Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La reciente encuesta realizada por Capitalismo Consciente Perú, en colaboración con el Centro Wiñaq y Datum, ha revelado un panorama preocupante sobre la relación entre el sector empresarial y la política en el Perú. A pesar de que el 66% de los peruanos desea ver a los líderes empresariales más involucrados en cuestiones sociales, el 65% de los empresarios encuestados opta por mantenerse al margen de la política. Este fenómeno no solo refleja una desconexión entre el empresariado y la realidad social del país, sino también una falta de reconocimiento de su potencial para influir en el desarrollo nacional. Es fundamental recordar que el Estado peruano tiene la responsabilidad de abordar los problemas que afectan a la sociedad, pero la ineficacia en su gestión ha llevado a muchos a dudar de su capacidad para encontrar soluciones efectivas. En este contexto, se hace evidente que el sector privado y la academia tienen una oportunidad invaluable para ejercer un liderazgo proactivo, generando propuestas que ayuden a construir un país más fuerte y cohesionado. Sin embargo, la falta de participación activa de los empresarios en la política podría ser un obstáculo para lograr este objetivo. El estudio resalta que, aunque un tercio de los empresarios considera que no es su responsabilidad involucrarse en temas políticos, también existe un reconocimiento entre sus pares sobre la necesidad de nuevos liderazgos empresariales. La política, en su esencia, no se limita a la militancia en partidos o a ocupar cargos públicos; es una práctica que todos los ciudadanos ejercen a través de sus acciones y decisiones cotidianas. En este sentido, el compromiso de los empresarios no debería verse como un sacrificio, sino como una extensión natural de su rol como ciudadanos. Un dato relevante del estudio es que, a pesar de la decisión de no involucrarse políticamente, la mitad de los líderes empresariales cree que su función debería enfocarse en promover ideas y debates que contribuyan al fortalecimiento de la democracia. Esta postura sugiere que hay un deseo latente de participar, aunque las preocupaciones sobre los riesgos reputacionales y las represalias gubernamentales los mantengan en una posición de inacción. Es un dilema que resuena en muchos sectores de la sociedad y que debe ser abordado de manera urgente. Los episodios de crisis social y política en el Perú han sido constantes en los últimos años, lo que plantea la pregunta de qué puede motivar a los líderes del sector privado a involucrarse en la política. Para los empresarios de pequeñas y medianas empresas, el deseo de un Perú mejor para sus familias se presenta como una motivación clave. En contraste, los líderes de grandes empresas tienden a estar más motivados por la defensa de la democracia frente a corrientes radicales que amenazan la estabilidad del país. La desconfianza en la administración de justicia también se destaca como una de las principales preocupaciones del empresariado, ya que refleja el deterioro de la convivencia social. Su compromiso con la lucha contra la corrupción y la promoción de una educación de calidad son vistas como fundamentales para fortalecer la democracia. La agenda política nacional debería incluir temas urgentes como el combate al crimen, la inseguridad ciudadana y las economías ilegales, que son percibidos como amenazas directas a la estabilidad de sus negocios y, por ende, al desarrollo del país. El hecho de que los empresarios se consideren primero ciudadanos sugiere una conciencia creciente sobre la responsabilidad que tienen en el bienestar social. La participación activa en temas públicos no solo es un acto de compromiso con el desarrollo sostenible, sino que también puede ser visto como una inversión en un futuro más estable y próspero para todos. Aquí es donde radica la urgencia de su involucramiento; el costo de la inacción es más alto que el de la participación. Es innegable que el panorama político del Perú requiere de un cambio, y los empresarios tienen la capacidad de ser agentes de dicho cambio. Su involucramiento puede generar un impacto profundo en la sociedad, no solo en términos económicos sino también en la construcción de un tejido social más fuerte y resiliente. La pregunta que queda es: ¿están dispuestos a asumir este rol y contribuir activamente a la transformación del país? La necesidad de un liderazgo empresarial más comprometido es evidente y se vuelve cada vez más imperativa. La historia del Perú está llena de oportunidades perdidas por la falta de acción y unidad. Los empresarios deben reconocer que tienen la responsabilidad de ser parte de la solución, no solo en sus empresas, sino también en la sociedad en general. En un momento donde el país enfrenta tantos retos, ahora es el momento de actuar y de mostrar que los intereses del sector privado pueden alinearse con el bien común. La invitación está clara: es tiempo de que los empresarios del Perú se levanten y tomen un papel activo en la política, promoviendo un diálogo constructivo y proponiendo alternativas viables que lleven al país hacia un futuro más estable y próspero. La historia les está observando, y el momento de actuar es ahora.