
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Política 01.03.2025
La situación en Miraflores se ha vuelto cada vez más complicada debido a una serie de obras de infraestructura que se están llevando a cabo simultáneamente. Los residentes de la zona, como Paola Pérez Godoy, presidenta de la Asociación Miraflores Vecinos en Acción, expresan su frustración por la falta de coordinación y la acumulación de trabajos que han transformado el distrito en un verdadero laberinto de calles cerradas y desvíos. "Antes, si uno quería ir a un restaurante de Comandante Espinar tomabas la avenida Pardo y llegabas en cinco minutos. Ahora, por dar varias vueltas te demoras más de una hora", se queja Pérez Godoy, reflejando el descontento generalizado de los vecinos.
Los cierres de calles, como el del cruce de Pardo con Espinar, que comenzó el 20 de febrero y se espera que finalice el 12 de marzo, son parte de un plan más amplio de renovación de la vía Comandante Espinar. Este proyecto, que inició en noviembre del año pasado, está diseñado para mejorar las condiciones de las pistas, aunque los beneficios aún son difíciles de percibir para los usuarios diarios. Según José Zamora Sánchez, subgerente de Obras Públicas y Mantenimiento, la renovación está al 94% y se espera que se completen las obras en abril.
Sin embargo, la frustración crece entre los vecinos, quienes no solo enfrentan las interrupciones de tráfico en Comandante Espinar, sino que también deben lidiar con las obras en otros lugares, como el Malecón de la Reserva y la calle Armendáriz. "Esta semana han comenzado las labores de rehabilitación en varias cuadras del Malecón, lo que afectará aún más el tránsito vehicular", explica Zamora. La lógica detrás de la decisión de realizar tantas obras a la vez radica en la falta de mantenimiento integral en Miraflores en los últimos años, un argumento que, aunque válido, no parece calmar la inquietud de los residentes.
Zamora se disculpa por las molestias y asegura que están intentando comunicar las novedades a los afectados a través de diferentes canales. Sin embargo, las quejas persisten, y muchos vecinos sienten que la información no llega de manera efectiva. La falta de un plan claro de desvíos y la escasa orientación en las calles han llevado a un caos vehicular que se intensifica en fechas clave, como las festividades locales, lo que ha llevado a críticas desde el concejo municipal.
El regidor Renato Otiniano ha señalado que la falta de coordinación es una de las principales causas del malestar. "La municipalidad parece estar más interesada en cumplir con una cuota de obras en lugar de considerar la logística y la planificación de las mismas", argumenta Otiniano. Las calles, en su estado actual, son un testimonio de la desorganización, complicando aún más la vida diaria de los residentes.
Por si fuera poco, las nuevas modificaciones en Comandante Espinar han traído consigo preocupaciones sobre la reducción de carriles en algunos sectores. Pérez Godoy también menciona el impacto negativo que esta situación ha tenido en los negocios locales, con varios comercios cerrando sus puertas debido a la falta de acceso. "Se siente que las intervenciones no son prioritarias. La gente está pidiendo más atención a temas como seguridad e iluminación, y no solo nuevas obras", expresa la líder vecinal.
Desde la municipalidad, el subgerente de obras defiende el diseño de la nueva avenida, asegurando que se han tomado en cuenta las necesidades de los diferentes sectores. "No se está reduciendo el número de carriles en toda la avenida, hay zonas que mantendrán cuatro carriles y se han diseñado espacios exclusivos para el acceso a colegios", resalta Zamora. Sin embargo, la percepción de los ciudadanos sobre la efectividad de estos cambios es que no se están priorizando adecuadamente sus necesidades.
A medida que las obras continúan, los vecinos de Miraflores se encuentran en una encrucijada, deseando que los beneficios de estas renovaciones lleguen pronto, pero lamentando el costo inmediato que están pagando en términos de tiempo, comodidad y accesibilidad. La situación pone de manifiesto la importancia de una planificación más cuidadosa y una mejor comunicación entre la municipalidad y los ciudadanos, quienes son los más afectados por las decisiones que se toman en las oficinas del gobierno local.
La promesa de un Miraflores renovado y más funcional es atractiva, pero los residentes esperan que no se repitan situaciones de caos en el futuro. La clave parece residir en una gestión más eficiente y en la escucha activa de las verdaderas necesidades de la comunidad, para que la transformación no se convierta en una carga.
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