
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




La reciente decisión de Donald Trump de revertir parcialmente los aranceles del 25% a Canadá y México ha generado una ola de desconcierto en el ámbito empresarial e inversor en Estados Unidos. Firmada en el Despacho Oval el jueves, esta medida es solo una más en una serie de giros vertiginosos en la formulación de políticas comerciales que han puesto a las empresas en una situación de incertidumbre y nerviosismo. Jeff Aznavorian, presidente de Clips & Clamps Industries, expresó su frustración ante estos cambios repentinos, señalando que en apenas 24 horas se habían dado tres alteraciones que complican la operativa de su empresa. La falta de claridad y la dificultad para anticiparse a las decisiones del presidente han llevado a muchos en el sector automotriz a cuestionar la viabilidad de sus planes de negocio. Los efectos en los mercados financieros han sido inmediatos. El índice S&P 500 experimentó una caída de casi el 2% en respuesta a los cambios de aranceles, marcando un inicio preocupante para lo que podría ser una de sus semanas más complicadas desde septiembre. Este comportamiento del mercado no solo refleja la inquietud de los inversores, sino también una profunda preocupación por la dirección incierta de la política comercial de la administración Trump. Es importante notar que, a pesar del miedo que estas decisiones han generado, el entorno dentro de la Casa Blanca parece estar caracterizado por una lealtad ciega a las ideas de Trump. Con el cambio en la secretaria del Tesoro y la continuidad de asesores como Peter Navarro, la política comercial se mantiene firme en un enfoque proteccionista, lo que deja poco espacio para la moderación. Howard Lutnick, nuevo secretario de Comercio, ha defendido estas políticas ante la caída del mercado, reafirmando su confianza en el liderazgo del presidente. A pesar de las críticas, la administración ha argumentado que los cambios en la política de aranceles están motivados por preocupaciones en torno al tráfico de drogas y la seguridad fronteriza, no solo por motivos económicos. Sin embargo, esta justificación ha sido recibida con escepticismo por muchos analistas y empresarios que ven en la errática política comercial un camino hacia la inestabilidad. Los líderes empresariales han hecho eco de esta preocupación, señalando que la falta de una estrategia coherente dificulta la planificación a largo plazo. Traci Tapani, copresidenta de Wyoming Machine, ha indicado que la incertidumbre provocada por los constantes cambios en las políticas impide a las empresas tomar decisiones clave sobre inversiones. Esta falta de previsibilidad podría tener efectos perjudiciales no solo para las empresas, sino también para el empleo y la economía en general. Por otro lado, el panorama no es menos sombrío para los grupos empresariales. Jonathan Gold, vicepresidente de la Federación Nacional de Minoristas, subrayó cómo la naturaleza intermitente de los anuncios relacionados con los aranceles complica la logística y la cadena de suministro. Esto podría llevar a una disrupción significativa en el comercio minorista, afectando la disponibilidad de productos y los precios para los consumidores. Sin embargo, a pesar del clima de caos, la administración Trump todavía no ha visto tensiones internas significativas en su equipo de comercio, lo cual contrasta con las luchas de poder y los desacuerdos que marcaron su primer mandato. En cambio, parece haber un consenso en torno al enfoque agresivo de Trump hacia el comercio internacional, una postura que ha sido recibida con entusiasmo por algunos sectores, aunque con gran preocupación por otros. La efectividad de esta estrategia se pone en tela de juicio, especialmente si se considera el impacto que podría tener una caída prolongada en los mercados financieros. Edward Alden, del Consejo de Relaciones Exteriores, sugiere que la reacción negativa de los inversores podría ser el mayor freno a la política comercial actual, planteando la posibilidad de que el presidente reevalúe su enfoque si sus "amigos ricos" comienzan a sentir las consecuencias en sus carteras. Mientras tanto, las empresas continúan lidiando con una incertidumbre que afecta su capacidad para operar de manera eficiente. La situación es especialmente crítica para los concesionarios de automóviles, quienes ven en la fluctuación de los aranceles una amenaza directa a su flujo de caja y, por ende, a su viabilidad. La presión sobre los fabricantes de automóviles, tanto estadounidenses como extranjeros, para reajustar sus cadenas de suministro en un corto plazo añade una capa más de complejidad a un entorno ya inestable. En resumen, el reciente giro de Trump sobre los aranceles ha dejado a empresas e inversores en un estado de confusión y ansiedad. Con una política comercial que parece cambiar de un día para otro, el futuro se presenta incierto, y las repercusiones de estas decisiones podrían ser significativas tanto a nivel nacional como internacional.