Mundial de Clubes en EE. UU.: ¿Oportunidad o desafío para el fútbol?

Mundial de Clubes en EE. UU.: ¿Oportunidad o desafío para el fútbol?

Las políticas comerciales y migratorias del presidente amenazan con ensombrecer tanto la nueva competición de este año como la del próximo, esta última organizada junto a México y Canadá, con quienes Estados Unidos está enfrentado

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Deportes 12.06.2025

El Mundial de Clubes de la FIFA, que se celebrará en Estados Unidos, se perfila como un ensayo crucial para el Mundial de selecciones de 2026, programado para llevarse a cabo en conjunto con México y Canadá. Sin embargo, este evento se ve ensombrecido por una serie de complicaciones políticas y sociales, derivadas de la administración de Donald Trump. El fútbol, a pesar de ser el deporte más popular a nivel global, continúa siendo una disciplina de segundo orden en la cultura deportiva estadounidense, donde el fútbol americano, el béisbol y el baloncesto dominan la atención de los aficionados.


La FIFA, bajo el liderazgo de Gianni Infantino, ha buscado posicionar a Estados Unidos como un epicentro futbolístico, y las proyecciones son ambiciosas; el presidente de la FIFA se ha mostrado optimista sobre el potencial de crecimiento del deporte en el país. Sin embargo, las políticas de Trump, que van desde decisiones migratorias restrictivas hasta tensiones comerciales con los países vecinos, plantean serios obstáculos a este objetivo. La relación cercana entre Infantino y Trump se ha evidenciado en múltiples ocasiones, desde la aparición del presidente de la FIFA en eventos políticos hasta su participación en la investidura de Trump, lo que ha generado controversia y ha suscitado críticas por la aparente fusión de intereses deportivos y políticos.


A pesar de la cercanía entre ambos líderes, las tensiones políticas en Estados Unidos están afectando la percepción y el interés por el Mundial de Clubes. Las recientes protestas y el descontento social que se han incrementado en ciudades como Los Ángeles, sumados a un toque de queda impuesto, añaden un aire de incertidumbre al evento. La FIFA espera atraer a una audiencia masiva, pero la realidad es que el fútbol sigue siendo un deporte de nicho, con solo un 5% de los estadounidenses considerándolo su favorito, según una encuesta de Gallup en 2024. Este panorama se complica aún más con la baja popularidad del torneo, que arranca con un precio de entrada que ha sido elevado, pero que ahora se ofrece a precios significativamente más bajos.


El inicio del Mundial de Clubes, con la participación del Inter de Miami y la atracción que representa la figura de Lionel Messi, podría ser un punto de inflexión. Sin embargo, la estructura del torneo, que incluye una notable representación de equipos brasileños y una participación ajustada de clubes europeos, plantea preguntas sobre la competencia y la calidad del evento. La ausencia de equipos icónicos como Liverpool o Barcelona, a pesar de su éxito reciente, también refleja una confusión en el sistema de clasificación que podría afectar el interés del público.


Para el Mundial de selecciones de 2026, Estados Unidos se prepara para recibir a 48 naciones, un aumento significativo respecto a los 32 equipos que compiten actualmente. Este evento se considera una oportunidad sin precedentes para el fútbol en el país, pero el camino está lleno de desafíos. Con 11 ciudades estadounidenses programadas para albergar partidos, la logística y la cooperación entre los tres países serán esenciales para el éxito del evento. Sin embargo, la hostilidad política y las restricciones migratorias complican la posibilidad de una experiencia fluida para los aficionados internacionales.


Las decisiones recientes de Trump, que incluyen la prohibición de entrada a ciudadanos de varios países, han suscitado preocupaciones sobre cómo afectarán la participación de aficionados y jugadores en el Mundial de 2026. Aunque se ha garantizado que los futbolistas y el personal podrán ingresar al país, el acceso para los aficionados se mantiene incierto. Las tensiones geopolíticas y la política interna de Estados Unidos se entrelazan, afectando la percepción de los eventos deportivos y la imagen del país como anfitrión.


En un contexto en el que la economía estadounidense atraviesa dificultades, el impacto de estos factores en la asistencia y el interés por el Mundial de Clubes y el próximo Mundial de selecciones no puede subestimarse. La precariedad económica y la falta de tradición futbolística han hecho que el evento pase desapercibido entre la población, dificultando su promoción y éxito. Mientras que otros deportes disfrutan de una popularidad consolidada, el fútbol lucha por encontrar su lugar, a pesar del potencial que se le atribuye.


Infantino ha expresado su convicción de que Estados Unidos está al borde de una transformación futbolística, pero esa visión choca con la realidad de las políticas actuales. La relación entre la FIFA y la administración de Trump podría ser vista como un intento de aprovechar el poder del deporte para suavizar tensiones políticas, pero el resultado de ese esfuerzo es incierto. La conexión entre el deporte y la política en este contexto plantea preguntas sobre la integridad del evento y su capacidad para atraer y unir a las diversas comunidades.


A medida que el Mundial de Clubes se acerca, la atención se centra no solo en los equipos y jugadores, sino también en el clima social y político que rodea el evento. Las tensiones existentes y la percepción del fútbol en Estados Unidos serán factores determinantes en el éxito o fracaso de esta iniciativa. Con el mundo observando, el desafío es enorme, y la esperanza es que, a pesar de las adversidades, el fútbol logre finalmente encontrar su lugar en la tierra prometida del deporte.

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