Reforma en la Comisión de Ética del Congreso: Controversias y Debates

Reforma en la Comisión de Ética del Congreso: Controversias y Debates

Reforma propuesta para la Comisión de Ética del Congreso genera controversia y debate. Se cuestiona su efectividad ante casos de blindaje y falta de transparencia. ¿Será el cambio necesario?

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Política 14.06.2024
En medio de un clima de cuestionamientos y críticas, la Comisión de Ética del Congreso ha sido el epicentro de controversias y debates acalorados en los últimos días. La propuesta del presidente de este grupo de trabajo, Diego Bazán, de reformar la comisión para incluir a personas externas al Parlamento ha generado una serie de opiniones divididas y ha puesto en tela de juicio la efectividad de las medidas adoptadas hasta el momento. Durante la más reciente sesión de la Comisión de Ética, Bazán adelantó su intención de presentar un proyecto de ley para modificar el funcionamiento de este grupo de trabajo, con el objetivo de involucrar a personalidades ajenas al Congreso en la toma de decisiones relacionadas con posibles infracciones éticas de los parlamentarios. Esta propuesta ha sido recibida con escepticismo por algunos sectores, que consideran que no aborda de manera integral la problemática de los blindajes y la falta de transparencia en el tratamiento de casos éticos. Uno de los puntos más álgidos en esta discusión ha sido el manejo de los casos de supuestos "mochasueldos" que involucran a congresistas como Soto, Acuña, Portero y Tello, quienes han sido blindados por la Comisión de Ética, generando críticas y descontento en la opinión pública. La falta de sanciones efectivas y la percepción de impunidad han generado un clima de desconfianza en la labor de esta comisión y en la capacidad del Congreso para autorregularse. La propuesta de Bazán de incluir a personalidades externas en la Comisión de Ética no es nueva en el panorama político peruano. En el pasado, se han presentado iniciativas similares que buscaban dotar a este grupo de trabajo de mayor independencia y objetividad en el tratamiento de casos éticos. Sin embargo, las resistencias internas y la lucha por el control de esta comisión han impedido hasta ahora la materialización de estas propuestas. Alberto de Belaunde, excongresista y defensor de la reforma de la Comisión de Ética, considera que la propuesta de Bazán es un paso en la dirección correcta, pero que no resuelve de manera integral el problema de los blindajes y la falta de sanciones efectivas. Según De Belaunde, es necesario que la responsabilidad final recaiga en el pleno del Congreso, para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas en la sanción de faltas éticas. En contraposición, la ex presidenta de la Comisión de Ética Fabiola Morales, actual regidora metropolitana de Lima, se muestra en desacuerdo con la propuesta de incluir a personas externas en este grupo de trabajo. Morales argumenta que la experiencia y la capacidad de manejo de situaciones complejas son fundamentales para ejercer esta función de forma efectiva y en concordancia con los principios éticos establecidos. Por su parte, el abogado Alejandro Rospigliosi, experto en derecho parlamentario, critica la gestión de Bazán al frente de la Comisión de Ética, señalando que su presidencia ha estado marcada por el fracaso en la aplicación de sanciones efectivas y la falta de transparencia en el tratamiento de casos éticos. Rospigliosi considera que la propuesta de modificar la composición de la comisión puede ser un primer paso para cambiar la dinámica actual, pero que se requiere un compromiso real con la rendición de cuentas y la lucha contra la impunidad en el Congreso. En medio de estas controversias, la labor de la Comisión de Ética ha sido puesta en entredicho y su capacidad para sancionar de manera efectiva a los parlamentarios ha sido cuestionada. La necesidad de reformar este grupo de trabajo y dotarlo de mayor independencia y objetividad se ha convertido en un tema central en la agenda política peruana, en un contexto marcado por la crisis de confianza en las instituciones y la percepción de impunidad en la clase política. En este escenario de incertidumbre y debate, la propuesta de Diego Bazán de reformar la Comisión de Ética se presenta como un primer paso hacia la búsqueda de soluciones a los problemas de blindaje y falta de transparencia en el Congreso. Sin embargo, las resistencias internas y las diferencias de opinión sobre la mejor forma de abordar esta problemática plantean un desafío importante para lograr consensos y avanzar hacia una mayor rendición de cuentas y ética en la función parlamentaria.
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