Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Cada año, el ritual de cambiar la hora se repite en los Estados Unidos, y 2024 no será la excepción. En Virginia, los residentes se preparan para ajustar sus relojes al horario de invierno, un proceso que se llevará a cabo el domingo 3 de noviembre a las 2 a.m. Esta modificación implica que los ciudadanos deberán atrasar sus relojes una hora, regresando así a la 1 a.m. Este cambio es parte de una iniciativa más amplia que busca aprovechar mejor la luz solar durante los meses más oscuros del año y, simultáneamente, contribuir al ahorro energético en el país. La práctica de cambiar la hora ha sido objeto de debate durante años, y aunque se ha mantenido como una política sólida en EE.UU., no todos están de acuerdo con su implementación. Diversos estudios, incluyendo uno de la Universidad de Harvard, han señalado los efectos adversos que estas modificaciones pueden tener en la salud y el bienestar de las personas. Estos estudios sugieren que el cambio de hora puede afectar el sueño, el apetito e incluso el estado de ánimo de los residentes, lo que lleva a algunos a cuestionar la efectividad de esta práctica. La alteración del reloj no solo afecta la rutina diaria; también se han mencionado preocupaciones sobre la depresión estacional, un fenómeno que puede verse exacerbado por el cambio de hora. Con la llegada del invierno, las horas de luz se reducen drásticamente, y muchas personas pueden experimentar una sensación de desánimo o tristeza. Esto ha llevado a un creciente interés en explorar alternativas al cambio de hora, con un número cada vez mayor de voces que abogan por su eliminación. Por otro lado, es importante destacar que no todos los estados de EE.UU. participan en este ajuste de horario. Estados como Hawái, Puerto Rico, y gran parte de Arizona han optado por no cambiar sus relojes, lo que les permite mantener un horario constante a lo largo del año. Esto plantea una serie de preguntas sobre la efectividad del cambio de hora y si, en realidad, los beneficios superan a los inconvenientes. El hecho de que Virginia, y gran parte del país, continúe con esta tradición resalta una cultura de conformidad con las normas establecidas, a pesar de las críticas. Desde la implementación de la Ley de Horario Uniforme en 1966, el cambio de hora se ha convertido en un aspecto rutinario de la vida en EE.UU., con un impacto significativo en cómo las personas planifican sus actividades diarias. Los residentes de Virginia deben prepararse para este ajuste, que exige que los relojes analógicos y digitales se cambien manualmente. Sin embargo, los dispositivos conectados a internet, como teléfonos móviles y computadoras, realizarán este ajuste automáticamente, lo que simplifica el proceso para la mayoría de las personas. Esta dualidad en la forma de ajustar la hora refleja el avance tecnológico y la adaptación de la sociedad a los nuevos tiempos. A medida que nos acercamos a la fecha del cambio, es crucial que la comunidad esté informada sobre los posibles efectos que puede tener este ajuste en sus rutinas diarias. La salud mental, el bienestar físico y la calidad del sueño son aspectos clave que deben ser considerados en el contexto de este cambio estacional. Las instituciones de salud pública y los expertos en bienestar están comenzando a abordar estas preocupaciones, proporcionando recursos y consejos para ayudar a los ciudadanos a adaptarse de manera saludable. La discusión sobre el horario de invierno también puede abrir un espacio para explorar cambios más permanentes en la política de horarios en EE.UU. En un mundo que avanza rápidamente hacia la tecnología y el bienestar integral, es posible que el cambio de hora se convierta en una práctica obsoleta en un futuro no muy lejano. Mientras tanto, el próximo 3 de noviembre, los residentes de Virginia marcarán el inicio del horario de invierno 2024, un recordatorio del ritmo cíclico de las estaciones y la necesidad de adaptarse a las condiciones cambiantes que nos ofrece la naturaleza. Con un enfoque en la salud y el bienestar, la comunidad tiene la oportunidad de reflexionar sobre cómo estos cambios impactan sus vidas y cómo pueden enfrentar de manera proactiva los desafíos que conllevan.