Maduro acusa a TikTok e Instagram de fomentar el odio en medio de crisis venezolana

Maduro acusa a TikTok e Instagram de fomentar el odio en medio de crisis venezolana

Maduro acusa a TikTok e Instagram de ser "multiplicadores del odio" y pide regularlas ante el descontento tras disputadas elecciones en Venezuela.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política 05.08.2024

Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, ha desatado una ola de controversia al calificar a las plataformas de redes sociales TikTok e Instagram como "multiplicadores del odio" en el contexto de las tensiones políticas que atraviesa el país. Durante un reciente acto televisado, el mandatario acusó a estas plataformas de fomentar el descontento social y la división entre los venezolanos, especialmente tras las disputadas elecciones que lo llevaron nuevamente al poder. Maduro argumentó que el uso de estas plataformas carece de regulación en Venezuela, lo que, según él, ha permitido la proliferación de mensajes que promueven el odio y la violencia. En su discurso, hizo un llamado al Consejo de Defensa y al Consejo de Seguridad del país para que formulen recomendaciones sobre el manejo de estas redes, sugiriendo que una mayor supervisión podría mitigar los efectos adversos que él percibe. Este enfoque se da en un contexto de creciente descontento y protestas tras la publicación de resultados electorales que la oposición y una parte significativa de la comunidad internacional rechazan. El presidente no se detuvo ahí. Señaló que los ataques cibernéticos dirigidos contra el sistema informático del Consejo Nacional Electoral (CNE) forman parte de un plan más amplio para desestabilizar al gobierno. En sus declaraciones, enfatizó que estos ataques buscan dividir a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y debilitar la cohesión del país frente a lo que él denomina un "imperialismo norteamericano" que conspira contra su gobierno. La retórica de Maduro refleja un uso estratégico del lenguaje bélico y victimista, empleando la idea de una "guerra" cibernética para consolidar su imagen como un líder que defiende la soberanía nacional. Las protestas que se han desencadenado en respuesta a los resultados electorales han sido violentas, con informes que indican la detención de aproximadamente 2.000 personas y la muerte de varios civiles y militares. La situación plantea interrogantes sobre la capacidad del gobierno de Maduro para mantener el control social y político en medio de una crisis que se ha prolongado por años. La estrategia de culpar a las redes sociales y a actores externos puede ser vista como un intento de desviar la atención de las críticas internas y de la creciente insatisfacción popular. Las declaraciones de Maduro sobre las redes sociales pueden interpretarse como un intento de justificar medidas más drásticas de control de la información. En un país donde la libertad de expresión ha sido constantemente restringida, el llamado a regular plataformas como TikTok e Instagram podría presagiar un endurecimiento en el control de los medios digitales. Esta perspectiva se suma a un panorama ya complejo en el que el acceso a la información se ve comprometido por la censura gubernamental. A medida que las redes sociales se convierten en herramientas cada vez más influyentes en la movilización y organización de protestas, la respuesta gubernamental podría incluir no solo la regulación, sino también potenciales represalias contra los usuarios que promuevan mensajes de oposición. La idea de que estas plataformas son responsables de la propagación del odio podría ser un argumento fácil para justificar acciones contra quienes critican al gobierno en línea. Por otro lado, el papel de Diosdado Cabello, uno de los líderes más influyentes del chavismo, se torna relevante en este contexto. Cabello ha mantenido una línea dura en su oposición a la disidencia y es considerado una figura clave en la estrategia de Maduro para consolidar su poder. La dinámica entre ambos líderes, junto a otros actores del gobierno, sugiere que el núcleo duro del chavismo está decidido a mantener el control a toda costa, utilizando tanto el aparato represivo del Estado como una narrativa de victimización. La situación en Venezuela es un claro recordatorio de cómo el poder se sostiene no solo a través de medidas coercitivas, sino también mediante la manipulación de la información y la opinión pública. Las acusaciones de Maduro sobre el "ciber fascismo" y los "multiplicadores del odio" pueden resonar en un sector de la población que busca respuestas y liderazgo en tiempos de crisis, pero también podrían alienar a aquellos que ven estas afirmaciones como intentos de silenciar el disenso. El desafío para el gobierno de Maduro será navegar en un entorno cada vez más complicado, donde las voces de la oposición, tanto en el país como en el extranjero, continúan en aumento. Las redes sociales, lejos de ser simples plataformas de comunicación, se están convirtiendo en el campo de batalla de una lucha por el poder que, a medida que avanza, podría tener repercusiones significativas en la estabilidad futura de Venezuela. El desenlace de esta disputa no solo afectará al presente, sino que podría dar forma a la narrativa política del país en los años venideros.

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