Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En un ambiente festivo y de cercanía con la ciudadanía, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, celebró sus primeros cien días en el poder con un evento masivo que reunió a miles de personas en el Zócalo de la Ciudad de México. Desde su asunción el 1 de octubre, la mandataria ha enfrentado retos significativos, incluyendo la violencia desatada por el narcotráfico en Sinaloa y la incertidumbre generada por el próximo gobierno de Donald Trump en Estados Unidos. Esta celebración no solo marca un hito en su administración, sino que también permite a Sheinbaum hacer un balance de su gestión hasta el momento. Durante su discurso, la presidenta hizo un recuento de los principales logros de su gobierno, destacando la aprobación de diversas leyes y reformas constitucionales. Una de las más mencionadas fue la reforma al Poder Judicial, que, según Sheinbaum, busca establecer una mayor autonomía en este ámbito, alejándolo de la intromisión política. Esta reforma se suma a la polémica decisión de desaparecer ciertos órganos autónomos y a la intención de recuperar el control estatal sobre empresas estratégicas como Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Sheinbaum defendió su enfoque de continuidad en la transformación del país, argumentando que su gobierno es el "segundo piso" de la transformación iniciada por Andrés Manuel López Obrador. Esto ha sido un punto de crítica por parte de algunos sectores que consideran que la falta de cambios significativos puede llevar a una perpetuación de problemas estructurales. Sin embargo, la presidenta enfatizó que su lucha es por un México libre de corrupción, un compromiso que busca reforzar en cada una de las políticas implementadas. En el ámbito de la seguridad, la presidenta esbozó su estrategia basada en cuatro ejes: atención a las causas de la violencia, consolidación de la Guardia Nacional, uso de inteligencia contra el crimen y una coordinación eficaz entre las autoridades. Este enfoque busca no solo reducir los índices delictivos, sino también abordar las raíces de la violencia en el país. A pesar de las críticas y la presión social, Sheinbaum aseguró que la estrategia ha comenzado a dar resultados, con una disminución del 16% en los homicidios dolosos y otros delitos violentos durante su mandato. Sin embargo, la realidad en el terreno es compleja. La presidenta heredó una situación crítica en Sinaloa, donde la pugna interna del Cártel de Sinaloa ha dejado un rastro de violencia y más de 600 asesinatos desde la captura de altos líderes del cártel en julio. Este contexto plantea serios desafíos para su administración, que debe equilibrar el combate a la criminalidad con una respuesta efectiva a las necesidades sociales de la población. En cuanto a las estadísticas de seguridad, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en los primeros 11 meses de 2024 se documentaron 27,794 homicidios dolosos, lo que representa un leve aumento interanual del 1.47%. Estos datos ponen de manifiesto que, aunque se han logrado avances, los índices de violencia siguen siendo alarmantes y requieren atención constante y renovada. Para hacer frente a esta problemática, el pasado viernes Sheinbaum lanzó un nuevo programa titulado "Sí al desarme, sí a la paz". Esta iniciativa tiene como objetivo canjear armas de fuego por dinero en efectivo y promover el intercambio de juguetes bélicos por otros que no aludan a la violencia, una estrategia que busca fomentar la paz y la seguridad en las comunidades. La presidenta resaltó la importancia de estos esfuerzos y cómo pueden contribuir a un ambiente más seguro para las futuras generaciones. A medida que Sheinbaum avanza en su mandato, el reto de consolidar la seguridad y la paz se presenta como una de las prioridades más urgentes. Su administración no solo debe demostrar eficacia en la implementación de políticas públicas, sino también la capacidad de gestionar las expectativas de la ciudadanía en un contexto de creciente violencia y desilusión. La celebración de sus cien días en el poder también es un recordatorio de las expectativas puestas en su liderazgo. La presidenta se enfrenta al desafío de encontrar soluciones efectivas que no solo resuelvan los problemas inmediatos, sino que también aborden las causas profundas de la inseguridad. Este es un camino que requiere no solo política y estrategia, sino también empatía y comprensión de las realidades que viven los mexicanos diariamente. A medida que avanza su gobierno, los ojos de la nación están puestos en las acciones y resultados que se puedan evidenciar en los próximos meses, esperando que las promesas de transformación y seguridad se traduzcan en una realidad palpable.