Aumento de aranceles de EE. UU. pone en riesgo la industria siderúrgica mexicana

Aumento de aranceles de EE. UU. pone en riesgo la industria siderúrgica mexicana

México es uno de los principales socios del sector. El incremento del arancel del 25% al 50% a afecta a unos 7.500 millones de dólares en inversión y 300.000 empleos

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Política 04.06.2025

La reciente decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de aumentar los aranceles sobre las importaciones de acero y aluminio ha creado una nueva ola de incertidumbre para el sector siderúrgico mexicano, que enfrenta un golpe potencialmente devastador en su economía. La elevación del arancel del 25% al 50% no solo afecta a los exportadores mexicanos, sino que también podría desencadenar un efecto dominó en varias industrias clave tanto en México como en Estados Unidos.


El sector mexicano, que ya había sentido el rigor de un primer arancel del 25% impuesto en marzo pasado, se encuentra ahora en una situación precaria. Con más de 20.000 millones de dólares en exportaciones de acero y aluminio en juego, el impacto económico se prevé considerable. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha calificado la medida como “injusta” e “insostenible”, enfatizando que el gobierno mexicano hará todo lo posible para que las autoridades estadounidenses reconsideren esta decisión perjudicial.


La medida está justificada por Trump como una forma de proteger la seguridad nacional y fomentar la industria local. Sin embargo, los críticos argumentan que esta política proteccionista podría acaba perjudicando tanto a los proveedores como a los consumidores de acero y aluminio en ambos lados de la frontera. La industria automotriz, la construcción y la metalmecánica son solo algunas de las áreas que se verán impactadas por el encarecimiento de estos insumos esenciales.


En respuesta a la creciente presión, el gobierno mexicano ha intensificado la vigilancia sobre las importaciones de acero chino y ha implementado medidas para combatir prácticas desleales de comercio. Sin embargo, estas acciones parecen insuficientes ante la severidad del nuevo arancel. La situación ha llevado a los fabricantes mexicanos a una encrucijada, ya que muchos han tenido que ajustar sus estrategias comerciales y aceptar los costos adicionales que vienen con el aumento de tarifas.


La Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero (Canacero) también ha expresado su rechazo a la medida, argumentando que el acero mexicano no es una amenaza para el mercado estadounidense. Más bien, sostiene que ambos mercados son complementarios y que trabajar de manera conjunta es la mejor estrategia para enfrentar la sobrecapacidad global y las prácticas comerciales desleales provenientes de otros países.


El impacto cuantificable de este aumento en aranceles podría ser devastador. Según estimaciones, la economía mexicana podría ver una reducción de hasta el 0,73% en su PIB en un año, además de poner en riesgo alrededor de 380.000 empleos en el sector. También se calcula que las exportaciones de acero y aluminio podrían caer un 4% en 2024, una cifra alarmante considerando que el 82% de las exportaciones de estos productos de México se dirigen a Estados Unidos.


El análisis de expertos económicos también sugiere que este cambio en la política arancelaria podría tener repercusiones significativas en las economías de los estados estadounidenses que dependen de las importaciones de acero. Illinois, Texas y Ohio, que consumen más de un tercio del acero importado, se verán especialmente afectados, ya que los costos de producción local no pueden competir con la calidad y las características del acero mexicano.


La situación no solo pone en riesgo la estabilidad económica de México, sino que también revela las vulnerabilidades del mercado estadounidense, que depende en gran medida de las importaciones para satisfacer la demanda interna de acero. Con una producción local que no siempre es suficiente, la dependencia de acero extranjero se convierte en un tema crítico para las industrias estadounidenses que se enfrentan a esta nueva realidad.


A medida que ambos países navegan por esta turbulenta fase de relaciones comerciales, la incertidumbre continúa creciendo. Los esfuerzos por mitigar el daño de los nuevos aranceles serán cruciales en los próximos días, mientras que el gobierno mexicano busca argumentos sólidos para defender su posición ante las autoridades estadounidenses.


La escalada en las tensiones comerciales entre México y Estados Unidos subraya una vez más la compleja interdependencia económica entre los dos países. La industria siderúrgica mexicana, un pilar vital de su economía, se encuentra en un punto crítico que requiere atención inmediata y soluciones creativas para asegurar su viabilidad a largo plazo ante un entorno comercial cada vez más desafiante.

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