Crisis en Venezuela: aliados del chavismo cuestionan la estabilidad del régimen

Crisis en Venezuela: aliados del chavismo cuestionan la estabilidad del régimen

El régimen de Maduro enfrenta un desmoronamiento inesperado, incluso perdiendo apoyo de aliados como Lula y Fernández ante inminentes elecciones.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política 27.07.2024

El actual panorama político en Venezuela se presenta como un fenómeno inesperado para muchos, incluyendo a antiguos aliados del régimen chavista en la región, como el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el ex presidente argentino Alberto Fernández. La inminente elección del próximo domingo ha llevado a una serie de interacciones y desencuentros que reflejan la descomposición acelerada del gobierno de Nicolás Maduro, quien heredó el poder de Hugo Chávez hace once años. La velocidad con la que se desmorona la dictadura ha sorprendido incluso a aquellos que antes la respaldaban. En las últimas 48 horas, las manifestaciones de los actores políticos y militares han dejado claro que la situación en Venezuela es más precaria de lo que muchos habían anticipado. Nicolás Maduro Guerra, hijo del dictador, reveló que la familia ya discute un posible futuro en la oposición si los resultados electorales no favorecen al régimen. Esta declaración es significativa, pues sugiere que en el seno del poder chavista comienzan a contemplar la posibilidad de una derrota, un hecho que era impensable hace solo algunos años. El general Vladimir Padrino López, ministro de Defensa y figura clave en la protección del régimen, sorprendió al declarar que las Fuerzas Armadas no se pondrán del lado de ninguna de las partes en el proceso electoral. Esta posición de "neutralidad" es un giro inesperado que podría indicar un cambio en la dinámica de poder dentro de las fuerzas armadas, que en el pasado se habían mostrado leales a Maduro. La decisión de Padrino de no jugar el papel de árbitro en las elecciones marca un hito que podría influir en el futuro inmediato del país. No obstante, no todos los comandantes comparten esta visión conciliadora. El jefe del Estado Mayor Conjunto, Domingo Hernández Lárez, ha mostrado una postura más combativa, publicando en redes sociales su desdén hacia la oposición. Esta división dentro de las Fuerzas Armadas podría ser un indicativo de la fragilidad del régimen y de la falta de cohesión que alguna vez fue su sello distintivo. En medio de este clima de incertidumbre, el ex presidente argentino Alberto Fernández se preparaba para actuar como observador de las elecciones en Venezuela, pero fue desinvitado por el propio Maduro. La justificación que recibió Fernández para tal decisión revela la creciente incomodidad que el régimen siente ante las críticas externas, especialmente cuando provienen de aliados históricos. La desconfianza hacia figuras como Fernández y Lula pone de manifiesto la precariedad del respaldo internacional que solía disfrutar el chavismo. Lula, que en el pasado fue un firme defensor de Chávez y Maduro, ha expresado su malestar con las declaraciones alarmistas de Maduro sobre posibles conflictos violentos tras la elección. Sus palabras fueron respaldadas por Fernández, quien también hizo eco de la necesidad de que quien pierda en las urnas acepte su derrota. Este cambio de tono de parte de líderes que antes ofrecían su apoyo incondicional señala un cambio en la percepción sobre el régimen en Caracas. El contacto entre Lula y Maduro, que antes se caracterizaba por la cercanía, ahora se ha vuelto tenso. Incluso, Maduro llegó a sugerir irónicamente que Lula debería tomarse un "té de manzanilla" mientras espera los resultados de las elecciones. Este comentario, que refleja una mezcla de sarcasmo y desdén, puede interpretarse como un intento de desestimar las preocupaciones de sus aliados sobre el rumbo de su gobierno. Durante años, Lula y otros líderes latinoamericanos jugaron un papel crucial en la legitimación de las elecciones en Venezuela, a menudo apoyando a Maduro con recursos y asesoría política. Sin embargo, la situación actual pone en evidencia que el respaldo internacional que solía ser un pilar del chavismo se ha comenzado a desmoronar, junto con el propio régimen. El clima de desconfianza y la falta de apoyo entre los antiguos aliados no solo afectan la percepción internacional del régimen, sino que también podrían tener consecuencias internas significativas. La posibilidad de que las Fuerzas Armadas se mantengan al margen del conflicto electoral indica que el régimen podría enfrentar una resistencia desde dentro, algo que no se había visto en el último decenio. La descomposición del régimen chavista no solo es un fenómeno que afecta a Venezuela, sino que también altera el equilibrio político en toda América Latina. La pérdida de aliados como Lula y Fernández es un signo de los tiempos, y abre la puerta a un nuevo capítulo en la historia política de Venezuela, donde la transición hacia una nueva forma de gobierno podría estar más cerca de lo que muchos imaginan. La situación es, sin duda, un epílogo de la cleptocracia chavista, que, a pesar de sus intentos de mantenerse en el poder, parece estar llegando a su fin.

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