La visita de la presidenta Boluarte a China y sus implicaciones para el Perú

La reciente noticia de la aceptación de la invitación para que la presidenta Boluarte realice una visita de Estado a China ha generado diversas opiniones y reflexiones en el ámbito político y económico del Perú. Este viaje oficial no debería ser una sorpresa, considerando que desde el 2005 todos los presidentes peruanos han realizado visitas a China, con la excepción de Sagasti y Castillo. La representación en el ámbito internacional es un deber de la mandataria, y velar por una política exterior estable y predictible es fundamental para mejorar la imagen del país y promover su desarrollo a través de la cooperación internacional. La relación bilateral entre China y Perú ha sido fortalecida a lo largo de los años, marcando hitos importantes como el Acuerdo de Asociación Estratégica firmado en 2008 durante la gestión del presidente Alan García. Este acuerdo ha sentado las bases para una cooperación más estrecha en áreas como el comercio, la inversión, la ciencia, la tecnología y la cultura, y ha sido continuado por los siguientes presidentes. La relación con China se ha consolidado como una de las pocas políticas de Estado consistentes en el país, a pesar de los cambios de gobierno y la inestabilidad política. La próxima reunión de líderes de APEC en noviembre, donde se espera la visita del presidente Xi Jinping a Perú para inaugurar la primera etapa del Megapuerto de Chancay, representa una oportunidad para reforzar la relación bilateral y establecer objetivos más precisos en términos de cooperación económica. Es fundamental diversificar la gama de productos que Perú exporta a China, además de resolver temas como el reconocimiento mutuo de autoridades sanitarias y fitosanitarias para facilitar el acceso a ambos mercados. El Gobierno peruano debe plantear líneas claras de política para el desarrollo del país, promoviendo la inversión en infraestructura y el salto tecnológico en telecomunicaciones y otros servicios. Es fundamental fortalecer las Zonas Económicas Especiales (ZEE) y atraer inversiones serias para fomentar el desarrollo en todas las regiones del país, no solo en Lima. Limitar las contrarreformas en educación y volver a la meritocracia educativa son pasos necesarios para generar el capital humano requerido para el siglo XXI. Mejorar la calidad del gasto público y asegurar que las inversiones extranjeras contribuyan a mejorar la calidad de vida de los peruanos son objetivos clave para el futuro del país. Es necesario que las inversiones que atraigamos de China y otros países se traduzcan en beneficios tangibles para la población, y que se promueva un desarrollo equitativo y sostenible en todas las regiones del Perú. La visita de la presidenta Boluarte a China es una oportunidad para fortalecer los lazos bilaterales y establecer compromisos que impulsen el desarrollo y la cooperación entre ambos países.