Impacto de la migración venezolana en Perú: retos y oportunidades para ambos países

Impacto de la migración venezolana en Perú: retos y oportunidades para ambos países

La migración venezolana ha transformado Perú, donde hay 1.5 millones de migrantes. Se requieren políticas para mejorar su integración y regularización.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Política 04.08.2024

El fenómeno de la migración venezolana ha transformado de manera significativa la estructura social, económica y cultural del Perú. Un estudio reciente del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) y CHS Alternativo revela que el Perú se ha convertido en el segundo país de Sudamérica con mayor cantidad de inmigrantes venezolanos, alcanzando cifras alarmantes que elevan la población venezolana en el país a aproximadamente un millón y medio de personas. Este incremento de la migración, que comenzó a notarse con fuerza desde 2016, ha planteado retos y oportunidades para ambos países. La situación migratoria de los venezolanos en Perú es compleja. Se estima que el 51% de los extranjeros en el país se encuentran en situación irregular, lo que se traduce en casi 950,000 venezolanos viviendo sin la documentación adecuada. La falta de información sobre los procesos de asilo es alarmante, ya que uno de cada tres migrantes que ingresa por Tumbes ignora la existencia de este sistema. Esto pone de manifiesto una necesidad imperiosa de aumentar la difusión de información y de mejorar los procesos de regularización para facilitar la integración de esta población. Sin embargo, la percepción de la población peruana respecto a la migración venezolana es ambivalente. Un 82,8% de los peruanos opina que el gobierno no está preparado para integrar a los venezolanos, y este sentimiento es más fuerte entre los jóvenes y personas de niveles socioeconómicos altos. A pesar de esto, la juventud peruana muestra una tendencia más abierta, siendo cuatro de cada diez jóvenes de 18 a 24 años quienes confían en la capacidad de los venezolanos para desempeñar roles laborales en sus negocios. Este contraste en las opiniones refleja una lucha por la aceptación y la integración, que sigue siendo un desafío. El estudio también destaca los riesgos y peligros que enfrentan los migrantes. La trata de personas y la explotación laboral son prácticas cada vez más comunes, alimentadas por la desesperación de quienes buscan mejorar sus condiciones de vida. Este contexto ha llevado a un aumento en la estigmatización de la población venezolana, exacerbada por casos aislados de criminalidad que no reflejan la realidad de la mayoría. La tendencia a generalizar y asociar la migración con la delincuencia es un problema que debe ser abordado con urgencia. Históricamente, la migración ha ido en dirección de sur a norte, pero el éxodo venezolano ha desafiado esta lógica, pues miles de ciudadanos han optado por buscar refugio en países con menos recursos. Esta dinámica ha sido un fenómeno inédito para América del Sur, creando una presión sin precedentes sobre los sistemas de salud, educación y empleo en países como Perú. Desde su llegada, los migrantes venezolanos han pasado por diferentes etapas, cada una marcada por cambios en las políticas migratorias y la situación económica tanto en Venezuela como en Perú. La primera ola de migrantes, entre 2016 y 2017, estaba compuesta en su mayoría por profesionales y técnicos que encontraron en Perú una oportunidad de empleo. La apertura de fronteras y la creación del Permiso Temporal de Permanencia facilitaron la llegada de una población que inicialmente se integró con relativa facilidad. La segunda ola, entre 2018 y marzo de 2020, trajo consigo una rápida e inusitada migración debido al desespero por la crisis en Venezuela. Sin embargo, este crecimiento fue acompañado por el aumento de actitudes xenofóbicas en Perú, evidenciadas por la competencia en el empleo y el surgimiento de delitos, aunque estos últimos representaban una porción muy pequeña de la población venezolana. Con la llegada de la pandemia, el panorama cambió drásticamente. Muchos venezolanos se convirtieron en trabajadores esenciales, contribuyendo a la respuesta sanitaria en un momento crítico, lo que subraya su valiosa aportación a la economía peruana. Sin embargo, la recuperación económica fue lenta y sobrepasó a los servicios disponibles, lo que llevó a un aumento de la mendicidad y la criminalización de la migración. A partir de mediados de 2022, la migración irregular se convirtió en la norma, lo cual no solo complicó la situación de los venezolanos, sino que también facilitó la entrada de organizaciones criminales que han comenzado a transformar el panorama de la seguridad en el país. La presencia del Tren de Aragua y otras bandas ha generado un clima de violencia y extorsión que afecta a todos los peruanos, y que se ha vinculado erróneamente a la migración venezolana. Ricardo Valdés, director de CHS Alternativo, señala que, aunque el Perú es un país receptor de migrantes, también ha enviado a millones de peruanos al exterior. Este intercambio migratorio debe ser considerado en su totalidad, con una visión que contemple las contribuciones que los migrantes venezolanos hacen al país. Se estima que estos ciudadanos están generando un impacto positivo en el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) peruano, evidenciado por estudios que proyectan un crecimiento debido a la labor de los inmigrantes. La investigación resalta que, aunque la migración venezolana ha sido vista en ocasiones de manera negativa, es crucial reconocer su potencial. Este grupo no solo colma vacantes laborales que muchos peruanos no están dispuestos a ocupar, sino que también contribuye al crecimiento de la economía al generar demanda de bienes y servicios, incrementando así la reinversión en el país. En conclusión, el fenómeno migratorio en Perú es una realidad compleja que exige un enfoque integral y sensible. La situación de los migrantes venezolanos no debe ser vista únicamente desde la perspectiva de problemas y peligros, sino también como una oportunidad para enriquecer la sociedad peruana, abriendo espacios para la colaboración y la integración. Con políticas adecuadas que faciliten la regularización y fomenten una convivencia armónica, el Perú podrá beneficiarse del capital humano que representa la migración venezolana.

Ver todo Lo último en El mundo