflexión y, en cierto modo, de urgencia. A medida que las tensiones entre Ucrania y Rusia continúan escalando, la UE se encuentra en una encrucijada, intentando encontrar su lugar en el complejo tablero geopolítico que se ha configurado. El reciente movimiento de los ministros de Exteriores de los 27 Estados miembros en Múnich y la convocatoria de líderes por parte de Emmanuel Macron en París subrayan esta urgencia por rearmarse no solo militarmente, sino también diplomáticamente.


En un contexto donde Estados Unidos parece deslizarse hacia un enfoque que podría favorecer a Rusia, la UE se siente cada vez más como un espectador en una partida que podría definir el futuro del continente. Las declaraciones del vicepresidente estadounidense, JD Vance, en la conferencia de Múnich enfatizan la percepción de que la UE enfrenta más desafíos internos que externos, lo que genera un clima de desconfianza y una sensación de aislamiento en el ámbito diplomático.


El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha manifestado su preocupación por la posibilidad de que Trump se siente a negociar con Putin sin considerar su posición. Su llamado a una mayor integración y acción por parte de Europa resuena no solo con líderes europeos, sino también con una audiencia más amplia que busca un papel más asertivo del bloque en la resolución del conflicto. Zelenski apela a la necesidad de que Europa se convierta en una "fuerza común unida", lo que refleja una creciente frustración con la dependencia de los Estados Unidos.


Sin embargo, la realidad es que la creación de unas fuerzas armadas europeas y la autonomía en materia de defensa son proyectos que aún se encuentran en una fase muy temprana. En este contexto, los líderes europeos están más preocupados por consolidar los fundamentos de la unidad antes de poder soñar con una estructura militar cohesiva. La dependencia histórica de la UE de la protección estadounidense en el ámbito de la defensa ha dejado un vacío que ahora se siente con mayor urgencia ante la inestabilidad.


Las preocupaciones sobre una "paz dictada" por parte de Moscú se encuentran en la mente de muchos líderes europeos, con el canciller alemán Olaf Scholz advirtiendo sobre las implicaciones que un acuerdo considerado débil podría tener para la seguridad del continente. Las voces en los países nórdicos y bálticos son especialmente alarmantes, reflejando un temor palpable a que la agresión rusa no se limite a Ucrania, sino que pueda extenderse a otras naciones europeas.


Zelenski ha sido claro al expresar que cualquier acuerdo de paz que no incluya a Ucrania en la mesa de negociación es inaceptable. Su firme postura subraya la necesidad de que Europa actúe como un actor clave en las conversaciones, algo que hasta ahora no ha sucedido. La insistencia de que las negociaciones no deben proceder sin la participación de Kiev resuena con el deseo de que el continente tome las riendas de su propio destino en esta crisis.


Los comentarios del ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, en Múnich, refuerzan esta idea. Albares ha enfatizado que la guerra debe concluir con una paz justa y duradera, y que la UE debe estar activamente involucrada en el proceso de negociación junto con los Estados Unidos. Esta posición refleja una creciente necesidad de la UE de hacerse escuchar, no solo en apoyo a Ucrania, sino también en la definición de su propio futuro.


A medida que la situación evoluciona, las urgencias europeas se vuelven cada vez más evidentes. La UE debe encontrar una forma de articular su voz, de manera que su apoyo a Ucrania no solo sea simbólico, sino que tenga un impacto tangible en las negociaciones. La falta de claridad en los próximos pasos y en la forma en que se llevarán a cabo las conversaciones añade una capa de incertidumbre que podría ser perjudicial.


Las proyecciones sobre el futuro a corto y medio plazo sugieren que las negociaciones podrían comenzar a tomar forma en torno a la cumbre de la OTAN en Washington. Sin embargo, el tiempo apremia y la necesidad de que Europa se posicione firmemente en el escenario internacional es más crucial que nunca. Si la UE no actúa con celeridad, corren el riesgo de que su voz se ahogue en el ruido de las conversaciones de alto nivel entre líderes como Trump y Putin, dejando a Ucrania en una posición vulnerable.


La historia nos ha enseñado que la inacción puede tener consecuencias devastadoras. En este sentido, la UE se enfrenta a un desafío vital: consolidar su unidad y actuar decisivamente para asegurar que el futuro de Ucrania y la seguridad del continente se definan en una mesa donde todos los actores relevantes estén presentes y participen activamente. La cuestión no es solo de seguridad militar, sino de un compromiso político y diplomático que asegure un futuro estable y pacífico para toda Europa.

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