Crisis en el Midis: corrupción y desconfianza marcan la gestión de Boluarte

Crisis en el Midis: corrupción y desconfianza marcan la gestión de Boluarte

El Midis enfrenta serias fallas en su gestión bajo Dina Boluarte, con crecientes casos de corrupción que afectan a la población vulnerable.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Política 09.02.2025
La situación en el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) ha comenzado a dar señales alarmantes que revelan serias fallas en la gestión de Dina Boluarte. Desde su llegada al cargo, la presidenta tuvo que maniobrar en un espacio político marcado por las tensiones entre su administración y los intereses del partido Perú Libre, lo que la llevó a tomar decisiones clave que ahora parecen dar frutos amargos. Dina Boluarte, quien asumió el Midis en 2021, se encontraba en una encrucijada. La cartera ofrecía la oportunidad de establecer una base política sólida y progresista, pero también presentaba desafíos en la forma de corrupción que ha permeado diversas instituciones gubernamentales. Si bien su intención inicial pudo haber estado enfocada en el bienestar social, la realidad ha demostrado que los programas sociales son, desafortunadamente, un objetivo atractivo para prácticas corruptas que han manchado el nombre del ministerio. En sus primeros pasos, Boluarte se vio apoyada por Nicanor, un exvice ministro que le brindó orientación, pero el contexto político y las decisiones tomadas durante la pandemia complicaron el panorama. La implementación de programas como Qali Warma, que originalmente había sido alabada por su control y transparencia, se volvió vulnerable a la corrupción debido a la relajación de los controles en la entrega de alimentos. Este cambio, que se produjo durante un momento crítico, permitió que intermediarios y proveedores accedieran a recursos sin la supervisión adecuada. Con el tiempo, la percepción de que los programas sociales son un “botín” ha ganado terreno. Los rumores sobre el cobro por colocaciones en puestos de trabajo han aumentado, sugiriendo que el Midis se ha convertido en un campo de batalla donde se utilizan los recursos del estado para alimentar proyectos políticos personales. La preocupación no solo radica en la corrupción, sino también en el impacto que tiene en la población más vulnerable, que depende de estos programas para su sustento diario. La llegada de Fredy Hinojosa como jefe de gabinete ha generado aún más inquietud. Con un historial en Qali Warma y su implicación en los ajustes que relajaron los controles durante la pandemia, Hinojosa se ha convertido en un personaje clave en este entramado de corrupción que involucra a varios actores del gobierno. Su continuidad en el Midis, a pesar de los escándalos, plantea serias dudas sobre la verdadera intención de la administración de Boluarte y el manejo de los recursos públicos. La reciente destitución de Julio Demartini, exministro del Midis, ha evidenciado la fractura interna del gabinete. Los rumores de su implicación en actividades cuestionables, así como su intento de proteger a la presidenta de las maquinaciones que rodean a Hinojosa, señalan un clima de desconfianza y traición. Esto no solo afecta la estabilidad del ministerio, sino que también crea un ambiente propenso a la manipulación y al uso de tácticas de desprestigio entre los propios miembros del gabinete. En medio de este torbellino, la propuesta de fusionar el Midis con el Ministerio de la Mujer ha surgido como una posible solución a los problemas de gestión y corrupción. Sin embargo, esta estrategia parece más un intento de desviar la atención de la crisis actual que una verdadera solución a los problemas sistémicos dentro del ministerio. La creación de un “Ministerio de la Mujer e Inclusión Social” podría ser un intento de reconfigurar el discurso político, pero no aborda las raíces del problema. El escándalo que envuelve al Midis no es un evento aislado; es un reflejo de un sistema profundamente arraigado en la corrupción y en la falta de transparencia. Mientras la administración de Boluarte continúa luchando por establecer su legitimidad, la confianza del pueblo en sus instituciones se ve erosionada, lo que podría tener repercusiones graves en el futuro político del país. A medida que avanzamos, es imperativo que se tomen medidas concretas para restaurar la confianza pública. Esto incluye la implementación de controles más rigurosos en la gestión de programas sociales, así como una mayor transparencia en la toma de decisiones. La historia reciente ha demostrado que la corrupción no solo se trata de individuos, sino de un sistema que necesita ser reformado y supervisado para garantizar que los recursos destinados a los más necesitados no caigan en manos equivocadas. Finalmente, los desafíos que enfrenta el Midis son un claro recordatorio de la fragilidad de la democracia y la importancia de un gobierno que rinda cuentas. La administración de Dina Boluarte debe actuar con determinación para corregir el rumbo antes de que el deterioro de su mandato se convierta en un tema irreparable en la historia política del Perú.
Ver todo Lo último en El mundo