Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Los ciudadanos venezolanos se preparan para un día crucial en su historia, ya que este domingo acudirán a las urnas para elegir a su nuevo presidente. Con un escenario desbordante de incertidumbre, dos figuras emergen como principales contendientes: Nicolás Maduro, actual presidente y líder del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), y Edmundo González, un candidato de la oposición respaldado por la Plataforma Unitaria Democrática. La polarización del electorado es palpable, y el país enfrenta un futuro incierto con varios posibles desenlaces. La primera posibilidad, que se ha avivado en las encuestas, es que la oposición logre una victoria contundente. Edmundo González podría recibir entre un 60% y un 80% de los votos, un resultado que, de concretarse, marcaría un cambio drástico en la política venezolana. La figura de María Corina Machado, quien a pesar de su inhabilitación ha mantenido un fuerte apoyo popular, ha sido fundamental en la movilización hacia González, uniendo a diversas corrientes de la oposición en la lucha contra el chavismo. Sin embargo, la posibilidad de que Maduro continúe en el poder no puede descartarse. Algunas encuestas sugieren que el presidente podría ganar, aunque no con un margen significativo. En su campaña, el PSUV ha intentado galvanizar a sus bases, aunque la legitimidad de este apoyo es cuestionada, dado que muchos de los presentes en sus mítines son funcionarios que podrían estar bajo presión para asistir. La historia reciente del país ha estado marcada por acusaciones de manipulación electoral, lo que lleva a muchos a dudar de la transparencia del proceso. Las inquietudes sobre la manipulación del resultado son profundas. El hecho de que observadores internacionales de la UE hayan sido excluidos del proceso y que solo algunos organismos afines al gobierno tengan acceso para monitorear la elección genera desconfianza. Las restricciones impuestas a la prensa internacional, junto con la dificultad que enfrentan los venezolanos en el exterior para registrarse para votar, alimentan la percepción de un proceso electoral "teledirigido". Esto podría llevar a un resultado que favorezca a Maduro, a pesar de la posible oposición del electorado. La inhabilitación de Edmundo González es otro elemento en este complicado mosaico. Su situación legal está en riesgo dado que, a pesar de ser el candidato de la oposición, su inscripción electoral podría ser impugnada por integrantes del chavismo, quienes buscarían desarticular cualquier amenaza a su dominio. Este tipo de maniobras han sido una constante en el sistema político venezolano, donde la oposición ha enfrentado desafíos legales que ponen en entredicho su participación electoral. El miedo a la suspensión del proceso electoral también se cierne sobre el país. Maduro ha utilizado tácticas de distracción en el pasado para evitar elecciones, y muchos ciudadanos temen que pueda recurrir a la excusa de una crisis externa o un conflicto interno para anular la votación. Tal decisión, aunque arriesgada, podría surgir de un deseo de aferrarse al poder que, con el paso del tiempo, ha demostrado ser más una necesidad emocional que una estrategia política sensata. La retórica violenta del chavismo ha ido en aumento en las semanas previas a la elección, con Maduro advirtiendo sobre las posibles consecuencias de un triunfo de la oposición. Sus declaraciones, que evocan la idea de una guerra civil, generan un clima de tensión y anticipación, dejando a muchos preguntándose qué ocurriría si la oposición decidiera no aceptar un resultado adverso. Si Maduro logra ganar las elecciones, es probable que la oposición reaccione enérgicamente, organizando protestas masivas que podrían recordar las turbulentas manifestaciones de 2017. En aquel entonces, la represión fue brutal, con un saldo trágico de muertos, heridos y detenidos. La incógnita sobre cómo se gestionaría este nuevo levantamiento social es preocupante, dado que el gobierno tiene el plan de acción para reprimir cualquier intento de descontento. A medida que se acerca el día de las elecciones, el pueblo venezolano se encuentra en una encrucijada histórica, donde la esperanza de cambio se enfrenta a la cruda realidad de un sistema profundamente arraigado en el poder. Las decisiones que se tomen en las próximas horas podrían definir el rumbo del país para los próximos años, y el mundo estará atento a los acontecimientos que se desarrollen en esta nación en crisis. Con la democracia en juego y el futuro incierto, los ciudadanos esperan que sus voces sean escuchadas en un proceso que muchos consideran un punto de inflexión en su historia.