Trump y Putin reconfiguran el orden mundial y generan crisis en Europa y Ucrania

Trump y Putin reconfiguran el orden mundial y generan crisis en Europa y Ucrania

Trump y Putin reactivan relaciones, generando inquietud en Europa y Ucrania sobre el futuro del conflicto y el apoyo estadounidense a Kyiv.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política 20.02.2025

En un giro inesperado en la geopolítica mundial, Donald Trump y Vladimir Putin han sacudido el orden internacional en solo una semana, generando una serie de reacciones en cadena que han puesto a la comunidad global en alerta. La controversia comenzó el 12 de febrero, cuando los líderes de Estados Unidos y Rusia mantuvieron una conversación telefónica de aproximadamente 90 minutos, marcando el primer contacto directo entre ambos desde que se inició la invasión rusa a Ucrania en 2022. Durante esta llamada, Trump y Putin se comprometieron a restaurar las relaciones bilaterales y a buscar soluciones para el conflicto en Ucrania. La dinámica de poder que se ha desarrollado a raíz de esta conversación ha encendido preocupaciones en Europa y Ucrania, quienes se sienten marginados en estas discusiones que afectan directamente su futuro. La situación se tornó más tensa durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, donde las diferencias entre Europa y Estados Unidos respecto al conflicto ucraniano quedaron al descubierto. En este foro, el vicepresidente estadounidense, JD Vance, desvió la atención de la guerra y se centró en acusaciones hacia los líderes europeos, lo que provocó una creciente inquietud sobre la cohesión de la OTAN. Uno de los momentos más impactantes de la semana se produjo en Riad, Arabia Saudita, donde se reunieron los ministros de Exteriores de Estados Unidos y Rusia en el primer encuentro oficial desde el inicio de la invasión. Esta reunión, que fue presentada como un intento de normalizar las relaciones diplomáticas, fue vista en Europa como un claro indicativo de un posible alineamiento de Estados Unidos con los intereses rusos, contradiciendo así los esfuerzos de la comunidad occidental por aislar a Moscú. Markando un cambio notable en la narrativa, Trump se desmarcó del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, a quien llegó a calificar de "dictador". Estas declaraciones, junto con una serie de acusaciones infundadas sobre la gestión de Zelensky durante la guerra, generaron una ola de indignación en Ucrania, donde se sienten traicionados por la retórica del líder estadounidense. La situación es aún más grave, pues muchos analistas advierten sobre la posibilidad de una reducción del apoyo estadounidense a Ucrania, lo que alteraría el equilibrio de poder en Europa del Este. Mientras tanto, el descontento de Zelensky se hizo evidente tras enterarse de que no sería parte de las negociaciones entre Washington y Moscú. En respuesta a la falta de consideración por parte de Estados Unidos, Zelensky subrayó que "no puede haber discusiones sobre cómo poner fin a la guerra de Ucrania sin Ucrania", enfatizando la necesidad de incluir a su nación en cualquier diálogo sobre su futuro. La cumbre informal convocada por el presidente francés Emmanuel Macron para discutir la situación no logró unir a los líderes europeos, quienes mostraron divisiones internas significativas sobre cómo abordar el conflicto. La propuesta del Reino Unido de desplegar fuerzas de paz fue desestimada por países como Alemania y España, reflejando un panorama fragmentado que podría debilitar aún más la respuesta occidental a la agresión rusa. A medida que avanzaba la semana, la narrativa de Rusia comenzó a cobrar fuerza. Expertos señalaron que las declaraciones de Trump resonaban con la propaganda del Kremlin y que esto podría interpretarse como una victoria para Moscú en su intento de reescribir el diálogo internacional en torno a la guerra en Ucrania. La imagen de altos funcionarios rusos y estadounidenses sentados juntos en una mesa de negociaciones se convierte en un símbolo poderoso de este cambio, sugiriendo que la percepción de Rusia como un actor agresor está comenzando a desdibujarse en la política internacional. Sin embargo, la respuesta de Zelensky a las acusaciones de Trump fue contundente. El presidente ucraniano afirmó que su homólogo estadounidense “vive en un espacio de desinformación” y pidió a la comunidad internacional no dejarse llevar por los relatos distorsionados que emanan de Moscú. Esta confrontación, que podría haber parecido impensable hace unos días, ha abierto un debate más amplio sobre el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y Ucrania, y lo que eso significa para la seguridad europea. En este complejo entramado, el mundo observa con cautela cómo se desarrollan los acontecimientos. La posibilidad de que Estados Unidos se aleje de su tradicional apoyo a Ucrania presenta un desafío significativo para la cohesión de la OTAN y la estabilidad en Europa. Las tensiones que han emergido entre los aliados pueden llevar a Putin a reconsiderar sus nexos militares en la región, lo que podría desestabilizar aún más la situación en el este de Europa. Con este telón de fondo, la semana ha dejado claro que el orden mundial está en un estado de reconfiguración, y la estrategia de Trump y Putin podría tener ramificaciones profundas y duraderas que aún no son completamente visibles. El desenlace de este drama geopolítico dependerá no solo de la interacción entre estos dos líderes, sino también de la respuesta de Europa y de otros actores globales en un mundo cada vez más multipolar.

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