Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Este martes, México ha marcado un hito en su historia política al ver a Claudia Sheinbaum Pardo convertirse en la primera presidenta del país. En un evento cargado de simbolismo, más de 35 millones de mexicanos celebraron la llegada de una mujer a la máxima dignidad del país, un acontecimiento que no solo representa un cambio de administración, sino un avance significativo en la lucha por la igualdad de género. Sheinbaum, quien fue elegida por el pueblo en las elecciones del 2 de junio, tomó el bastón de mando con una audiencia predominantemente femenina que atestiguó este momento histórico. La toma de posesión no solo fue un acto protocolario; estuvo impregnada de un mensaje feminista que resonó en cada rincón del Congreso. Es la primera vez en la historia de México que los tres poderes –Ejecutivo, Legislativo y Judicial– están encabezados por mujeres. Este hecho fue resaltado por María Guadalupe Murguía Gutiérrez, jefa de la bancada del PAN, quien enfatizó que la llegada de Sheinbaum debía traer consigo un cambio significativo, en honor a las luchas de tantas mujeres a lo largo de la historia. Al subir al estrado, Sheinbaum no solo se dirigió a sus seguidores, sino que también rindió homenaje a las mujeres que la precedieron, desde las que lucharon por sus derechos en el pasado hasta aquellas que aún enfrentan dificultades en la actualidad. Su discurso fue un reconocimiento a las mujeres anónimas que han luchado por un mundo mejor. “No llego sola, llegamos todas”, afirmó, marcando el tono de su gestión como un esfuerzo colectivo que incluye a todas las voces de la sociedad. La ceremonia fue un espectáculo visual y simbólico, con la nonagenaria Ifigenia Martínez entregando la banda presidencial a Sheinbaum, un acto que representó un traspaso de poder entre mujeres pioneras en un país donde el machismo ha sido una constante. Esta representación femenina no solo se limitó a la ceremonia; también se reflejó en la composición del mariachi que animó el evento, conformado exclusivamente por mujeres, un detalle que subraya el cambio cultural que se está gestando. El discurso de la nueva presidenta estuvo lleno de referencias a su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, a quien calificó como “el mejor presidente” de la historia contemporánea. Al mismo tiempo, Sheinbaum hizo un llamado a la grandeza de las civilizaciones indígenas que existían antes de la llegada de los colonizadores, destacando la importancia de reconocer y celebrar la diversidad cultural de México. Sin embargo, la llegada de Sheinbaum no solo es significativa por su género, sino también por su trayectoria. Como licenciada en Física y doctora en Ingeniería Ambiental, su carrera ha estado marcada por el activismo y la política, siendo una figura clave en la lucha contra el cambio climático a nivel internacional. Su ascenso al poder representa un cambio generacional y un giro hacia un liderazgo más técnico y basado en la ciencia. El evento también tuvo resonancias internacionales, con la presencia de representantes de 105 países, aunque la controversia con España, debido a la historia colonial, dejó al rey Felipe VI sin representación. Esto destaca no solo la importancia del evento a nivel nacional, sino también su relevancia en el contexto global. A medida que Sheinbaum asumía el cargo, el pueblo la recibía con entusiasmo en las calles. Su vehículo tuvo dificultades para avanzar entre la multitud que salió a apoyarla, reflejando el cariño y la esperanza que los ciudadanos han depositado en su administración. López Obrador, al abandonar la sede del gobierno, también fue despedido con gran calidez, marcando el fin de una era y el inicio de otra. Finalmente, la celebración en el Zócalo capitalino, donde coros, danzas y música mariachi llenaron el aire, fue un recordatorio de la riqueza cultural de México y de la importancia de la inclusión. Aunque el país sigue enfrentando retos de desigualdad y machismo, este primero de octubre marca un cambio en la narrativa, un paso hacia adelante en la búsqueda de un futuro más equitativo para todas las mujeres en México. La historia se escribe hoy, y con ella, se alza la voz de una nueva generación de líderes.