Trump regresa a la Casa Blanca y América Latina enfrenta incertidumbre y desafíos

Trump regresa a la Casa Blanca y América Latina enfrenta incertidumbre y desafíos

El regreso de Trump genera temores en América Latina, donde su desinterés podría intensificar tensiones y desafíos en la política regional.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política HACE 18 HORAS

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca genera expectativas y temores en América Latina, una región que, según analistas, parece desdibujarse en su agenda. Para Juan Gabriel Tokatlian, experto en Relaciones Internacionales, Trump viene con una mezcla de frustración y desinterés hacia esta parte del mundo, una actitud que podría marcar su administración en los próximos años. El análisis de Tokatlian destaca que, en su discurso inaugural, Trump no mencionó a ningún país latinoamericano, salvo para hacer referencia a la frontera sur de Estados Unidos y al Canal de Panamá. Esta omisión subraya un desinterés que ha caracterizado su enfoque hacia la región. Desde su primera campaña presidencial, el discurso de Trump sobre América Latina se ha centrado en temas negativos, como el narcotráfico, la migración y la criminalidad, relegando a los países latinoamericanos a una posición de dependencia. El autor también apunta que la relación de Trump con América Latina es una mezcla de una imagen de "dependiente" y una visión de "revancha". Esta narrativa se traduce en una política exterior que no solo ignora los intereses de los países latinoamericanos, sino que también busca imponer condiciones sin ofrecer recursos significativos. Este enfoque podría intensificarse, anticipa Tokatlian, a medida que crece la presión de Estados Unidos en un contexto global donde la influencia de China en la región se hace más evidente. La Doctrina Monroe, que históricamente buscó evitar la intervención europea en América Latina, parece resurgir en el discurso de Trump, aunque en un contexto diferente. Esta vez, la competencia no es solo militar, sino económica, y se centra en la influencia de China. Sin embargo, la falta de una amenaza militar directa de Pekín plantea un dilema para Estados Unidos: exigir más compromisos de los países latinoamericanos sin ofrecer recursos para respaldar estos compromisos. Uno de los puntos de preocupación es la relación de Trump con México, un país clave en la dinámica regional. Con un intercambio comercial que supera los 800 mil millones de dólares al año, la interacción entre ambos países es fundamental. No obstante, la presión sobre México se intensificará, especialmente en temas relacionados con el narcotráfico y la migración, lo que podría traducirse en transacciones asimétricas que perjudican a México. Además, la designación de carteles de drogas y bandas criminales como organizaciones terroristas representa un cambio en la estrategia de Estados Unidos hacia América Latina. Esto podría resultar en una mayor presión sobre México y otros países de la región, creando un ambiente tenso que podría desembocar en acciones más agresivas por parte de la administración de Trump. En cuanto a Venezuela, el petróleo sigue siendo un tema candente. A pesar de que Trump ha insinuado que EE.UU. podría prescindir del crudo venezolano, este país sigue siendo uno de los principales exportadores hacia Estados Unidos. Tokatlian señala que la relación con Maduro será compleja, y es probable que la administración utilice una combinación de incentivos y sanciones en sus negociaciones. A medida que Trump toma asiento nuevamente, la fragmentación política en América Latina complica la posibilidad de una respuesta unificada ante su administración. La región se encuentra dividida y carece de una posición coherente para hacer frente a las demandas de Washington, lo que podría favorecer a Trump en sus negociaciones bilaterales con países individuales. En este contexto, queda por ver cómo se desarrollarán las relaciones entre Estados Unidos y América Latina en el próximo período y qué acciones tomará Trump en su búsqueda por reafirmar el control y la influencia de su país en la región. La mezcla de desinterés y furia hacia América Latina que proyecta su regreso podría dar lugar a una nueva fase de tensiones y desafíos en la política internacional, donde el futuro de la región y sus relaciones con Estados Unidos dependerán de las decisiones que se tomen en este nuevo capítulo.

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