Juan Brignardello Vela
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El Campeonato de Fútbol Americano Universitario ha entrado oficialmente en una etapa crucial, reduciendo el campo a cuatro programas históricos que compiten por una oportunidad en el campeonato nacional el 20 de enero en Atlanta. Las semifinales presentarán enfrentamientos icónicos: Notre Dame se enfrentará a Penn State en el Orange Bowl y Ohio State se medirá a Texas en el Cotton Bowl. Estos juegos, programados para el 9 y 10 de enero respectivamente, prometen ser encuentros clásicos cargados de ricas historias y altas apuestas. En el Cotton Bowl, Ohio State y Texas renovarán su rivalidad en un enfrentamiento muy anticipado entre titanes. Ambos equipos tienen pasados ilustres, ocupando el top cinco de todas las victorias en la historia del fútbol americano universitario. Sin embargo, solo se han enfrentado en tres ocasiones anteriormente, lo que crea un aire de misterio sobre cómo se desarrollará este partido. Sus encuentros previos incluyen un emocionante final en el Fiesta Bowl de 2008, donde Texas se llevó la victoria con un touchdown en los últimos minutos. Los Buckeyes, clasificados como favoritos por 6.5 puntos, buscan recuperarse de una sorprendente derrota ante Michigan que casi descarrila su temporada. Después de una actuación dominante contra Tennessee, donde ganaron 42-17, Ohio State mostró destellos de brillantez en su posterior victoria 41-21 en el Rose Bowl contra Oregon. El mariscal de campo Will Howard ha mostrado una calma notable, navegando el campo sin ser capturado y conectando con la estrella emergente Jeremiah Smith, quien ya ha acumulado estadísticas impresionantes en los playoffs. En contraste, Texas ha enfrentado un camino más complicado hacia las semifinales. Después de una victoria ajustada sobre Clemson, se encontraron en un partido de infarto contra Arizona State, necesitando una conversión en cuarta oportunidad para mantener vivas sus esperanzas de playoffs. El mariscal de campo Quinn Ewers se erigió como el héroe en ese juego, pero el juego terrestre de los Longhorns ha sido motivo de preocupación, fluctuando significativamente entre partidos. La pregunta sigue siendo si Texas podrá mantener su juego terrestre contra la formidable defensa de Ohio State, que ocupa un puesto en el top cinco en defensa de carrera. Este enfrentamiento no solo enfrenta a dos potencias nacionales, sino que también presenta una plétora de talento individual que podría mantener a los aficionados al borde de sus asientos. Mientras tanto, el Orange Bowl mostrará otro choque histórico entre Notre Dame y Penn State, dos programas que tienen ricas tradiciones llenas de éxito, pero que han enfrentado desafíos en años recientes. Los Nittany Lions se han posicionado silenciosamente como contendientes, presumiblemente con una sólida defensa que ha sido fundamental en su éxito en los playoffs. Después de derrotar de manera decisiva a SMU y Boise State en los cuartos de final, la defensa de Penn State ha demostrado ser una fuerza, como lo evidencian sus seis intercepciones y su capacidad para sofocar a las ofensivas rivales. El mariscal de campo Drew Allar necesitará aprovechar ese impulso defensivo, ya que aún no ha desbloqueado completamente su potencial en los playoffs. Por otro lado, Notre Dame ha sido igualmente efectiva, asegurando una victoria significativa sobre Georgia para avanzar. La victoria de los Fighting Irish fue impulsada por una defensa implacable, que mantuvo a Georgia por debajo de 100 yardas de carrera y capitalizó en pérdidas de balón cruciales. El mariscal de campo Riley Leonard, aunque no es espectacular, ha sido efectivo, confiando en un ataque equilibrado que enfatiza un fuerte juego terrestre liderado por un trío de corredores capaces. Los equipos especiales de los Irish, particularmente el pateador Mitch Jeter, también han mostrado mejoras, brindando un impulso muy necesario después de una temporada regular complicada. A medida que se acercan ambos juegos, las apuestas son claras: una victoria no solo asegurará un lugar en el campeonato nacional, sino que también podría allanar el camino para la historia. Tanto James Franklin de Penn State como Marcus Freeman de Notre Dame están bajo presión para entregar resultados, con la significativa posibilidad de ser el primer entrenador en jefe negro en ganar un campeonato nacional de FBS. Con cada equipo buscando un regreso a la gloria y una oportunidad de ganar su primer título nacional en décadas, los aficionados pueden esperar una exhibición electrizante de talento y tradición. Ya sea por la explosiva ofensiva de Ohio State y Texas o la destreza defensiva de Notre Dame y Penn State, las semifinales prometen ofrecer todo lo que los aficionados al fútbol americano universitario podrían desear.