Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El expresidente de Bolivia, Evo Morales, ha vuelto a acaparar la atención mediática al convocar a una reunión en Villa Tunari, un bastión político del Movimiento al Socialismo (MAS), donde sus seguidores han amenazado con bloquear carreteras para "respetar" su candidatura a las elecciones generales de 2025. Este encuentro, inicialmente planeado como un congreso nacional para renovar la dirección del partido, se transformó en un "ampliado nacional" debido a la negativa del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de supervisarlo. La situación en el MAS refleja una profunda división entre las facciones leales a Morales y las que apoyan al actual presidente, Luis Arce. La falta de consenso entre estas agrupaciones ha llevado al TSE a decidir no validar el congreso, argumentando que las organizaciones sociales, que son la base del partido, no estaban adecuadamente representadas. Morales, por su parte, insistió en que la reunión es necesaria para tomar decisiones que se implementarán en todo el país, desafiando abiertamente a las instituciones electorales y al gobierno. La figura de Morales sigue siendo central en la política boliviana a pesar de su ausencia del poder desde 2019. Durante la reunión, el exmandatario afirmó sentirse "habilitado legalmente" para ser candidato en 2025, una postura que ha generado controversia y resistencia desde el gobierno de Arce. La polarización se intensifica con la advertencia de Santos, uno de los asistentes, quien aseguró que "solamente nos queda defender la sigla y la candidatura de Evo Morales en las carreteras". El contexto político se complica aún más con la reciente anulación de las elecciones primarias, un hecho que Morales ha interpretado como una maniobra del Gobierno para frenar su posible retorno a la presidencia. La decisión de suspender las primarias ha sido objeto de debate, ya que la mayoría de las fuerzas políticas apoyaron esta medida, con la notable excepción de la facción 'evista' del MAS. El TSE ha sido claro en sus advertencias al MAS, que ya ha recibido amonestaciones por no realizar su congreso de renovación directiva. Si la organización política enfrenta un tercer llamado de atención, podría perder su personalidad jurídica, lo que complicaría aún más su situación. Esta amenaza plantea interrogantes sobre el futuro político del partido y la relevancia de Morales en un entorno político en cambio constante. Mientras tanto, el distanciamiento entre Morales y Arce se ha acentuado desde finales de 2021, y ambos líderes parecen estar en una lucha de poder que refleja intereses divergentes. Morales sigue siendo un referente para sus seguidores, quienes están dispuestos a movilizarse para respaldar su candidatura. Sin embargo, el Gobierno se aferra a la interpretación de que el exmandatario no puede volver a postularse, argumentando que ya ha ocupado la presidencia durante un período que debería ser suficiente. La división en el MAS no sólo es un desafío interno, sino que también representa un reflejo de las tensiones sociales y políticas en Bolivia. Las amenazas de bloqueos de carreteras evocan un clima de confrontación que podría escalar en el futuro. En este escenario, Morales parece estar dispuesto a utilizar su influencia y el apoyo de sus bases para presionar al gobierno y al TSE, mientras que las autoridades buscan mantener el control y asegurar un proceso electoral ordenado. El panorama electoral de 2025 se presenta incierto, con la posibilidad de que las movilizaciones a favor de Morales desestabilicen aún más el ya fracturado equilibrio político en el país. Con el MAS dividido y la figura de Morales siendo un tema candente, los próximos meses serán cruciales para determinar no solo su futuro político, sino también el rumbo que tomará Bolivia en un contexto de creciente polarización. La tensión entre las diferentes facciones del partido y la actitud desafiante de Morales sugieren que el camino hacia las elecciones será todo menos tranquilo.