Juan Brignardello Vela
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A medida que el debate continúa sobre el mejor jugador atacante de la historia de la Premier League, un nombre ha surgido a la vanguardia: Mohamed Salah. El delantero del Liverpool ha comenzado la temporada 2024-25 en una forma impresionante, estableciendo una notable relación entre los minutos jugados y las contribuciones en goles. Sus actuaciones en los primeros 18 partidos no solo lo han colocado en la cima de las estadísticas, sino que también han reavivado las discusiones sobre lo que constituye la cúspide de la destreza individual en ataque en los ilustres 33 años de historia de la liga. Si bien los logros actuales de Salah son indiscutiblemente impresionantes, el argumento de "mejor de todos los tiempos" abarca un ámbito más amplio de logros, influencia y contexto. Surge una pregunta central: ¿debería la excelencia individual ser valorada en función de las contribuciones al éxito de un equipo? Por ejemplo, ¿debería un jugador que constantemente brilla más que sus compañeros ser considerado de mayor valor que uno cuyas goles decisivos contribuyen a una victoria en el campeonato? Un jugador que a menudo se recuerda en este contexto es Didier Drogba. La temporada 2009-10 del delantero marfileño se destaca, donde anotó 37 goles en 44 partidos, llevando al Chelsea a un doblete de liga y FA Cup. La versatilidad de Drogba como delantero no solo lo convirtió en un elemento crucial del éxito de su equipo, sino que también transformó los enfoques tácticos en la liga, alentando a los equipos a adoptar un sistema de un solo delantero de una manera que redefinió el panorama de la Premier League. La temporada 2012-13 de Gareth Bale con el Tottenham Hotspur también merece reconocimiento. A pesar de que los Spurs terminaron quintos, los 21 goles de Bale en 33 apariciones en la liga llegaron en un momento en que el equipo dependía en gran medida de él para la creatividad y la finalización. Su capacidad para anotar goles espectaculares, incluso cuando todos los oponentes sabían que era el foco del ataque de los Spurs, mostró un nivel de excelencia que define la verdadera grandeza. La etapa de Thierry Henry en el Arsenal es otro pilar en esta discusión, particularmente la temporada 2002-03, donde registró 24 goles y 20 asistencias, un verdadero testimonio de su capacidad atacante integral. Sin embargo, fue su temporada 2003-04 la que consolidó aún más su legado, ya que anotó 30 goles en la liga, ayudando al Arsenal a convertirse en los legendarios 'Invencibles'. Su dominio absoluto esa temporada le valió el reconocimiento como jugador del año, destacando una era en la que fue prácticamente inigualable. En una línea diferente, la influencia de Eric Cantona en la temporada 1995-96 no puede pasarse por alto. Al regresar de una suspensión, anotó goles cruciales que llevaron al Manchester United al título, mostrando cómo los momentos decisivos pueden definir el legado de un jugador más allá de las estadísticas puras. Sus goles no solo se trataban de números; se trataban de momentos y del impacto que moldearon la narrativa de una temporada. Avanzando en la historia más reciente, la temporada debut de Erling Haaland con el Manchester City en 2022-23 rompió récords. Sus 36 goles en 35 apariciones, complementados por una campaña de triplete, lo elevaron a un estatus poco visto en la liga. La capacidad de Haaland para anotar con una eficiencia notable ha redefinido las expectativas para los delanteros en el juego moderno. Entre las menciones notables está la extraordinaria temporada 2013-14 de Luis Suárez en el Liverpool, donde anotó 31 goles y asistió a otros 12. Su estilo electrizante y su capacidad para cambiar partidos casi guiaron al Liverpool hacia un título improbable. Cada uno de estos jugadores aportó algo único a la rica historia de la Premier League, haciendo que el debate sobre la "mejor temporada" sea tan rico y complicado como la historia de la liga misma. A medida que aficionados, comentaristas y jugadores participan, la pregunta sigue siendo: ¿qué define realmente la mejor temporada? ¿Son las estadísticas en bruto, la capacidad de dominar a pesar de la adversidad o la capacidad de cambiar el rumbo de una carrera por el título? A medida que continuamos presenciando los talentos notables dentro de la liga, el diálogo sin duda evolucionará, manteniendo vivo y próspero el espíritu de la competencia.