Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En los días posteriores a la reciente elección, ha surgido un notable cambio en el sentimiento, particularmente entre las mujeres negras, que han estado a la vanguardia del activismo político. La Rev. Karri Turner, durante un sermón en la Iglesia Bautista Misionera New Birth en Stonecrest, Georgia, animó a los asistentes a abrazar un momento de descanso en lugar de lanzarse de inmediato a la lucha de las batallas políticas. Este llamado a hacer una pausa ha resonado ampliamente, provocando discusiones sobre el fenómeno más amplio del desapego político que muchos están experimentando. Esta tendencia no se limita a un solo grupo demográfico; muchas personas a lo largo del espectro político están retrocediendo del incesante torbellino de noticias políticas. La audiencia de las principales cadenas de noticias como MSNBC y CNN ha disminuido significativamente, reflejando un creciente movimiento para "apagar las noticias". A medida que los individuos confiesan su desapego, a menudo lo hacen con un aire de culpa, sugiriendo que alejarse de la arena política es de alguna manera un fracaso o una señal de apatía. Sin embargo, alejarse del compromiso constante no debe ser visto como una falta, sino más bien como un acto necesario de autocuidado. El costo de la indignación puede ser alto; agota los recursos emocionales y mentales. Tomarse tiempo para sanar, reflexionar y reconectar con los valores personales y los seres queridos es vital. Como sabiamente señaló la aclamada autora Toni Morrison, la vida no se trata únicamente de crisis; también se trata de amor y magia, recordándonos la importancia del equilibrio. Los críticos pueden malinterpretar este desapego temporal como una rendición, pero la historia nos enseña que la apatía política a menudo es un precursor de un renovado activismo. Después de la elección de Barack Obama en 2008, la aparición del movimiento Tea Party sorprendió a muchos, convirtiéndose en una fuerza formidable no solo contra el liderazgo demócrata, sino también contra el Partido Republicano establecido. El panorama político es dinámico e impredecible, y la respuesta al posible regreso de Donald Trump al poder puede reflejar la disidencia observada durante su primer mandato y la posterior resistencia al presidente Biden. A medida que observamos el gabinete y la dirección política anticipados de Trump, es evidente que hay un considerable descontento público en gestación. Mientras las organizaciones y los estados se preparan para contrarrestar su agenda, el verdadero poder reside en manos de los ciudadanos comprometidos. La voz colectiva de aquellos que actualmente pueden estar retrocediendo dará forma, en última instancia, a la resistencia contra cualquier administración opresiva. Por lo tanto, es imperativo entender que tomarse un descanso no equivale a la inacción. En cambio, puede ser una pausa estratégica, permitiendo a individuos y comunidades reunir fuerzas para las batallas que se avecinan. La energía conservada durante este período de desapego restaurador será crucial para los movimientos políticos del futuro. En estos tiempos de incertidumbre y anticipación, no caigamos en la trampa de la culpa por buscar descanso. En su lugar, reconozcamos que los momentos de reflexión tranquila son tan parte de la lucha por la justicia y la igualdad como las marchas y los mítines. Juntos, nos preparamos para lo que viene, listos para levantarnos cuando llegue el momento adecuado.