Corea del Sur enfrenta una turbulencia política mientras se acerca la votación de impeachment para el presidente Yoon.

Corea del Sur enfrenta una turbulencia política mientras se acerca la votación de impeachment para el presidente Yoon.

Las convocatorias para el impeachment del presidente Yoon Suk Yeol aumentan en medio de temores de ley marcial, con una votación clave programada para el sábado.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política 07.12.2024

El clima político en Corea del Sur ha alcanzado un punto de ebullición a medida que las demandas de destitución del presidente Yoon Suk Yeol se intensifican. Durante una reunión de emergencia del partido gobernante, el Partido del Poder del Pueblo (P.P.P.), la figura clave del partido, Han Dong-hoon, expresó su creencia de que se debe tomar acción inmediata para suspender al presidente de su cargo. Sus comentarios, aunque reflejan una postura personal, señalan un posible cambio dentro del partido que podría llevar a reunir el apoyo suficiente para que el proyecto de destitución pase por la Asamblea Nacional. A medida que la oposición intensifica su retórica, aumentan las preocupaciones sobre la posible reemergencia de la ley marcial bajo el liderazgo de Yoon. Han, resonando sentimientos de los legisladores de oposición, advirtió que si el presidente Yoon permanece en el poder, podría recurrir a medidas extremas para mantener el control. Este temor fue recibido con firme resistencia por parte del ejército, con el teniente general Kwak Jong-geun afirmando categóricamente que las fuerzas armadas no cumplirían con tales órdenes. Su declaración incluyó un compromiso de rechazar cualquier intento de imponer la ley marcial nuevamente, enfatizando el papel del ejército en la protección de la democracia. La situación sigue siendo fluida, ya que los 108 legisladores del P.P.P. se reunieron en una reunión a puerta cerrada que finalmente no logró alcanzar un consenso sobre la presidencia de Yoon. Las tensiones estallaron fuera de la Asamblea, donde los miembros de la oposición exigían responsabilidad, gritando "¡Arresten a Yoon Suk Yeol!" Una votación de destitución está programada para la noche del sábado, con la oposición necesitando al menos ocho votos del campamento gobernante de Yoon para tener éxito. Si la moción es aprobada, Yoon sería suspendido de su cargo mientras la Corte Constitucional delibera sobre su destino, un proceso que podría desestabilizar aún más el panorama político. Las raíces de esta crisis se remontan a la controvertida declaración de ley marcial de Yoon a principios de esta semana, que él promulgó tras el aumento de las tensiones políticas. El breve decreto de seis horas implicó la suspensión de actividades políticas y el despliegue de tropas para tomar control de la Asamblea Nacional. Este movimiento, comparado por muchos con un golpe fallido, provocó indignación en todo el país y generó alarmas sobre la erosión de las normas democráticas en Corea del Sur. La rápida acción de la Asamblea para derogar la ley marcial mostró la resiliencia de las instituciones democráticas, pero el episodio ha dejado una cicatriz duradera en la psique pública. El cambio de opinión de Han respecto a la destitución refleja un consenso creciente entre los legisladores de que las acciones de Yoon representan una seria amenaza para la integridad democrática del país. Su anterior reticencia se debía a temores de incitar más caos, pero las revelaciones sobre las intenciones de Yoon—como los supuestos planes para detener a adversarios políticos—han llevado a una reevaluación de la situación. Las repercusiones políticas de esta crisis son profundas. Las calificaciones de aprobación de Yoon han caído a un mínimo histórico del 13 por ciento, un indicador claro de la desilusión del público con su liderazgo. Las consecuencias se extienden al P.P.P., que ha visto erosionar su propia popularidad como resultado de las decisiones de Yoon. Si la destitución avanza, podría no solo fortalecer la posición de la oposición, sino también profundizar las fracturas dentro del partido de Yoon, complicando aún más el panorama político de cara a las futuras elecciones. A medida que se acerca la votación de destitución, la población surcoreana permanece en vilo. Muchos observan de cerca el drama en desarrollo, sopesando el equilibrio entre la estabilidad política y la imperiosa necesidad de rendición de cuentas en una democracia. Con el espectro de una nación dividida a la vista, las apuestas nunca han sido tan altas para el presidente y el futuro político de Corea del Sur.

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