
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Política 19.02.2025
La crisis económica que atraviesa Alemania ha tenido un impacto profundo en la política del país, evidenciado por la creciente inestabilidad del gobierno liderado por Olaf Scholz. A pesar de ser el candidato del Partido Socialdemócrata (SPD), las últimas encuestas indican que el apoyo a su liderazgo se ha reducido drásticamente, alcanzando solo un 16% de los votos, mientras que el bloque conservador de la CDU-CSU, liderado por Friedrich Merz, se sitúa en un 30%. Esta situación ha sembrado incertidumbre sobre el futuro político de Scholz y la posibilidad de que su gobierno permanezca en el poder.
La situación se ha complicado aún más con la aparición de la ultraderecha, representada por el partido Alternativa por Alemania (AfD), que ha capturado un 20% de la intención de voto. Esto plantea un dilema para los partidos tradicionales, que deben considerar cómo formar coaliciones para asegurar la gobernabilidad del país. Sin embargo, Merz, aunque con posibilidades de liderar, no contaría con la mayoría suficiente para gobernar sin alianzas, lo que podría complicar aún más el panorama político.
El colapso del gobierno de Scholz no se debe únicamente a su falta de carisma o popularidad en comparación con Angela Merkel, sino que se origina en una serie de dificultades económicas que han ido acumulándose. La recesión, la desindustrialización, y la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania han creado un entorno insostenible. Esto ha sido visible en la industria automotriz, un bastión de la economía alemana, que ha experimentado un declive significativo, con Volkswagen anunciando el cierre de varias fábricas.
En un intento por salvar su administración, Scholz tomó la decisión de destituir a su ministro de Finanzas, Christian Lindner, lo que resultó en una ruptura de la coalición tripartita que gobernaba, conocida como la "alianza semáforo". Esta coalición, formada por socialdemócratas, verdes y liberales, se vio atrapada en una dinámica de desacuerdos insalvables sobre la política fiscal y el gasto público. Mientras los liberales promovían recortes, los socialdemócratas abogaban por un aumento del gasto en políticas sociales, una discrepancia que se tornó insostenible.
El periodista Andreu Jerez subraya que el principal problema de esta coalición fue su falta de cohesión interna. "Era un gobierno desunido que no logró establecer un equilibrio", afirmó. Claudia Zilla, investigadora senior en Berlín, también destaca que la fragmentación política ha hecho que las coaliciones estables sean cada vez más difíciles de lograr y que los liberales se hayan vuelto más conservadores, complicando aún más el panorama.
A medida que la guerra en Ucrania ha alterado la economía alemana, la dependencia del gas ruso ha dejado de ser viable, obligando al país a buscar alternativas costosas. Esto ha conducido a un aumento significativo en los costos de producción y ha exacerbado un enfriamiento económico que muchos expertos ya habían previsto. Según informes, la industria manufacturera ha visto una caída del 3%, y la crisis en el sector automotriz es particularmente alarmante, con un retroceso del 10%.
La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a las importaciones de acero y aluminio europeos ha añadido otra capa de dificultad a la economía alemana, que históricamente ha dependido de sus exportaciones. Este entorno económico desafiante ha llevado a un aumento en las preocupaciones del electorado, que ahora prioriza la economía y la seguridad en su agenda política.
El resurgimiento de la AfD en este contexto ha sido notable. Muchos votantes, especialmente aquellos de clases bajas y de la clase media, sienten que la recesión económica los ha dejado en una situación precaria. La frustración ha alimentado el apoyo a la ultraderecha, lo que hace que la política alemana se mueva hacia un terreno más tóxico y polarizado.
Con el Bundesbank proyectando un crecimiento de apenas 0,2% para este año, algunos analistas sugieren que el país se encuentra en un momento de crisis existencial. La falta de una estrategia clara para abordar las crisis económicas y políticas parece haber dejado a Alemania en un estado de estancamiento preocupante.
La inminente convocatoria a elecciones anticipadas es ahora un hecho, lo que añade un nuevo nivel de incertidumbre al futuro político y económico del país. Mientras tanto, Europa observa atentamente cómo una de sus economías más poderosas enfrenta una tormenta perfecta de desafíos que podrían redefinir la política y la economía en el continente.
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