Crisis diplomática entre México y Ecuador por solicitud de asilo de Jorge Glas

Crisis diplomática entre México y Ecuador por solicitud de asilo de Jorge Glas

El conflicto diplomático entre México y Ecuador se intensifica tras la solicitud de asilo para Jorge Glas, rechazado por Ecuador por corrupción.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política 06.08.2024

El reciente desencuentro diplomático entre México y Ecuador ha escalado tras la solicitud de salvoconducto hecha por el gobierno mexicano para facilitar el traslado del exvicepresidente ecuatoriano Jorge David Glas Espinel a un tercer país. Este movimiento se basa en la afirmación de México de que Glas es un "asilado político", sin embargo, la respuesta de Ecuador ha sido contundente y clara: no se concederá salvoconducto alguno. La Cancillería ecuatoriana ha argumentado que, desde el punto de vista jurídico, no es lícita la concesión de asilo a Glas, quien se encuentra actualmente cumpliendo condenas por corrupción. La solicitud de México se formalizó el 5 de agosto y se realizó a través de un acuerdo con Suiza, país que ha mediado en esta controversia. La Secretaría de Relaciones Exteriores de México ha señalado que dicha solicitud se fundamenta en la Convención de Asilo Diplomático de 1954, un tratado internacional que ambos países han suscrito. No obstante, Ecuador no ve viabilidad en el cumplimiento de tal solicitud y ha reiterado su compromiso de no otorgar ningún tipo de asilo a personas que enfrentan cargos de corrupción. Ecuador ha manifestado su decepción ante la decisión de México de no considerar otros tratados internacionales que obligan a los Estados a cooperar en la lucha contra la corrupción. En este sentido, el gobierno ecuatoriano subraya que su postura está alineada con la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción y la Convención Interamericana contra la Corrupción, que enfatizan la importancia de combatir la corrupción en el ejercicio de la función pública. La Cancillería ecuatoriana, encabezada por Gabriela Sommerfeld, ha asegurado que su país sigue siendo un respetuoso del derecho internacional, afirmando que la persecución judicial no tiene motivaciones políticas. Esto contrasta con la imagen que algunos en México han tratado de presentar, en la que Glas sería una víctima de un contexto político adverso. Sin embargo, Ecuador enfatiza que Glas enfrenta serias acusaciones y que su país no está dispuesto a eludir su responsabilidad en la lucha contra la corrupción. Glas Espinel, quien se encuentra actualmente recluido en el centro penitenciario La Roca en Guayaquil, ha sido condenado en dos casos significativos de corrupción: Odebrecht y Sobornos 2012-2016. La pena total unificada por estos casos asciende a ocho años de prisión, además de una orden de prisión preventiva en otro caso que está bajo investigación. A pesar de sus esfuerzos legales, incluyendo dos solicitudes de habeas corpus que han sido rechazadas, su situación jurídica parece insostenible. El conflicto se intensificó cuando, tras la declaración de asilo político por parte de México el 4 de abril de 2024, Glas fue retirado de la sede diplomática mexicana en Quito por las fuerzas de seguridad ecuatorianas. Este incidente condujo al rompimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países, situación que ha generado un clima de tensión y desconfianza. El gobierno mexicano ha defendido su decisión de otorgar asilo a Glas argumentando que la evaluación de su caso se realizó cuidadosamente, tomando en cuenta la información disponible desde diciembre de 2023. Sostiene que la protección internacional concedida a Glas se basa en un compromiso histórico de México para respaldar a aquellos perseguidos por motivos políticos, alineándose con el principio pro persona, que prioriza los derechos humanos. Sin embargo, Ecuador se muestra firme en su posición, afirmando que el gobierno mexicano debe cumplir con sus obligaciones internacionales y entregar a Glas para que enfrente la justicia ecuatoriana. Este enfoque destaca una voluntad de Ecuador de combatir la corrupción y mantener la legalidad, a pesar de las presiones externas. En última instancia, este conflicto es un recordatorio del delicado equilibrio que deben mantener los países en sus relaciones internacionales, especialmente en asuntos tan sensibles como el asilo y la justicia. El desenlace de esta situación no solo afectará a Glas, sino que también tendrá repercusiones importantes en la dinámica diplomática entre México y Ecuador, así como en la percepción internacional sobre la lucha contra la corrupción en la región. Por lo tanto, el futuro de Jorge Glas se mantiene incierto en medio de un mar de complejidades legales y diplomáticas, mientras ambas naciones defienden sus posturas en un escenario que podría definir el rumbo de sus relaciones bilaterales por años venideros.

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