
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Política 26.02.2025
El panorama político alemán ha experimentado un cambio trascendental con el ascenso de la Alternativa para Alemania (AfD), que ahora se posiciona como la segunda fuerza política del país después de las recientes elecciones. Este fenómeno ha despertado inquietudes y debates en torno a la naturaleza y la agenda del partido de extrema derecha, que ha sabido capitalizar el descontento social y económico de amplios sectores de la población. La figura de Friedrich Merz, líder del partido conservador CDU, se ha destacado en este escenario, con la intención de formar un gobierno de coalición con el SPD y enfrentar a la AfD como una de sus principales preocupaciones.
La AfD, que surgió en 2013 como un movimiento euroescéptico, ha evolucionado significativamente desde sus inicios. Originalmente concebida como una escisión de la CDU, el partido rápidamente redirigió su enfoque hacia un discurso más nacionalista y antiinmigrante. A medida que las crisis políticas y económicas se intensificaron, especialmente la crisis de refugiados durante el mandato de Angela Merkel, la AfD comenzó a ganar terreno al posicionarse como una voz de oposición a las políticas tradicionales. Este cambio han permitido que el partido atraiga a un electorado cansado de los partidos convencionales que sienten que no han respondido adecuadamente a sus preocupaciones.
El crecimiento de la AfD ha sido particularmente notable en Alemania del Este, una región que ha enfrentado mayores dificultades económicas y menos familiarización con la democracia tras décadas de régimen comunista. Francisco Belaunde, analista internacional, destaca que estas dinámicas han contribuido a un entorno propicio para que la AfD coseche apoyo, ya que los votantes buscan alternativas a un sistema que perciben como ineficaz. La crisis económica, que ha persistido en el país en los últimos años, ha erosionado la confianza en los partidos tradicionales, permitiendo a la AfD capitalizar ese descontento.
Alice Weidel, líder visible del partido, presenta un perfil inesperado para un partido de ultraderecha, siendo una política abiertamente homosexual. Su visibilidad mediática ha sido un factor clave en su ascenso y, en un giro interesante, ha contado con el respaldo de figuras como Elon Musk. Esta dualidad en su imagen ha resultado en un atractivo inesperado hacia ciertos electores que, aunque no comparten todas las ideologías del partido, se sienten atraídos por su enfoque en la crítica a los partidos tradicionales.
Sin embargo, la AfD no está exenta de controversias. Diversos informes indican que el partido ha sido infiltrado por elementos radicales, con vínculos a movimientos neonazis que han sido objeto de vigilancia por parte del servicio de inteligencia alemán. Esto plantea un dilema para los votantes, muchos de los cuales podrían no compartir estas ideologías extremas, pero que se sienten atraídos por las soluciones pragmáticas que propone el partido ante la crisis económica.
En su plataforma, la AfD ha presentado un “Plan de Futuro para Alemania”, donde plantea un endurecimiento de las políticas migratorias y una crítica directa a la CDU por no haber realizado cambios significativos. Sus propuestas incluyen la protección de las fronteras y la eliminación de los beneficios para solicitantes de asilo, lo que ha resonado con aquellos que sienten que la inmigración ha afectado los recursos del país. Entre sus medidas también se propone la revocación de impuestos relacionados con la protección ambiental, lo que ha despertado críticas de sectores ecologistas.
La situación interna de Alemania, marcada por la violencia y el terror, así como por tensiones internacionales, podría favorecer aún más a la AfD. Con la guerra entre Rusia y Ucrania generando un clima de incertidumbre, las posturas duras del partido respecto a la inmigración y los refugiados podrían ganar más adeptos. Esto plantea un dilema para el gobierno entrante, que se encuentra en la difícil tarea de construir una coalición que represente a una sociedad fragmentada y polarizada.
En este nuevo contexto político, el CDU de Merz deberá encontrar formas de abordar el creciente apoyo a la AfD sin caer en el juego de la retórica extremista. Las advertencias sobre la necesidad de un cambio real en la política alemana son más relevantes que nunca, ya que la AfD no solo ha ganado escaños, sino que también ha puesto en la agenda nacional temas que los partidos tradicionales han evitado.
Mientras tanto, los desafíos que enfrenta Alemania son múltiples: la recuperación económica, la estabilidad social y el manejo de la migración son solo algunos de los temas que definirán el futuro del país. En este escenario, la AfD se presenta como un actor importante, y su evolución será seguida de cerca tanto por sus detractores como por sus simpatizantes, en un país que navega por aguas turbulentas y complejas en el ámbito político.
La nueva realidad política alemana, marcada por el ascenso de la AfD, invita a la reflexión sobre la dirección que tomará el país. La polarización que se ha intensificado plantea interrogantes sobre la capacidad de los partidos tradicionales para adaptarse y responder a las necesidades de una ciudadanía que busca alternativas. Con la AfD consolidándose como un desafío tangible, el futuro político de Alemania se presenta incierto, pero sin duda interesante.
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