Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La política peruana atraviesa un momento de desconfianza y desencanto, especialmente a poco menos de dos años de las elecciones generales de 2026. Para muchos, el panorama es sombrío; la corrupción, la inestabilidad y el deterioro de las instituciones han llevado a que la ciudadanía sienta que las elecciones son un evento distante, que no cambiará la realidad que viven a diario. Sin embargo, en medio de este contexto desolador, surgen brotes de regeneración política que ofrecen una luz de esperanza. A pesar del pesimismo generalizado, hay un grupo de peruanos y peruanas que, lejos de rendirse ante la adversidad, se están organizando y formando para asumir roles de liderazgo. En este sentido, la escuela de formación política democrática, Recambio, ha sido testigo de un fenómeno alentador: la graduación de cerca de 100 jóvenes provenientes de diversas regiones del país. Estos individuos, con edades que oscilan entre los 20 y 45 años, han decidido dar un paso al frente y prepararse para redefinir la política en el Perú. Este grupo diverso, que representa a más de 20 organizaciones políticas e iniciativas ciudadanas, ha demostrado que la voluntad de cambio es posible incluso en un ambiente polarizado. Su valentía radica no solo en querer asumir un rol activo en la vida política, sino también en estar dispuestos a dialogar y debatir con personas que defienden posturas diferentes. Esta apertura es fundamental en un país donde las diferencias suelen ser vistas como divisiones irreconciliables. En Recambio, se ha fomentado un espacio de aprendizaje donde se valora la diversidad de opiniones. Durante su formación, los participantes tuvieron la oportunidad de convivir y debatir en un entorno seguro, lo que les permitió reconocer que aquellos que piensan distinto no son adversarios, sino personas con experiencias y valores diferentes. Este tipo de interacción es esencial para construir consensos y promover la colaboración en un país que ha sido desgastado por la polarización. La experiencia de los graduados de Recambio es un ejemplo inspirador de cómo las diferencias pueden ser un motor para el entendimiento. Al escuchar a estos jóvenes discutir sobre los desafíos del Perú y cómo pueden contribuir a su solución, se puede vislumbrar un futuro donde la política no sea vista como un campo de batalla, sino como un espacio para la colaboración y el crecimiento colectivo. El compromiso de estos nuevos líderes con el país es un indicativo de que aún hay esperanza. El reto al que se enfrentan es enorme. La desconfianza en los políticos es palpable y el escepticismo está arraigado en la sociedad. Sin embargo, la transformación de la política peruana no es una tarea imposible. Iniciativas como Recambio son pasos cruciales hacia la renovación del liderazgo político, proporcionándoles las herramientas necesarias para actuar con integridad y responsabilidad. Entre abril y agosto de 2026, la sociedad deberá reflexionar sobre el rol que desempeñó en la construcción de un futuro mejor. No podemos dar por perdida la batalla antes de tiempo; el Perú tiene el potencial para ofrecer una nueva clase de políticos, comprometidos con la construcción de un país más justo y equitativo. La clave está en apoyar y promover espacios donde se fomente el respeto y el diálogo. La historia reciente de Perú nos enseña que la apatía y el desinterés son peligrosos. La política no es algo que podamos relegar a un segundo plano; es un aspecto fundamental que afecta nuestras vidas diarias. Por eso, la participación activa, la formación y la disposición para el diálogo son más necesarias que nunca. La apuesta por una política más inclusiva y menos polarizada es una responsabilidad que compete a todos los ciudadanos. El camino hacia la regeneración política está lleno de desafíos, pero también está bordeado de oportunidades. La tarea que tienen por delante los nuevos líderes es ardua, pero su entusiasmo y determinación son un bálsamo para un país que anhela un cambio profundo. Con cada paso que den, con cada debate que mantengan, están construyendo las bases para una política que realmente refleje las aspiraciones del pueblo peruano. El futuro está en sus manos y, con esfuerzo y unidad, el Perú puede y debe aspirar a un destino mejor.