Brasil prohíbe X y se une a la lucha global contra la desinformación en redes sociales

Brasil prohíbe X y se une a la lucha global contra la desinformación en redes sociales

Brasil prohíbe la red social X por su papel en la difusión de noticias falsas, sumándose a restricciones en otros países y generando debate global.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Política 02.09.2024

La red social X, conocida anteriormente como Twitter, ha sido objeto de controversia en varios países por su papel en la difusión de información, y su reciente prohibición en Brasil añade un nuevo capítulo a esta historia. Desde el pasado sábado, el gobierno brasileño prohibió el uso de la plataforma, aduciendo que esta contribuía a la propagación de noticias falsas en un contexto político delicado. Sin embargo, Brasil no está solo en su decisión, ya que varios países han impuesto restricciones similares a lo largo de los años, especialmente aquellos gobernados por regímenes autoritarios. La historia de la prohibición de X comienza con China, que bloqueó el acceso a la red social en junio de 2009, justo antes del 20º aniversario de la represión de las manifestaciones en la Plaza de Tiananmén. Este acto preemptivo por parte del gobierno chino se realizó en un momento en que Twitter aún era poco conocido a nivel mundial. Desde entonces, los ciudadanos chinos han encontrado alternativas como Weibo y WeChat, adaptándose a un entorno de censura que ha sido efectivo en controlar la narrativa del país. El control sobre las redes sociales no es exclusivo de China. En Asia Central, Turkmenistán ha seguido un enfoque similar al restringir el acceso a Twitter y otros servicios a partir de la década de 2010. En este país, donde el acceso a Internet es monopolizado por la empresa estatal TurkmenTelecom, la vigilancia gubernamental es una constante, limitando drásticamente el acceso a información no controlada por las autoridades. Corea del Norte, otro ejemplar de control extremo, prohibió X y otras plataformas como Facebook y YouTube en 2016. Esta acción se alinea con el régimen autoritario que restringe el acceso a la información a un pequeño grupo de élite, mientras el resto de la población vive bajo un sistema de control informático estricto, con escasas oportunidades de acceder a contenido externo. En Myanmar, después del golpe militar en febrero de 2021, las restricciones sobre X se intensificaron, lo que llevó a su prohibición total como respuesta a las protestas masivas. La junta militar ha impuesto una control férreo sobre la información, utilizando la prohibición de la plataforma para sofocar la disidencia y limitar la difusión de información sobre las protestas. Rusia, por su parte, ha tomado medidas severas contra X, ralentizando su acceso desde 2021 y bloqueándolo de forma oficial en marzo de 2022, justo al inicio de la invasión de Ucrania. A pesar de la restricción, muchos rusos han encontrado maneras de eludir la prohibición utilizando servicios de VPN, lo que evidencia el deseo del pueblo de acceder a una plataforma que les permite comunicarse y organizarse. En Pakistán, las autoridades han utilizado el argumento de la seguridad nacional para justificar la prohibición de X justo antes de las elecciones legislativas de 2024. La difusión de acusaciones de fraude electoral a través de la plataforma fue un punto clave en la decisión del gobierno, lo que resalta cómo el control de la información se convierte en una herramienta crucial para quienes se encuentran en el poder. En América Latina, Venezuela ha seguido un camino similar bajo la administración de Nicolás Maduro, quien suspendió el acceso a X en medio de protestas violentas tras las elecciones. Aunque la suspensión se suponía temporal, la realidad es que la prohibición se ha mantenido, reflejando la necesidad del gobierno de controlar la narrativa ante un clima de descontento social. La situación en Brasil, donde un juez del Tribunal Supremo Federal ha bloqueado X por la reactivación de cuentas que debían permanecer suspendidas, muestra cómo el control sobre las redes sociales se está convirtiendo en un tema candente en la política contemporánea. El uso de multas severas para disuadir a los usuarios de intentar acceder a la plataforma a través de VPN es un claro indicativo de la preocupación del gobierno por la influencia de X en el discurso público. La prohibición de X en Brasil, junto con las acciones de otros países, está generando un debate global sobre la libertad de expresión y el control de la información en la era digital. La capacidad de las redes sociales para actuar como plataformas de información y organización es vista como una amenaza por muchos gobiernos, lo que lleva a la imposición de restricciones y bloqueos en diversas partes del mundo. En este contexto, la lucha entre la libertad de expresión y el control estatal se intensifica, planteando preguntas difíciles sobre el futuro del acceso a la información en un mundo cada vez más interconectado.

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