
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Política 19.02.2025
La reciente revelación sobre las operaciones encubiertas de la CIA en México ha captado la atención del público y de los medios, al informar que la agencia estadounidense está utilizando drones para vigilar a los cárteles del narcotráfico, en particular para localizar laboratorios de fentanilo. Durante años, el narcotráfico ha sido un problema crítico en la relación entre México y Estados Unidos, y estas nuevas medidas destacan un enfoque más radical por parte del gobierno estadounidense en su lucha contra la producción y distribución de drogas.
Según reportes de medios estadounidenses como The New York Times y CNN, estos vuelos de vigilancia iniciaron durante la administración del expresidente Joe Biden, aunque han ido en aumento a medida que se ha intensificado la crisis del fentanilo en ambos países. Los drones utilizados son del modelo MQ-9, que, aunque no están armados, poseen la capacidad de ser equipados con cargas letales. No obstante, el propósito de estos vuelos es exclusivamente de inteligencia, sin autorización para realizar acciones ofensivas.
El uso de drones para la vigilancia de cárteles de la droga no es un concepto nuevo, pero la expansión de este programa indica una preocupación creciente por la amenaza que representan estos grupos organizados. Los funcionarios han enfatizado que la información recopilada durante estas misiones es transmitida a las autoridades mexicanas, lo que sugiere un esfuerzo por colaborar en la lucha contra el narcotráfico, a pesar de las tensiones inherentes a la soberanía nacional.
Este desarrollo se produce en un contexto más amplio de cooperación y conflicto entre los dos países. A pesar de la ayuda estadounidense, muchos en México, incluyendo funcionarios gubernamentales, se sienten incómodos con la idea de que la CIA esté operando abiertamente en su territorio. La jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, expresó su preocupación, aunque también minimizó la alarma, afirmando que solicitaría más aclaraciones sobre el uso de la vigilancia aérea por parte del Pentágono.
Desde el punto de vista político, el ex presidente Donald Trump ha intensificado esta lucha al firmar una orden ejecutiva que declara a los cárteles de la droga como organizaciones terroristas. Esta medida ha sentado las bases para una respuesta más contundente y militarizada, lo que podría tener implicaciones serias para la política de seguridad en la región. La retórica de la guerra contra el narcotráfico está siendo renovada, lo que podría llevar a un aumento en la participación militar estadounidense en México.
Sin embargo, el uso de drones y la militarización de la lucha contra el narcotráfico no están exentos de críticas. Activistas y expertos en derechos humanos advierten sobre los peligros de una escalada militar en un conflicto que, hasta ahora, ha sido tratado predominantemente como un problema de salud pública y criminal. La vigilancia aérea podría dar lugar a violaciones de derechos humanos y aumentar la desconfianza entre los gobiernos de México y Estados Unidos.
La situación se complica aún más en el contexto geopolítico actual. Mientras la guerra en Ucrania continúa, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ha planteado la idea de un ejército europeo para enfrentar la amenaza rusa. Este tipo de propuestas, aunque ambiciosas, se enfrentan a la duda sobre su viabilidad, especialmente con la nueva política de seguridad de EE.UU. que se centra en la lucha contra el narcotráfico en su vecindario inmediato.
La intersección entre la lucha contra el narcotráfico y los desafíos geopolíticos más amplios podría ser un factor determinante en cómo se desarrollan estas políticas en el futuro. La necesidad de un enfoque coordinado y efectivo para combatir tanto el narcotráfico como otras amenazas internacionales es evidente, pero la forma en que esto se lleva a cabo será crucial para el éxito de estas iniciativas.
En conclusión, la vigilancia aérea de la CIA sobre los cárteles del narcotráfico en México es un claro indicativo de la complejidad de la relación entre ambos países. A medida que se intensifican los esfuerzos para enfrentar el fenómeno del narcotráfico, persiste la necesidad de encontrar un equilibrio entre la seguridad y el respeto a la soberanía nacional. Los próximos movimientos en esta estrategia serán observados de cerca, tanto en México como en los círculos políticos de Estados Unidos.
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