
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Política 26.02.2025
Las elecciones recientes en Alemania han traído consigo un fenómeno que inquieta tanto a los analistas políticos como a los ciudadanos: la extrema derecha, representada por el partido Alternativa para Alemania (AfD), ha alcanzado su mejor resultado desde la Segunda Guerra Mundial. Con un avance sin precedentes y posicionándose como la segunda fuerza política del país, la AfD se ha convertido en un actor influyente en el panorama político alemán, lo que plantea preguntas sobre los factores que han permitido su ascenso.
Uno de los elementos fundamentales que ha impulsado este crecimiento es la crisis económica que ha afectado al país en los últimos años. La caída del Producto Interno Bruto y el aumento de la inflación han generado un clima de descontento entre la población, que busca respuestas y soluciones en un contexto de incertidumbre. La dependencia de Alemania del gas ruso, que se ha visto interrumpida por la invasión de Ucrania, ha complicado aún más la situación económica del país, evidenciando una falta de diversificación en sus fuentes de energía y en su base industrial.
A esto se suma el tema de la inmigración, que ha dominado el debate político y social en el país. Si bien Alemania ha sido históricamente un destino para migrantes y refugiados, especialmente durante la crisis migratoria de 2015/2016, hoy el discurso ha cambiado. La AfD ha capitalizado los temores de la ciudadanía al proponer una política de "reemigración", que busca el retorno de migrantes, incluso aquellos que ya tienen derechos de residencia. Este enfoque ha resonado en un sector de la población que se siente amenazado, especialmente tras una serie de incidentes violentos relacionados con solicitantes de asilo.
Los ataques recientes han alimentado el miedo entre los ciudadanos, un sentimiento que la AfD ha sabido utilizar en su beneficio. Las encuestas indican que el partido ha ganado terreno entre los jóvenes, un grupo demográfico que se siente cada vez más atraído por los discursos nacionalistas. El Pew Research Center ha destacado que el 26% de los hombres alemanes tienen opiniones positivas sobre la AfD, un aumento significativo en comparación con años anteriores. Este fenómeno no es exclusivo de Alemania; en varios países europeos, los partidos de extrema derecha han visto un incremento en su apoyo entre los jóvenes.
El contexto sociocultural también juega un papel importante en el ascenso de la AfD. La polarización política ha llevado a que muchos jóvenes, en especial hombres, se sientan desconectados de los discursos de izquierda que abordan temas como feminismo y derechos de las mujeres. La falta de representación en estos temas ha llevado a una tendencia a buscar alternativas más radicales. La incapacidad de los partidos tradicionales para conectar con estas preocupaciones ha dejado un espacio que la extrema derecha ha sabido ocupar.
Otro factor que no puede pasarse por alto es el uso de las redes sociales. La AfD ha encontrado en plataformas como TikTok un canal efectivo para llegar a un público más joven, esquivando los medios tradicionales que a menudo critican su ideología. La cuenta de la líder del partido, Alice Weidel, cuenta con cientos de miles de seguidores, lo que refleja el interés y la participación de los jóvenes en este tipo de plataformas. La proliferación de cuentas no oficiales y de fanáticos ha contribuido a la normalización de su discurso, desdibujando las líneas que antes separaban a la extrema derecha de la política convencional.
El ascenso de la AfD también refleja un cambio en la percepción del pasado nazi de Alemania. Durante décadas, este pasado ha sido una losa pesada que ha limitado el crecimiento de movimientos de extrema derecha. Sin embargo, parece que este peso se está aligerando, con un número creciente de jóvenes que cuestionan las narrativas históricas y buscan reinterpretar la identidad nacional. Este fenómeno se traduce en una aceptación más amplia de discursos que antes se consideraban marginales o extremistas.
A medida que el partido gana popularidad, sus líderes intentan presentarse como una opción viable y responsable, distanciándose de los estigmas asociados con el extremismo y el racismo. La AfD argumenta que su postura no es antiinmigrante, sino que aboga por una regulación más estricta de la inmigración legal, lo que les permite atraer a votantes que, aunque preocupados por la inmigración, no se consideran extremistas.
La situación actual en Alemania no es un caso aislado, sino que forma parte de una tendencia más amplia en Europa. Muchos países han visto un resurgimiento de la extrema derecha, impulsado por preocupaciones económicas, migratorias y socioculturales. Este fenómeno plantea desafíos significativos para la democracia y la cohesión social en el continente, y pone de manifiesto la necesidad de que los partidos tradicionales se adapten a las nuevas realidades y preocupaciones de la ciudadanía.
En resumen, el auge de la extrema derecha en Alemania es un fenómeno multifacético que combina crisis económica, miedo a la inmigración, desconexión generacional y la influencia de las redes sociales. A medida que el país navega por estas aguas turbulentas, será crucial analizar las dinámicas políticas y sociales que han permitido este ascenso, así como buscar soluciones que fomenten la inclusión y la cohesión social en un contexto de creciente polarización.
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