El turbulento 2024: crisis global y el resurgir de la democracia en la política

El turbulento 2024: crisis global y el resurgir de la democracia en la política

El 2024 ha sido un año de guerras y sufrimiento, pero también de resiliencia democrática y cambios políticos en varios países.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política HACE 8 HORAS

El año 2024 ha sido un periodo tumultuoso para el mundo, caracterizado por un sufrimiento generalizado y conflictos bélicos que han dejado una marca indeleble en tres continentes. La atención internacional se ha centrado en crisis como la de Gaza, Líbano y Ucrania, pero ha sido la guerra en Sudán la que ha cobrado más vidas. Este panorama sombrío ha intensificado las tensiones geopolíticas, lo que ha llevado a muchos a preguntarse si el orden multilateral establecido tras la Segunda Guerra Mundial está en vías de colapsar. A pesar de los estragos causados por la guerra, el año 2024 también ha revelado la resiliencia de algunas democracias, incluida la de Estados Unidos. Este contraste sugiere que, aunque el caos y la violencia dominan las noticias, hay una narrativa subyacente de esperanza. En un mundo donde los autócratas parecen actuar con impunidad, varios países han demostrado que el poder de las elecciones y la voluntad popular pueden generar cambios políticos significativos. Este año, 76 naciones, que representan más de la mitad de la población mundial, se dirigieron a las urnas. Sin embargo, no todas las elecciones fueron representativas. En lugares como Rusia y Venezuela, los procesos electorales se vieron empañados por la falta de transparencia y la manipulación. A pesar de esto, se han visto ejemplos de democracia triunfante, como el reciente cambio en el gobierno del Reino Unido, donde los electores decidieron poner fin a un largo mandato conservador. India también se ha destacado este año, donde el gobierno de Narendra Modi, que había sido cada vez más criticado por su enfoque en el nacionalismo hindú, fue forzado a formar una coalición al perder apoyo popular. Este cambio es emblemático de un anhelo más profundo por parte de los votantes en todo el mundo: la búsqueda de líderes que prioricen el bienestar económico y social sobre la ideología política. En Estados Unidos, la victoria electoral de Donald Trump fue un cambio significativo. A pesar de un inicio lleno de tensiones y advertencias sobre posibles actos de violencia, la elección de Trump sugiere que el país podría estar en un camino hacia la estabilidad política, al menos en comparación con años anteriores. La creciente participación de afroamericanos e hispanos dentro del electorado republicano también indica un cambio en la dinámica política, lo que podría reinventar la manera en que se aborda la identidad en la política estadounidense. Desde una perspectiva económica, Estados Unidos ha demostrado un notable dinamismo, creciendo a un ritmo tres veces mayor que el de otros miembros del G7. El índice S&P 500, por su parte, ha tenido un incremento superior al 20% en 2024. Este crecimiento, impulsado en parte por un gasto público elevado, ha fortalecido la economía estadounidense, aunque persisten preocupaciones sobre el proteccionismo y su impacto en el futuro. En contraposición, la economía china ha enfrentado una desaceleración significativa, que ahora se considera parte de un patrón más profundo relacionado con su sistema político autoritario. La gestión económica del presidente Xi Jinping, que ha preferido omitir la estimulación del consumo al temor de un aumento de la deuda, ha comenzado a perder atractivo internacional, especialmente en un contexto donde su modelo ha demostrado ser menos eficiente. El caso de Rusia también subraya los riesgos del autoritarismo. A pesar de algunos éxitos en el campo de batalla, su economía se está viendo arrastrada por la guerra, y la inflación crece. Los recursos que podrían haberse utilizado para mejorar el futuro del país se están desperdiciando en un conflicto que no parece tener una resolución rápida. La dependencia de la fuerza para sostener un régimen se está volviendo insostenible, lo que deja a los líderes en una situación precaria. No obstante, las democracias no son inmunes a los desafíos. En Europa, la inestabilidad política ha aumentado, en parte debido a la incapacidad de los gobiernos para hacer frente a la agresión rusa y adaptarse a las nuevas realidades económicas. Esta vulnerabilidad es un recordatorio de que, si bien las democracias pueden ser fuertes, también requieren atención y acción constante para prosperar. Los próximos años serán cruciales para determinar el rumbo de Estados Unidos y del mundo. La presidencia de Trump ofrece tanto oportunidades como riesgos. Con la posibilidad de forjar nuevas relaciones internacionales y resolver conflictos, el éxito de su mandato dependerá de su capacidad para navegar en un entorno complejo y, a menudo, contradictorio. A medida que nos adentramos en 2025, la pregunta que persiste es si las democracias serán capaces de aprovechar las oportunidades que se les presentan y, en última instancia, cómo enfrentarán los desafíos que se avecinan.

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