Inseguridad en Lima: El riesgo que enfrentan los emprendedores y pequeños negocios

Inseguridad en Lima: El riesgo que enfrentan los emprendedores y pequeños negocios

La criminalidad genera efectos adversos en los negocios y sobrecostos de entre 5% y 10%, que impactan en su continuidad. Empresarios cuentan que muchos deben incluir el pago de cupos en sus presupuestos y se teme retrocedo en su recuperación económica.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política HACE 22 HORAS

La situación de la inseguridad ciudadana en Lima ha alcanzado niveles alarmantes, convirtiendo la actividad empresarial en un ejercicio de alto riesgo. Según Andrés Choy, presidente de la Asociación de Bodegueros del Perú, la criminalidad ha ido en aumento constante, un hecho más que evidente en los últimos tres años. Este aumento no solo afecta la seguridad de los ciudadanos, sino que pone en jaque la viabilidad de los micro, pequeños y medianos negocios, que se ven obligados a lidiar con un entorno hostil donde la violencia criminal se ha convertido en un inusual compañero de trabajo.


Las extorsiones y el cobro de cupos han pasado de ser fenómenos aislados a prácticas comunes que afectan a los emprendedores en diversas áreas. Los pequeños comerciantes, en particular, se encuentran en una posición vulnerable, ya que muchas veces no cuentan con los recursos necesarios para proteger sus negocios. Esta situación genera un clima de miedo que no solo desincentiva la inversión, sino que también frena la recuperación económica del país, un objetivo que parece cada vez más lejano ante la creciente ola de criminalidad.


El impacto de estas prácticas delictivas es devastador. Muchas veces, los pequeños negocios que no pueden hacer frente a la extorsión ven como última opción el cierre de sus puertas. Esto no solo significa la pérdida de empleos, sino también la desintegración de pequeñas comunidades que dependen de estos comercios para su subsistencia. La sensación de inseguridad se traduce en una disminución del consumo, lo que agrava aún más la situación económica de Lima y sus alrededores.


A medida que la inseguridad se convierte en una constante en la vida de los empresarios, la pregunta que surge es cómo se puede revertir esta tendencia. La respuesta no es sencilla. Las autoridades deben actuar con rapidez y determinación para abordar las raíces del problema, implementando políticas efectivas que no solo persigan a los delincuentes, sino que también fortalezcan la confianza de los ciudadanos en la justicia y en las instituciones.


Es fundamental que el gobierno y las fuerzas del orden se involucren de manera más activa en la protección de los negocios, ofreciendo estrategias que incluyan desde mayor vigilancia en las zonas más conflictivas hasta el establecimiento de canales de denuncia seguros y efectivos. La colaboración entre el sector público y privado es esencial para crear un entorno seguro donde los emprendedores puedan operar sin temor a represalias.


La situación no es solo un problema de seguridad; es un tema de desarrollo económico. La falta de condiciones adecuadas para el comercio puede desalentar la creación de nuevas empresas y limitar las oportunidades para aquellos que intentan alcanzar el sueño de ser emprendedores. La inversión en seguridad no debe verse como un gasto, sino como una inversión en el futuro del país.


La comunidad empresarial también tiene un papel que desempeñar. La organización y la solidaridad entre los comerciantes pueden ser herramientas poderosas para enfrentar esta adversidad. Creando redes de apoyo y mecanismos de colaboración, los negocios pueden no solo protegerse mejor, sino también presionar a las autoridades para que tomen medidas más contundentes.


A pesar de la oscuridad que rodea a este fenómeno, es importante recordar que la resiliencia es una característica del pueblo peruano. La historia ha demostrado que ante la adversidad, los ciudadanos encuentran formas de adaptarse y superar los obstáculos. Sin embargo, esto no debe ser una excusa para aceptar la violencia como una parte normal de la vida cotidiana.


Lima, una ciudad con un potencial indiscutible, no puede permitirse ser definida por la criminalidad. Es hora de que los diferentes actores sociales, desde el gobierno hasta los ciudadanos, trabajen juntos para construir un futuro donde la seguridad y la prosperidad sean una realidad para todos. La seguridad ciudadana es una tarea colectiva que requiere el compromiso y la acción de todos. Solo así se podrá restaurar la confianza y el dinamismo que Lima tanto necesita para volver a brillar como un importante centro comercial y cultural en la región.

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